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Cuando Londres obligó a fumar para evitar una pandemia




27/02/2020 - 20:41:44
Gizmodo.- Mucho antes de la ciudad de Londres oliera tan mal que no hab�a un lugar en la tierra que resultara m�s asqueroso, sus ciudadanos sufrieron una de las peores plagas que se recuerdan. Fueron 18 meses tan devastadores que emplearon recursos ins�litos que quedaron escritos para siempre en los libros de historia.

Pero para entender lo que ocurri� entre 1665 y 1666, hay que remontarse varios siglos en el tiempo. No era la primera vez que Londres y sus alrededores sufr�an y experimentaban la propagaci�n de una enfermedad aterradora.

Peste Negra

Una pandemia, la Peste Negra ya hab�a aparecido mucho antes, una epidemia mundial de peste bub�nica que afect� a Europa y Asia a mediados de 1300. Dicha plaga apareci� en el continente europeo en octubre de 1347, cuando 12 barcos del Mar Negro atracaron en el puerto siciliano de Messina.

Los historiadores relatan que todas las personas reunidas en los muelles se encontraron con una horrible sorpresa: la mayor�a de los marineros a bordo de los barcos estaban muertos, y los que a�n estaban vivos estaban gravemente enfermos y cubiertos de for�nculos negros donde sobresal�a sangre y pus.

�Qu� hizo Sicilia entonces? Las autoridades ordenaron que la flota de �barcos de la muerte� saliera del puerto. Ocurre que ya era demasiado tarde. En los siguientes cinco a�os, la Peste Negra matar�a a m�s de 20 millones de personas en Europa, casi un tercio de la poblaci�n del continente por aquel entonces.

Una de las razones por las que la ahora denominada simplemente �peste� fue tan letal, se debe a la poca informaci�n que se ten�a y a lo poco equipados que estaban los europeos para combatirla. De repente, los ciudadanos vieron una imagen que se reproduc�a cientos de veces a gran velocidad: la sangre y el pus se filtraban entre inflamaciones extra�as, una escena a la que le segu�an otros s�ntomas: fiebre, escalofr�os, v�mitos, diarrea, dolores, dolores m�s terribles, y, finalmente, la muerte. Era tan letal que algunas personas se acostaban a dormir sanas y pod�an amanecer muertas.

Hoy sabemos lo que en aquella �poca hubiera salvado millones de vidas. La peste se transmite por un bacilo o bacteria llamada Yersina pestis descubierta por el bi�logo franc�s Alexandre Yersin a finales del siglo XIX. Dicha bacteria viaja de persona a persona neum�nicamente, o bien por el aire, as� como a trav�s de la picadura de pulgas y ratas infectadas.

Estas plagas se pod�an encontrar en casi todas partes en la Europa medieval, pero estaban particularmente asentadas a bordo de barcos de todo tipo, raz�n que explica c�mo la plaga mortal se abri� paso a trav�s de una ciudad portuaria europea tras otra.

As�, tras Messina, la Peste Negra se extendi� al puerto de Marsella y al puerto de T�nez en el norte de �frica. Luego lleg� a Roma y Florencia, dos ciudades clave, ya que eran el centro de una elaborada red de rutas comerciales. A mediados de 1348, la Peste Negra hab�a golpeado Par�s, Burdeos, Lyon y Londres. La histeria se hab�a implantado en todo el continente y sus habitantes no entend�an c�mo pod�an atajarla.

�Y qu� ocurre cuando una poblaci�n no encuentra soluciones para explicar una enfermedad aterradora? Que la raz�n deja de forma parte de la ecuaci�n. Los m�dicos comenzaron a basarse en t�cnicas poco sofisticadas y m�s supersticiosas, como la quema de hierbas arom�ticas y el ba�o en agua de rosas o vinagre.

Mientras, con el p�nico instalado en cada hogar, las personas sanas hicieron todo lo posible por evitar a los enfermos. Los doctores se negaron a ver pacientes, los sacerdotes se negaron a administrar los �ltimos ritos, y los comerciantes cerraron sus tiendas. Muchas personas huyeron de las ciudades hacia el campo, pero incluso all� no pudieron escapar de la enfermedad: afect� a las vacas, ovejas, cabras, cerdos y pollos, as� como a las personas.

De hecho, muri� tanto ganado que una de las consecuencias de la Peste Negra fue la escasez de lana en el continente. Muchas personas, desesperadas por salvarse, incluso abandonaron a sus seres queridos enfermos y abrazaron teor�as como el castigo divino, algo as� como una retribuci�n por los pecados contra Dios, ya sea a trav�s de la codicia, la blasfemia, la herej�a o la fornicaci�n.

Bajo este escenario podemos entender mejor lo que ocurri� unos siglos despu�s en Londres con la Gran Peste (o gran plaga). Oficialmente mat� a 68.595 personas en la city en 1665, aunque la cifra real es probablemente m�s cercana a 100.000 o una quinta parte de la poblaci�n de la ciudad, sobre todo teniendo en cuenta que el informe de muertos nunca estuvo al d�a y que muchos pobres simplemente fueron arrojados a fosas comunes sin que se registraran sus fallecimientos.

�C�mo comenz�? Hoy sabemos que este brote de peste bub�nica no lleg� repentinamente en 1665. Durante m�s de un a�o, se sab�a de informes de una gran cantidad de casos. Los ricos evitaban cada vez m�s la ciudad y podr�an sobrevivir a un brote. Por ejemplo, es conocido que el Rey Carlos II y la corte se retiraron a Oxford para esperar a que todo pasara.

Sin embargo, para los pobres era muy diferente. Escapar de Londres fue m�s dif�cil y las condiciones estrechas y sucias en las que muchos viv�an alentaron la propagaci�n de la enfermedad. Se supon�a que cualquier casa donde se identificara la peste deb�a permanecer cerrada durante 40 d�as con la familia en su interior, una cuarentena marcada con una cruz y custodiada a su entrada por vigilantes. El miedo a ser encerrado con los moribundos signific� que muchos de los primeros casos de peste se mantuvieron en silencio.

El pico de la epidemia ocurri� una semana de septiembre de 1665, cuando los registros de mortalidad de Londres registraron 7.165 muertes. Fallec�an miles de ciudadanos cada siete d�as. Para entonces, Londres parec�a casi desierto durante el d�a, las muertes aumentaron tanto que se prohibi� la recolecci�n de cuerpos hasta que llegara la noche, ya que se tem�a por la histeria y el p�nico de las multitudes si ve�an la gran cantidad de cad�veres que los conductores de carros transportaban y arrojaban a fosas comunes a la luz del sol.

Esta �ltima idea no fructific�. No hab�a suficientes conductores para semejante tarea en la noche, as� que se decidi� simplemente apilar los cuerpos en las calles, con cientos de cad�veres amontonados a la vista de cualquiera mientras se iban descomponiendo con el paso del tiempo.

Y como ocurri� con la Peste Negra, lo que multiplic� la histeria de la sociedad era la poca informaci�n que se ten�a sobre lo que estaba ocurriendo. Nadie sab�a como evitar la enfermedad, y la causa real segu�a siguiendo un misterio, as� que las medidas preventivas que comenzaron a aflorar carec�an, como m�nimo, de sentido com�n.

Una de las m�s populares fue la teor�a del �mal aire�, la cual no daba muchas m�s explicaciones pero s� pon�a en el foco de todos los males a la atm�sfera que respiraban. �Qu� hicieron? Las autoridades informaron a los ciudadanos a comenzar hogueras que se deb�an mantener encendidas por toda la urbe. En el interior de las casa tambi�n deb�a haber fuego encendido las 24 horas del d�a, todo ello sin tener en cuenta la temperatura exterior.

Y luego lleg� el tabaco. Comenz� a circular por la ciudad la teor�a que dec�a que fumar tabaco era una forma de mantener el aire entrando en los pulmones libres de enfermedades. Esta situaci�n, absolutamente surrealista, llev� a im�genes tan pintorescas donde barrios y distritos enteros se pasaban el d�a fumando sin importar la edad. Los ni�os, por supuesto, tambi�n estaban incluidos, y los que se negaban fueron obligados a ello.

Esta pr�ctica dur� meses y form� parte del manual de desinfecciones personales para combatir la gran plaga. De hecho, el barrio que no tuviera una tienda de tabaco era marcado como un barrio que ten�a la peste.

Otra de las medidas preventivas que comenzaron a circular era aquella que dec�a que antes de cerrar un trato hab�a que limpiar el dinero en vinagre, y solo as� se le pod�a entregar el dinero a un comerciante.

Posteriormente, en la ciudad se prohibi� el mantenimiento de perros, gatos y otros animales dom�sticos. La raz�n: se crey� que los numerosos perros y gatos callejeros que deambulaban por las calles de Londres ayudaban a propagar la plaga. Incluso surgi� la figuro del verdugo de perros, qui�n se calcula que acab� con la vida de m�s de 4.000 animales con la quema masiva. Adem�s, el Rey Carlos II declar� que no se permit�a �que los cerdos, perros, gatos o palomas domesticadas pasen de un lado a otro en las calles, o de casa en casa, en lugares infectados�.

En este caso, muchos historiadores argumentan que, si bien es verdad que los perros y gatos pod�an portar pulgas previamente infectadas, la muerte en masa de miles de ellos pudo prolongar la agon�a, ya que tambi�n actuaban como cazadores de ratas.

Y por �ltimo tenemos que hablar de una recomendaci�n que se hizo muy popular antes de que comenzara a remitir la plaga. Algunos m�dicos recomendaron a sus pacientes tirarse pedos en frascos para ayudar a tratar la exposici�n a la peste. �De d�nde ven�a esta �l�gica�?

Se lleg� a creer que la Gran Plaga de Londres era un miasma, o un vapor de aire mortal que se propagaba al respirar la atm�sfera. Los m�dicos consideraron que si un paciente de alguna manera pudiera diluir el aire contaminado con algo igualmente potente, podr�a reducir las posibilidades de contraer la enfermedad. Dicho y hecho: aconsejaron a sus pacientes que tuvieran �a mano� algo maloliente listo.

Para tener alg�n tipo de hedor p�trido en espera, algunos retuvieron una cabra y dejaron que apestara en el lugar. Otros adoptaron la pr�ctica de tirarse pedos en un frasco y sellarlo r�pidamente, luego se apresuraban a inhalar el hedor cuando sospechaban que podr�an haber estado expuestos a los g�rmenes mortales. Ninguno de ellos lo sab�a entonces, pero est�bamos muy probablemente ante el primer uso del placebo de metano.

A principios de 1666 el n�mero de personas que mor�an a causa de la peste comenz� a disminuir, y para el verano de 1666 la epidemia hab�a terminado. O casi. El �ltimo caso reportado de la peste en Londres fue en 1679. Aquello marcar�a el final de la era de la peste que hab�a devastado a las poblaciones en toda Europa desde el siglo XIV.

Por cierto, durante esta �poca sombr�a, no todo fueron malas noticias. Cuentan que durante los 18 meses de plaga, un f�sico llamado Isaac Newton tuvo tiempo de inventar el c�lculo, sentar las bases de su teor�a de la luz y el color, obtener una comprensi�n significativa de las leyes del movimiento planetario y, seg�n la leyenda, incluso experimentar con su famosa inspiraci�n sobre gravedad con la manzana que cae. [National Archives, BBC, History, Archive, Wikipedia, The Plague and the Fire]

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