Lunes 08 de diciembre 2025

Científicos captaron un asombroso puente de estrellas que conecta dos galaxias lejanas



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INFOBAE.- En el vasto lienzo del universo, a 700 millones de años luz de la Tierra, dos galaxias titilan como faros atrapados en un antiguo abrazo de gravedad. Entre ellas se extiende un hilo lumínico de un millón de años luz, un puente tejido con estrellas errantes que dejaron atrás sus hogares para surcar el espacio oscuro.

El hallazgo no fue obra de un instante fortuito, sino el resultado de miradas pacientes que, durante años, fueron recogiendo destellos imperceptibles a simple vista. Con la precisión de un artesano de la luz, los científicos ensamblaron 28 horas de observaciones capturadas por la Cámara de Energía Oscura en las alturas del Observatorio de Cerro Tololo, en Chile.

Así emergió, como una acuarela en la penumbra, la silueta tenue de este puente estelar, revelando un lazo invisible que une a dos titanes galácticos en su eterno pulso gravitacional.

En concreto, el descubrimiento astronómico reciente reveló un fenómeno extraordinario en el cúmulo de galaxias Abell 3667, donde un puente de estrellas que se extiende a lo largo de un millón de años luz, conecta dos de las galaxias más brillantes del cúmulo. Esta corriente estelar, extremadamente tenue, es el resultado de un poderoso tira y afloja gravitacional que extrae estrellas de una galaxia y las deposita en otra, ofreciendo una oportunidad única para estudiar la dinámica de la materia visible y la invisible.

El puente descubierto no es un simple grupo de estrellas aisladas. Se trata de luz intracúmulo (ICL), un brillo difuso emitido por astros que perdieron su hogar original debido a interacciones gravitacionales extremas.

En este caso, el proceso se desencadenó durante la colisión y fusión progresiva de dos cúmulos galácticos más pequeños que dieron origen a Abell 3667 hace aproximadamente mil millones de años. Cada uno de esos cúmulos poseía una galaxia central dominante y varias satélites que, a medida que se acercaron, comenzaron a intercambiar materia.

La acumulación de observaciones fue clave para detectar el puente, cuyo brillo superficial es tan bajo que normalmente pasa inadvertido. Englert explicó que “fue una feliz coincidencia que tanta gente hubiera fotografiado Abell 3667 a lo largo de los años, y que pudiéramos recopilar todas esas observaciones”.

El hallazgo también sirve como anticipo de lo que se podrá lograr con el Observatorio Vera C. Rubin, que iniciará operaciones completas a finales de 2025 o principios de 2026. Su proyecto insignia, el Legacy Survey of Space and Time (LSST), registrará el cielo austral con una profundidad y cobertura sin precedentes durante diez años, utilizando la cámara digital más grande del mundo. Según Englert, “lo que hicimos es solo una pequeña muestra de lo que Rubin podrá hacer. Realmente va a revolucionar el estudio del ICL”.

El aspecto visual de JO171 y la presencia del puente la convierten en una pieza clave para entender la evolución de Abell 3667. En los cúmulos en proceso de fusión, como este, las fuerzas gravitacionales y las interacciones con el gas caliente entre galaxias provocan pérdidas de materia estelar y gaseosa, moldeando el destino de cada componente del sistema.


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