Domingo 18 de mayo 2025

Los cardenales comienzan a llegar al Vaticano para el Cónclave: sorteo de habitaciones y toque de queda



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Infobae.- Con el Conclave a la vuelta de la esquina, el Vaticano comienza a recibir a los cardenales que llegarán de todas partes del mundo. Este evento, previsto para el 7 de mayo y que marca el proceso de elección del próximo Papa, se vive de manera especial en la ciudad eterna.

Entre los preparativos, los cardenales no solo se ocupan de la ceremonia, sino también de los encuentros previos en los que comienzan a discutir, entre susurros, quién podría ser el sucesor de Papa Francisco.

En medio de este frenesí, los cardenales se encuentran principalmente en los espacios reservados para ellos: la residencia de Santa Marta, lugar que acoge a los cardenales electores durante estos días tan cruciales.

Es aquí donde los candidatos potenciales se conocen mejor, intercambian opiniones y empiezan a formar las alianzas que podrían influir en la elección final.

Participan en los rituales litúrgicos, como las misas en San Pedro y las Congregaciones generales en el Aula Paolo VI, y también aprovechan los momentos de ocio para conocerse mejor entre sí y afinar sus relaciones en un entorno más relajado, lejos de la presión de los pasillos del Vaticano.

La residencia de Santa Marta, donde vivió y falleció el Papa Francisco, se convierte en el hogar temporal de los cardenales electores durante el Conclave. Este lugar, que funciona como un hotel, presenta ciertas peculiaridades.

Uno de los detalles más curiosos es la asignación de habitaciones. Según explicó el arzobispo Ignazio Sanna, se deciden por sorteo para evitar protestas. Este mecanismo asegura que no haya disputas sobre la ubicación ni sobre los compañeros de habitación, evitando cualquier percepción de injusticia o desequilibrio.

Si bien tienen todas las comodidades, la tradición austera de Francisco cambió un poco las reglas del lugar y algunos cardenales no estaban al tanto de las nuevas tradiciones...

Entre risas, el arzobispo retirado Anselmo Guido Pecorari relató al Corriere della Sera una anécdota sobre un cardenal extranjero que, al invitar a sus colegas a su habitación, consumió todos los licores del minibar... Lo que no sabía era que no eran gratuitos. “Se quedó sorprendido al verlos en la cuenta”, contó jocoso.

Las jornadas de los cardenales están marcadas por una rutina intensa. Asisten a las Congregaciones Generales en el Aula Pablo VI, participan en las misas de los novendiales en San Pedro y visitan iglesias de referencia.

En medio de estas actividades, algunos encuentran tiempo para relajarse. El cardenal español Santos Abril y Castelló, por ejemplo, disfruta del tenis, aunque no le gusta perder. Según Pecorari, “cuando la partida se complica, hace una señal a su asistente para que interrumpa el juego con una llamada urgente”.

Pecorari, veterano de múltiples cónclaves, explicó cómo la cotidianidad se mezcla con la solemnidad del evento. Según reveló, después de las celebraciones religiosas de cada jornada, se “escapan” a lugares más relajados, como el Caffè dei Papi, un pequeño rincón en Roma que parece ser inevitable para aquellos que, como él, buscan desconectar brevemente de las tensiones del proceso.

Este escenario, aparentemente distendido, esconde en realidad conversaciones profundamente significativas.

Los cardenales aprovechan cualquier momento fuera del foco público para charlar más libremente sobre quién creen que podría ser el adecuado para seguir los pasos de Francisco, el Papa que, con su carisma, dejó una huella imborrable. Pero no solo se habla de papabilidad.

A menudo, estas conversaciones se tornan en un juego de “conocerse” entre los posibles candidatos y de intuir quién puede ser el más adecuado para la difícil tarea que les espera.

Los medios locales detallan que los cardenales frecuentan restaurantes como La Rustichella y Marcantonio, donde disfrutan de la gastronomía local.

Las conversaciones que tienen lugar en estos espacios de relajación son de suma importancia, ya que los cardenales van perfilando, en privado, el futuro del Vaticano, en medio de una de las elecciones más trascendentales de los últimos años.

La elección del Papa no es solo una cuestión de decisiones espirituales y teológicas, sino también de intrincadas maniobras políticas y sociales.

Pecorari menciona que, aunque lo más importante es la inspiración del Espíritu Santo, también existe una “campaña electoral” tácita entre los cardenales, quienes deben establecer acuerdos y formar consensos.

A pesar de la aparente solemnidad, la competencia es palpable entre los cardenales, especialmente cuando se trata de quienes están en la lista de papables.


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