Domingo 07 de diciembre 2025

Adiós a otra dictadura



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En 1978 estuvimos en los mismos afanes de ahora: tratando de despedir a una dictadura que había comenzado en 1971, pero no resultó muy fácil.



Son como la hierba mala: no se las puede eliminar rápido porque tienen muchas raíces difíciles de extirpar.



Los coletazos de aquella dictadura produjeron tres golpes militares con la intención de ignorar los resultados de las elecciones realizadas en 1978, 1979 y 1980.



Hubo que esperar hasta 1982 para reimplantar la democracia y que los militares golpistas acepten que no debían desconocer elecciones sólo porque no les haya gustado el resultado.



Van más de cuarenta años que los militares viven sometidos a una severa abstinencia política, aunque sus ingresos se hayan diversificado durante la dictadura instaurada en 2006.



Y aquí estamos ahora, tratando de despedir a esa dictadura, que es diferente porque milita en una transnacional poderosa, cuya ideología es solamente la droga y el dinero que produce.



Lo que hace esta dictadura para no ser despedida del todo es usar los dólares que tiene, que son muchísimos, para comprar todo lo que esté en venta, desde partidos hasta personas.



Quizá lo que más le duele al jefazo que maneja la dictadura iniciada en 2006 es haber logrado solamente 3,17% de los votos el 17 de agosto pasado, pero se resigna pensando que ha transferido sus simpatías a una sigla de políticos codiciosos.



Una de las raíces más profundas y difíciles de extirpar de esta hierba mala es el sistema del fraude electoral instaurado y administrado por la empresa venezolana Smartmatic.



Se trata de una empresa que tiene entre sus mayores logros haber hecho fraude en Estados Unidos, en España y, por supuesto, en otros países menores, como el nuestro.



En agosto hizo que aparezcan 1,4 millones de votos que habían sido ignorados por las encuestas, con lo que los bolivianos resultaron los únicos ciudadanos del mundo que se sorprendieron con el resultado de unas elecciones en las que acababan de votar.



Nadie podía entender cómo fue que una candidatura opaca haya salido primera, y ahora esa curiosidad ha crecido, cuando los sujetos muestran su pobre catadura: piden la ayuda de los militares..



En suma, que no será fácil derrotar y despedir a la dictadura del narcotráfico porque, para comenzar, tiene todo el dinero que se necesita.



Los observadores de la OEA que están a punto de llegar para la segunda vuelta quizá puedan preguntar al TSE qué hizo con las observaciones dejadas en 2019, observaciones que obligaron al cocalero Morales a anular aquellas elecciones.

Siglo21bolivia.com