- Portada
- 2025-12-11
Loading
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
El general Juan José Zúñiga, luego de conocer la detención del expresidente Luis Arce por el caso Fondioc, dijo: "Nuestro verdugo está preso", destacando que fue el ex mandatario el que le ordenó llevar militares a la plaza Murillo y acusarlo de querer dar un golpe de Estado.
Hoy, desde la soledad de mi celda, me detengo un momento para recordar que fue un MIÉRCOLES, exactamente como éste, cuando nuestro verdugo decidió encarcelarnos. Fue un día oscuro para Bolivia: un gobernante cegado por el poder, Luis Arce Catacora, decidió encarcelarnos sin pruebas, sin el debido proceso, arrancarnos de nuestras familias y condenar a nuestros hijos al dolor más injusto.
Hoy, también en un MIÉRCOLES , la historia se atreve a dar un giro inesperado: nuestro verdugo está preso.
El mismo que nos quitó la libertad, que ordenó perseguir a militares soldados de la patria, que sembró miedo entre el pueblo y que entregó los recursos de la nación, el que se creía dueño de Bolivia, hoy conoce el frío de las rejas, el silencio del encierro y el peso de la justicia.
Desde este encierro escucho aún el llanto de tantas familias. Escucho el dolor de las esposas, de los padres, de los niños que vieron cómo se llevaban a sus seres queridos solo por cumplir con su deber. Y ¡hoy! ese mismo verdugo empieza a sentir una mínima parte del sufrimiento que él mismo sembró en la patria.
Bienvenido a las cárceles del pueblo, señor Luis Arce Catacora.
Aquí, donde no existe poder que lo proteja.
Aquí, donde no hay discurso que lo salve.
Aquí, donde uno se enfrenta consigo mismo, sin escoltas, sin poder, sin privilegios.
Aquí, donde la noche no cubre culpas y el amanecer obliga a mirar la verdad de frente.
Y es aquí, señor Arce Catacora, donde empiezan las cuentas que la vida inevitablemente cobra, dice Juan José Zúñiga desde una celda de la cárcel de El Abra.
Añade que no basta. Bolivia espera que también enfrenten a la justicia quienes fueron su brazo ejecutor: los ministros que también se creyeron dueños del país, aquellos que utilizaron el Estado como su botín; Eduardo Del Castillo, Marianela Prada, Aguilera, Novillo, Gorgathen y el ideólogo oscuro Hugo Moldiz junto a su operador Fernando Rodríguez. Todos ellos deben responder por el daño causado a la nación, por la persecución contra los soldados, por transformar el Estado en una maquinaria de venganza política.
Mi lucha no es personal
Mi lucha es por la patria, por el pueblo, por la bandera que juré defender, por las Fuerzas Armadas que jamás deben arrodillarse ante ningún tirano.
Mi lucha es por cada familia que lloró en silencio, por cada soldado encarcelado, por cada injusticia cometida en nombre del poder.
Que Bolivia entera sepa que podemos quitarle la libertad a un hombre, pero no podemos encarcelar la verdad. Y la verdad hoy está fuera, caminando con paso firme, tocando las puertas de la justicia.
Este MIÉRCOLES quedará grabado en la memoria del pueblo como el día en que el VERDUGO cayó. Y el día en que empezó a renacer la esperanza de una patria digna, soberana y libre de traidores y tiranos.