El retiro militar es la única salida al hambre en los cuarteles venezolanos
03/11/2019 - 10:56:23
Infobae.- �El que no tenga medicinas es porque no tiene jefe, quien no tenga alimentos es porque no tiene jefe, tenemos el Instituto de Previsi�n Social de la Fuerza Armada (IPSFA) y el Banco de la Fuerza Armada para apoyarlos�, asegur� Vladimir Padrino L�pez, el ministro de Defensa de Nicol�s Maduro, en un acto celebrado en junio de este a�o.
Ese d�a el general en jefe atribuy� el hambre que se denuncia en los cuarteles a la falta de respuesta de los superiores y no a la crisis econ�mica que atraviesa el pa�s. Dos meses antes, en otra alocuci�n p�blica, pidi� fortalecer los comedores militares para asegurar una buena alimentaci�n dentro de las unidades.
Para buena parte de la Fuerza Armada la promesa de Padrino se la llev� el viento: los comedores de los cuarteles est�n paralizados o trabajan a media m�quina, la tropa pierde peso y la baja parece ser la �nica salida para ganarle la carrera al hambre.
El sargento de la Guardia Nacional Luis L�pez Figuera es uno de los militares activos a los que la falta de alimentos le toc� la puerta. Tiene dos hijos con cuadros de anemia y una esposa que ha perdido m�s de 15 kilos. Su uniforme ha disminuido 2 tallas, pues su pantal�n pas� de 34 a 30 por la mala alimentaci�n que recibe.
L�pez Figuera era hasta hace unos tres a�os un militar con mucho potencial, lo que algunos llaman un prospecto o, mejor dicho, un general en ascenso. Destacaba en la Academia Militar, estaba en una condici�n f�sica excepcional producto de que ejercitaba su cuerpo diariamente y su alimentaci�n era balanceada. Dentro del cuartel recib�a desayuno y almuerzo, en ocasiones le daban merienda. El men� ejecutivo del almuerzo variaba constantemente, pero nunca faltaban la carne, el pollo, la chuleta y, por supuesto, el pescado. De desayuno siempre hab�a huevos revueltos, avena, panquecas, arepas, queso y jam�n.
La comida en abundancia contrastaba con la escasez que brotaba en las calles. En muchas ocasiones, L�pez Figuera se llevaba a su casa alimentos que sobraban y en diciembre recib�a de a 5 perniles, 3 cestas navide�as con todos los insumos para celebrar a lo grande la Noche Buena. Este soldado viv�a en un para�so revolucionario.
En declive
No obstante, en 2017 las cosas cambiaron diametralmente. Aquellos desayunos con prote�nas fueron reemplazados por bollitos con mantequilla sin queso. As� comenzaban los d�as en los cuarteles. Dos bollitos por persona. Esto llev� a L�pez Figuera a llevarse el desayuno de su casa y a veces deb�a compartirlo con los compa�eros hambrientos, luego de un orden cerrado y un trote de m�s de 45 minutos.
Las cajas de regalo navide�o fueron sustituidas por cajas del programa de alimentos CLAP, que se repart�an en Fuerte Tiuna de tres al mes para cada uno de los militares de bajo rango. �Ten�amos que levantarnos un s�bado a las 5 de la ma�ana para poder hacer la cola y recibir la caja. Al principio nos trajo hasta pollo, hoy no viene ni con at�n. Al sector militar le fueron quitando los beneficios de a poco, el objetivo era que no sintiera el impacto de la misma forma que la poblaci�n civil�, destaca L�pez Figuera.
El almuerzo, que era la comida m�s importante dentro del cuartel, tambi�n mengu�. El men� semanal se redujo a pasta con queso, pur� de papas con carne molida y uno que otro d�a arroz con pollo. Cuenta L�pez Figuera que sus superiores, en la medida en que la crisis tocaba a los comedores militares, aplicaron una estrategia de distracci�n del enemigo. �Nos mandaban a realizar actividades de calle a las 11 de la ma�ana, una hora antes del almuerzo, para que cuando regres�ramos ya hubiesen servido los platos de comida�, asegura.
A juicio de este sargento, esta pr�ctica hizo que muchos militares perdieran peso. Cuenta que una ma�ana, en medio de un trote intenso de m�s de una hora, dos compa�eros cayeron desmayados. Los colegas de L�pez Figuera no hab�an cenado ni tampoco desayunado. Luego le confesaron que en su casa ten�an problemas para adquirir los alimentos, que estaban sacrificando sus porciones de comida para que sus hijos fueran a la escuela con el est�mago lleno.
Paralelamente, en las redes sociales se empezaba a viralizar la crisis alimenticia en la FANB. En 2017, un corresponsal de Univisi�n en Venezuela tom� una foto donde dos militares aparec�an revisando una bolsa de basura. Posteriormente, esta imagen fue publicada por el ex alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma. Otras historias que tomaron fuerza en la opini�n p�blica fueron las de un sargento mayor de la Guardia del Pueblo que sobreviv�a gracias a que algunos civiles le prestaban ayuda, y la de un coronel que usaba su carro como taxi. Este trabajo period�stico, publicado por Infobae, mostraba c�mo estos dos �ltimos militares buscaban ingresos extra para sobrevivir a la crisis y poder llevar alimentos a sus casas.
Retirada
La situaci�n ha empeorado tanto que pedir la baja se ha convertido en la �nica forma de escapar del hambre. Los funcionarios castrenses piensan en el retiro para dedicarse a otra actividad que genere m�s ingresos econ�micos o, lo que es m�s com�n, para emigrar con sus familiares. De acuerdo con una fuente militar -que prefiri� mantenerse bajo anonimato-, una estimaci�n conservadora ubica las solicitudes de baja en m�s de 40 semanales y 160 mensuales. Esto significa que anualmente la Fuerza Armada est� perdiendo casi 2.000 hombres por petici�n de retiro. La misma fuente afirma que los componentes con m�s solicitudes son la Guardia Nacional Bolivariana y el Ej�rcito.
Este a�o la crisis alimentaria toc� a la familia de L�pez. Los ingresos del sargento se han evaporado por la hiperinflaci�n y la dolarizaci�n que ha experimentado la econom�a. �Tengo a mis hijos enfermos por la falta de alimentos, en la noche debemos darle arepa sola, si es que tenemos harina. No est�n comiendo la prote�na necesaria, el m�s peque�o llora porque antes com�a cereales y ahora no�, se�ala.
En este sentido, L�pez Figuera ya piensa en engrosar la lista de militares retirados en 2019. El hambre no s�lo estrangula los sue�os de los seres que m�s aprecia, sino tambi�n los propios. Su aspiraci�n de convertirse en general de la Rep�blica rivaliza con el vac�o de su est�mago.
