Viernes 04 de octubre 2024

Mafias en expansión



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El gobierno chileno identificó o cuatro poblaciones fronterizas con Bolivia que han sido tomadas por las mafias que manejan drogas y tráfico de migrantes.



Argentina también tiene problemas similares en su frontera con Bolivia, sin contar la presencia de terroristas de Hezbollah en territorio boliviano, como lo denuncia la ministra Patricia Bullrich.



Desde Brasil, la queja sigue siendo que Bolivia no pone en funcionamiento los radares que podrían avistar el paso de las avionetas que llevan droga desde Chapare a los puestos tomados por las mafias en territorios brasileños, argentinos y paraguayos.



No hay que incluir en este listado a los campamentos del Cártel de los Soles instalados en Venezuela por iniciativa de Hugo Chávez y Evo Morales, porque son resultado de una sociedad binacional, cordialmente acordada, con alcances transnacionales.



Se trata del narcoducto más grande de Sudamérica, al que se suman los envíos de droga que llegan a Venezuela desde Perú y Colombia para partir hacia Norteamérica y Europa.



Pero sí hay que considerar en este recuento el poderoso cártel paulista llamado Primer Comando da Capital (PCC), comandado por Marcola, hijo de bolivianos, con presencia en 24 estados brasileños, amplios territorios bolivianos, similares puestos paraguayos y la ciudad argentina de Rosario.



Este incompleto listado muestra que el poder de las mafias de la droga de Bolivia llega muy lejos, como no lo había hecho ninguna actividad económica en la historia del país, ni siquiera la red industrial transnacional del estaño armada por el más grande empresario boliviano.



Los capos de la provincia boliviana de esta mafia son buscados por la DEA y por Interpol, como el general Maximiliano Dávila, que deberá ser extraditado a Estados Unidos lo antes posible.



Las conexiones que tiene esta actividad con la política boliviana salen a la luz de vez en cuando, aunque ahora han puesto muy nervioso a un expresidente y aspirante a ser candidato en las elecciones de 2025.



El temor de los seguidores de este expresidente es que Dávila, ya en Estados Unidos, cante todo lo que sabe sobre los nexos de las mafias con el partido de gobierno de Bolivia.



Este nerviosismo coincide en el tiempo con el inminente derrocamiento, si Dios quiere, de la dictadura venezolana, socia del cocalero más famoso de Bolivia.



Interesante momento en que se podría dar un choque de titanes: la más poderosa mafia internacional de toda la historia de Sudamérica, enfrentada a la Corte Penal Internacional, la Drug Enforcement Agency (DEA).



Los alcances que tengan estos hechos en la política boliviana serán muy notorios y, como se puede sospechar desde este momento, dejará a un partido huérfano.



Siglo21bolivia.com