- Portada
- 2025-12-12
Loading
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
La era Arce quedará marcada como el periodo en que Bolivia importó más combustibles que nunca y, sin embargo, no tuvo gasolina ni diésel para mover su economía. El país quemó divisas, agotó sus reservas y perdió capacidad productiva. Lo que alguna vez fue símbolo de soberanía energética hoy se ha convertido en su talón de Aquiles.
Así refleja una nota de El Deber sobre los gastos que ha tenido el gobierno de Luis Arce en 5 años de gestión, resaltando que las cifras han tenido un crecimiento sostenido durante su gestión.
La nota dice que el gasto en importaciones de combustibles fue de más de $us 15.600 millones, una cifra equivalente a las reservas internacionales récord de 2014, segúndatos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El Deber dice que esta cifra es comparable al récord histórico de las Reservas Internacionales Netas (RIN) que Bolivia alcanzó en 2014, cuando el Banco Central reportó cerca de $us 15.500 millones.
Durante la gestión de Arce, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) incrementó las compras externas desde Argentina, Chile y Perú, y en los últimos meses incluso gestionó importaciones desde puertos chilenos para evitar un colapso en el suministro.
La paradoja es clara: nunca se importó tanto combustible como en la era de Arce, pero nunca hubo tanta escasez. La promesa de reactivar el sector hidrocarburífero terminó opacada por la caída estructural en la producción, el agotamiento de los campos tradicionales y la falta de inversión en exploración.
Incluso, entre 2006 y 2019, durante los casi catorce años de gobierno de Evo Morales, Bolivia importó combustibles por un valor acumulado de más de $us 10.330 millones, según datos del INE compilados por el IBCE.
Raúl Velásquez, investigador de la Fundación Jubileo, advierte que Bolivia ha perdido su seguridad energética.
Los ciudadanos ya no pueden acceder de manera continua ni a precios razonables al diésel y la gasolina, mientras las filas se extienden durante horas o incluso días, generando serios problemas a los productores, declaró a El Deber.
“Hoy, al salir de las ciudades, uno se encuentra con litros de diésel a 18 bolivianos o más; eso demuestra que la seguridad energética está quebrada”, comentó.
El exministro de Hidrocarburos Álvaro Ríos dijo que la actual escasez de combustibles en Bolivia es el resultado directo de una crisis estructural en YPFB y de la falta de divisas que impide realizar las importaciones necesarias.
Según Ríos, la empresa estatal carece de liquidez para pagar a los proveedores internacionales, lo que ha detenido los envíos de gasolina y diésel.
“El país necesita conseguir mucho efectivo o establecer acuerdos de pago diferido o a crédito para poder abastecerse. Si no se toman medidas de inmediato, la crisis se agravará y la credibilidad del nuevo Gobierno se verá seriamente afectada”, advirtió en declaraciones a El Deber..