Sábado 13 de diciembre 2025

Elmer Herrera

El ex embajador de Bolivia en los EEUU se fue sin entender qué significa representar a Bolivia

Bolivia sufrió su propio 9/11. La autoría de este atentado a la diplomacia boliviana se la debemos al ex embajador de los masistas en Estados Unidos, Gustavo Guzmán, cuyo triste paso por Washington terminó cuando el Departamento de Estado decidió echarlo, devolviendo gentilezas, precisamente el 11 de septiembre de 2008. ¿Casualidad o coincidencia?
Atentado que se veía venir. La primera alarma sonó con el fallido nombramiento como embajador del ahora agitador de los movimientos sociales, Sacha Lorentti. En la capital de Estados Unidos poca o ninguna suerte habría tenido ese extremista, defensor...


  • 13-11-2008
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Bolivia sufrió su propio 9/11. La autoría de este atentado a la diplomacia boliviana se la debemos al ex embajador de los masistas en Estados Unidos, Gustavo Guzmán, cuyo triste paso por Washington terminó cuando el Departamento de Estado decidió echarlo, devolviendo gentilezas, precisamente el 11 de septiembre de 2008. ¿Casualidad o coincidencia?

Atentado que se veía venir. La primera alarma sonó con el fallido nombramiento como embajador del ahora agitador de los movimientos sociales, Sacha Lorentti. En la capital de Estados Unidos poca o ninguna suerte habría tenido ese extremista, defensor de los derechos huma-nos y las huestes cocaleras cuando Evo Morales era todavía dirigente sindical.

Este atentado continuó con el nombra-miento de Gustavo Guzmán —autodefinido como lúcido periodista— como jefe de la diplomacia boliviana en Washington. Con esta “punta de lanza”, el gobierno de Evo Morales llenó embajadas, de comunistas, izquierdistas fracasados y sus familiares, como representantes de un gobierno indígena. ¿Indígena? En realidad es un simple “cliché” vendible a las o­nG en Estados Unidos y en Europa.

La misión imposible del “Tom Kruise boliviano”
Al salir de Bolivia Guzmán declaraba: “parte de mi misión es establecer nexos entre ambos países, y sobre todo informar al mundo que Bolivia es una Patria poblada de Indios”.

Esta altisonante afirmación caía en el abismo del cinismo y la manipulación, al comprobar que el ex embajador se puso como secretaria privada y agregada cultural a una “gringa” (Amie). Otro súbdito estadounidense, Tom Krusse, se coronaba como el verdadero jefe de la diplomacia boliviana, pues era él quien definía la agenda bilateral entre Estados Unidos y Bolivia.

Choquehuanca, Guzmán, Cuadros y otros obedecían lo que ordenaba Krusse, quien ahora disfruta de su jugoso sueldo en la fundación Rockefeller y de su flamante yate, en el Yatch Club, después de haber utilizado su doctrina, primero como uno de los ideólogos de la Guerra del Agua en Cochabamba (2002) y después como asesor y traductor de este régimen.

Cuentan quienes conocen a ese “gringuito”, que tenía a sus hijos en el colegio Calvert y pagaba por ello sólo 24 mil dólares al año. En las esferas altas del gobierno, asesores —como Krusse— y ejecutivos de las o­nG ligadas al gobierno son parte de la nueva oligarquía que ha parido el MAS. Para Tom Krusse estos lujos resultaron insuficientes y mostrándoles a sus amigos masistas el dedo central de su mano derecha, se fue a trabajar a la fundación del archimillonario. Amie, se aprovechó también cuando Evo Morales reclutaba para su gobierno a quienes fueron sus escribidores, y siguió el mismo camino que Tom.

Sobre la fallida extradición de Sánchez de Lozada, Guzmán llegó asumiendo que Estados Unidos era como Bolivia, donde el gobierno usa a la Policía y Fuerzas Armadas para detener a sus enemigos políticos. Diplomáticos opinan que Guzmán llegó sin entender Washington, sin conocer el sistema político, sin ser tomado en serio, sin entender el idioma… y se fue en la misma condición.

Decía Guzmán: “Si alguna misión (imposible) política tengo yo en Estados Unidos se puede resumir en una sola palabra: “justicia”. Hacer que reciba el señor Sánchez de Lozada el exhorto suplicatorio para su extradición. Pero lo que más me interesa en Estados Unidos es convocar a la solidaridad internacional para cumplir con esta tarea”.

No hizo ni lo uno ni lo otro. Más bien, se hizo famoso invitando a embajadores a una fiesta cuyo requisito era que vayan acompañados de sus empleadas domésticas. Ningún embajador, a excepción del cubano, asistió a esa curiosa convocatoria.

Guzmán optó por el camino equivocado. En un país donde todo tiene sus procedimientos quiso hacer lo que se acostumbra en Bolivia: meter bulla y sacar  gente a las calles. Pero nunca tuvo capacidad de convocatoria. El 7 de Octubre de 2006 convocó a una marchar frente a la casa de Gonzalo Sánchez de Lozada, ubicada a unas cuadras de la embajada donde residía Guzmán. No sabemos cómo, pero apareció en esa marcha el sindicalista Oscar Olivera, quien se alojó en la embajada de Bolivia junto con el abogado Rogelio Mayta. El reducido grupo de marchistas se disolvió en el acto ante la presencia de la Policía.

Hasta su partida no se presentó el exhorto suplicatorio para extraditar a Sánchez de Lozada y a Sánchez Berzaín (quien goza de asilo político). El Departamento de Estado dejó entrever esa incompetencia, asegurando no tener ninguna petición formal para extraditar a estos prófugos de la justicia boliviana.  Mientras el gobierno tenga este tipo de “diplomáticos” y no respete la institucionalidad de la justicia, personajes como Goni y el Zorro seguirán de vacaciones en este país del Norte.

Otra de las tareas de Guzmán era la ampliación de las Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA), cuyos beneficios servían a las exportaciones bolivianas. El gobierno está como el ciego de mi barrio: “Primero te patea la canilla y luego te extiendo la mano para pedirte limosna”.

Lo cierto es que Bush, gracias a la altisonante célebre frase de Evo “sin miedo al imperio, hoy declaro al señor (Philip) Goldberg persona no grata”, no actuó como un sordo. Si “sin miedo al imperio” hoy producimos más coca, razón por la cual el presidente Bush suspende  el programa dejando  a más de 50.000 personas sin empleo. Los más perjudicados están en El Alto y Cochabamba, los principales bastiones políticos del partido de gobierno.

Sin los gringuitos Amie y Tom, se ha visto hoy el fracaso de la misión encabezada por el ministro Luis Arze y el Zar de la droga Felipe Cáceres, quienes vinieron la segunda semana de Octubre con un chantaje descarado: «si no hay ATPDEA, los miles que pierdan sus empleos engrosarán las filas del narcotráfico». Por mucho que lleguen emisarios, amparados en o­nG financiadas por Hugo Chávez, decenas de miles han quedado sin empleo con pérdidas de más de 380 millones de dólares. 

Gustavo Guzmán, como diplomático

Ser embajador en los Estados Unidos es una de las metas de cualquier diplomático… pero de carrera; lo que significa que debe estar bien ubicado en la política y economía internacional, hablar mínimamente dos o tres idiomas, tener idea básica del protocolo  y las formalidades del ambiente diplomático mundial. ¿Por ser un país de “indios” debemos obviar todo eso? Parece que el Sr. Guzmán así lo creyó. Los hechos lo demuestran:

El ingenuo e inocente

Cuando Evo Morales llegó en abril del 2008 por segunda vez a Nueva York, Guzmán le concertó cita con el congresista Gregory W. Meeks, diputado demócrata de raza negra en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. En esa oportunidad Morales le dijo que simpatizaba con la candidatura de Barack Obama por el Partido Demócrata, pero grande fue su sorpresa cuando el congresista le aclaró que él apoyaba la candidatura de Hillary Clinton. ¿Quién no hizo su trabajo de orientar al presidente Morales en tan delicados lances? El periódico La Razón reportó que Guzmán admitió desconocer la política de Nueva York  y cómo se trabaja en esa urbe.

El frustrado

Marcela Sánchez del Washington Post, en su nota del 27 de abril del 2007 señalaba que una invitación el 30 de marzo del embajador boliviano al cuerpo diplomático latinoamericano comenzaba como cualquier otra, pero el resto era terriblemente innovador: "Si tiene usted una empleada doméstica, le ruego animarla a acompañarnos". La respuesta fue el silencio y el vacío.. Sólo un representante de la Sección de Intereses Cubanos hizo acto de presencia.

Los organizadores, pocos activistas locales y algunos empleados domésticos celebraron solos la fecha. Para compensar ese fracaso la embajada se convirtió en sala de cine, a la que asistían los amigos de Guzmán e izquierdistas que buscaban donde pasar su tiempo. Las marchas de Guzmán para responder a las organizadas por residentes de las regiones autónomas, apenas aglutinó a empleados del consulado, embajada y representantes de Bolivia en organismos internacionales. Siempre asistían, empero, miembros de o­nGs izquierdistas, gente del FMLN, Cuba y Venezuela, a gritar por Bolivia. A eso se reducía la solidaridad internacional.

El mentiroso

En cierta ocasión, el ex embajador dijo a la agencia EFE haber sido convocado al Departamento de Estado por la posibilidad de «abrir una oficina para pueblos indígenas» y no por las declaraciones de Evo Morales sobre la “conspiración del embajador de EEUU en Bolivia”. Luego, Guzmán admitió haberse encontrado con el subsecretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Craig Kelly, pero aclaró que se trató de una reunión de cortesía y no de una convocatoria. Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado, en su rueda de prensa diaria, dijo el 16 de noviembre de 2007 que Kelly convocó a Guzmán para pedirle que el Gobierno boliviano deje de difundir «acusaciones infundadas».

Más recientemente, el ex embajador prometió a dos congresistas estadounidenses de alto nivel, Christopher Dodd y Xavier Becerra, en viaje a Bolivia, una reunión con el presidente Evo Morales. Esa reunión no se dio porque, prácticamente, el presidente los ignoró. Supuestamente el compromiso de esa reunión fue oficial, pero ¿qué lugar daba el gobierno de Evo Morales al jefe de la diplomacia boliviana en Estados Unidos?

¡Por qué no te callas!

El “porqué no te callas” se criollizó. En una nota de La Prensa de Bolivia, del 26 de julio del 2008, el canciller David Choquehuanca mandó callar al embajador Guzmán, cuando éste puso en evidencia que el gobierno boliviano espiaba los emails de la embajada de EEUU en Bolivia. “Puedo decir que he recibido una severa, severísima llamada de atención de la Cancillería por esas declaraciones, y esa severa llamada de atención me obliga, como me lo ha señalado el Canciller claramente, a no emitir declaración alguna sobre el asunto”, dijo Guzmán en uno de sus viajes a La Paz. Seguro el Canciller se dio cuenta que su mano no sabía lo que hacía su dedo.

En el esfuerzo del gobierno por vender a la comunidad internacional la mentira de que Bolivia tiene un gobierno indígena, se pensó sería un éxito promocionar  rostros de cholo mal dormido con su discurso de “impensado, pero orgulloso,  no habla inglés, pero aprende español”.

 Embajador y la comunidad boliviana de Washington: Se rompe el plato

El primer encuentro del ex embajador a la comunidad boliviana terminó con rechiflas. Abandonó su casa a media reunión, indicando que tenía que preparar una presentación en Nueva York. Pretexto que le sirvió para salir de la reunión, que se ponía color de hormiga porque no supo explicar por qué se le había ocurrido al gobierno de Evo Morales pedir visa a los norteamericanos, cuando los principales afectados eran los propios bolivianos con hijos nacidos en este país.

Se escucharon silbidos, algunos gritaron “¡dónde está escapando!”. Esto ocurrió el 17 de enero de 2007. A la fecha, quienes asistimos a ese encuentro, todavía esperamos el informe prometido.

Al estilo de las coordinadoras de agua, gas, LAB, los diplomáticos recién llegados quisieron conformar “la coordinadora de la comunidad boliviana”. No resultó, porque no se supo convocar a la dispersa comunidad boliviana que trabaja y se sacrifica en un país tan distante al suyo.

El perdido

A pocos días de haber llegado a Washington Guzmán fue invitado el 26 de diciembre de 2006 a un evento de la comunidad boliviana.

Según el columnista Von Vacano, el mejor chiste de aquella tarde lo hizo el nuevo embajador de los bolivianos, pues “se perdió cuatro horas antes de llegar al lugar de la reunión”. ¿No tiene chofer la embajada? Cuando llegó por fin se deslizó como un pequeñín perseguido por su mamá, se sentó haciendo mutis junto a una belleza y explicó el susto de haberse perdido en la gran ciudad. 

"Debo decir también que, después de 27 años de vivir en este modelo de justicia social, que este es el primer intento, aunque demasiado serio y ambicioso, de reunir a los bolivianos de WAS y darles una chance de conocerse mutuamente. Es algo que debe aplaudirse sin tapujos", escribía  Arturo Von Vacano refiriéndose a ese evento organizado por Jach´a Uru, la primera Organización Indígena de Bolivia en los EEUU.

Analizando el paso de Guzmán por Washington DC, se fue más extraviado que cuando llegó aquella tarde.

Los comunistas no olvidan las provocaciones callejeras

El domingo 4 de mayo del 2008 la Embajada hizo circular un email, convocando a sus amigos a contrarrestar la “marcha autonomista” de los hermanos cruceños en Washington. Como en Estados Unidos, no hay cocaleros, tuvo que convocar a “camaradas”, negritos de África, cubanos, venezolanos, salvadoreños y algún gringuito perdido.

Era interesante ver al embajador en la puerta de su embajada aplaudiendo a sus empleados, a su compañera, hijos, cuñados, parientes que acompañaban a quienes desfilaban. La representante de Bolivia ante el FMI, al mejor estilo de la ministra Celima Torrico cuando coordinó la toma de la prefectura de Cochabamba el año pasado, insultaba a cuantos pasaban y saludaba a los autonomistas cruceños.

¿Es trabajo de un embajador hacer marchas frente a su propia embajada? Simplemente no hubo diferencia entre la seriedad del trabajo diplomático y el activismo callejero y barato, ¡y en contra de los propios conciudadanos a los cuales representa! El Washington Post describió lo que significó Gustavo Guzmán en Washington. Durante la celebración de la independencia de Venezuela en la embajada de ese país, los embajadores y sus esposas se esforzaban por vestir con pulcritud sus mejores galas, cuando apareció el embajador de Bolivia, con el pelo suelto (al estilo hippie), sonrisa de muchacho y pantalón de blue jeans. Para muchos diplomáticos si esa actitud no era un insulto, por lo menos era una falta de respeto.

Sin embargo, no siempre Guzmán vestía informal, como para quedar bien con el presidente Evo Morales. Cuando se trataba de eventos personales o privados, iba de traje negro y con corbata. Si de asuntos indios y bolivianos se trataba su perfil era informal, desfachatado, impuntual, impensado... Pero si se trataba de asuntos personales, de promover a su compañera de traje o alternar con reporteras simpáticas, su pinta vestimental era irreprochable.

Perfil del Personaje

Hace 14 años que vivo en Washington y nunca la comunidad boliviana ha nutrido su inspiración con apodos a un diplomático, como a nuestro ex embajador Gustavo Guzmán. En aymara, qechua, español, inglés o camba, era motivo de inspiración. Le llamaban: el Ch´ascoso, el Takauma, el Impensado, el Sexto integrante perdido de Maná, el taparanku, el Cancha Hippie, el Mafalda, el Crinudo…

En el Elliott School of International Affairs de Washington DC, cuando nuestro embajador informaba que Bolivia era una Patria poblada de Indios, de la cual se dignaba ser su embajador, parafraseó a  Evo Morales, diciendo  que él también nunca pensó ni soñó en ser embajador de Bolivia en los EEUU, hasta que una mañana a las 5 a.m. sonó su teléfono, era su presidente citándole para su nombramiento, a lo que en principio se resistió, pero el compañero Evo le dijo; “¿Acaso yo he soñado y pensado en ser presidente?”, razón por la que él aceptó.

Traté que este artículo no sea tan personal y me tomé la molestia de recoger opiniones de los residentes bolivianos. Sin embargo, a las primeras reacciones tuve que quitarme la venda de los ojos: ¡De qué embajador me hablas! ¿Ah, teníamos embajador? Un quechua me dijo: «Payga mana embajadorchu, payqa piki, Evoj chumpaman ch´ipasqa».

Aquí retratamos a quien fue embajador, y también a otros que lo son todavía: son las pulgas que se prendieron de la chompa de Evo.. Me complementaba: manachu rikunqi, warmimpis k’ala disfrasasqa. Ciertamente, en tan corto tiempo su compañera había sufrido una metamorfosis tal que Bartolina Sisa quedaba chiquitita a lado del nuevo look de la primera dama de la embajada boliviana.

Su partida

El jueves 11 de septiembre 2008, (fecha que recordará toda su vida) Gustavo Guzmán recibió nota del Departamento de Estado, firmado por Thomas Shanon, Secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, declarándolo “persona no grata” y dándole 72 horas para que abandone el país.

Antes de su triste partida el embajador indicaba que entre los asuntos pendientes estaba la extradición de Gonzalo Sánchez de Lozada y lograr el voto de los bolivianos en el exterior. Entre sus logros, decía, estaba el haber establecido una embajada abierta a la comunidad y de diálogo con el gobierno de los Estados Unidos, respetando la soberanía sin doblegarse. En realidad la embajada se convirtió en un centro de fiestas, chupas, proyección de videos e infaltables vinitos de honor. Quien más extrañará al ex embajador es el propio presidente Morales, ya que no habrá quien tan magníficamente  le organice sus partidos de fútbol en sus visitas a los Estados Unidos.

Si un título puede ponerse a esta película, es:” El retorno de Guzmán con pena y sin gloria”.

* El autor es Coordinador y fundador de la primera organización indígena de Bolivia en EEUU.“Jacha Uru” establecida en Washington DC.


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