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Si algo tendremos los bolivianos para recordar siempre, es que el Movimiento Al Socialismo de Evo Morales, primero y Luis Arce, después, dejan un país completamente dividido y en una crisis económica que no se veía en los últimos 40 años.
Dividido porque desde el MAS se encargaron de sembrar la semilla del odio, del racismo y la discriminación que muy bien supieron utilizar para lograr sus oscuras metas de tener el control total en Bolivia. "Hemos venido para quedarnos 50 años", dijeron.
En ruinas porque es bien sabido por todos que Bolivia, en este momento, atraviesa por su peor crisis del gas que en la era del MAS llenó las arcas del Estado y esos recursos fueron despilfarrados. No hay dólares y su precio se ha duplicado y hasta triplicado en algún momento, provocando alza de precios en todos los productos, especialmente de la canasta familiar. El combustible escasea en el país, al extremo que muchas actividades, como el transporte público se han reducido hasta en un 70%.
Lamentablemente, este es el país que recibirá el electo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira el 8 de noviembre, país que tendrá que recomponer en corto tiempo, ya que todo el pueblo boliviano espera soluciones inmediatas a estos serios problemas. Lo bueno, es que el nuevo gobierno sabe lo que le toca recibir y no habrá sorpresas.
Pero, lo más difícil de recomponer será, sin duda alguna, la división que ha sufrido Bolivia, donde oriente y occidente han sido utilizados para fines político-personales sin importar la democracia, la unidad como país y el respeto a su gente que quiere vivir en cualquier parte de Bolivia sin ser discriminado.
El nuevo gobierno tendrá también la difícil tarea de lidiar con los que hasta el 8 de noviembre han manejado el país y que anhelan volver a como dé lugar y con los que se quedan en las instituciones en mandos altos o medios y que son los que han vivido de la política y son causantes de la gran corrupción que impera en las dependencias del Estado.
Rodrigo Paz no tiene el apoyo total de la Asamblea Legislativa, por lo que tendrá que apelar a su capacidad negociadora para lograr muchos de los objetivos y promesas electorales que hizo, ya que de lo contrario poco podrá hacer y será otro preso del Legislativo como lo es en este momento el gobierno del MAS versión Luis Arce.
Lo otro es que los cambios deben venir de inmediato antes de que se enfríe o pase la efervescencia electoral. Y las soluciones a la crisis del combustible también deben ser inmediatas, ya que así lo prometió el presidente electo. "Al dia siguiente de posesionarnos", dijo que habría combustible en todo el país.
Ojalá que sus gestiones y negociaciones previas tengan un buen resultado y estos problemas puedan desaparecer, para que de esa manera su gestión no se vea empañada por las protestas ante las promesas incumplidas.
Sin duda es un inicio de gestión muy difícil que, esperamos como pueblo boliviano, que el presidente electo pueda ser lo suficientemente ejecutivo como para darle tranquilidad y esperanza al país que ha vivido 20 años con un gobierno de izquierda cocalero que frenó el desarrollo económico.