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Saúl Dávila Tórrez

Emergencias, pandemias y epidemias


2020-03-19 - 16:59:52
Las y los humanos, siempre cortos de memoria, olvidamos las epidemias y las pandemias por enfermedades, desnutrición y hambrunas de millones y millones de personas en el mundo. De sus carencias, de su hambre, sufrimientos y en fermedades tenemos vaga idea.

Tampoco recordamos las epidemias políticas, a veces pandemias regionales, de las dictaduras pasadas y cercanas. Tan cercana como la del cocalero Evo Morales, que montó un fraude descomunal en octubre de 2019 para quedarse en el poder “toda la vida”, y terminó huido-refugiado en un vecino populismo del Socialismo del Siglo XXI.

Y quiere volver, él que deseaba “un Vietnam”en Bolivia, “milicias armadas” como en Venezuela y “cercar ciudades” para matarde hambre la gente. Él, el cocalero que financió la violencia desde su asilo en México, hizo quemar casas y por poco hace estallar los depósitos de gas y carburantes en Senkata, en la populosa y febril ciudad de El Alto, uno de sus bastiones políticos. Sí logró explotar un gaseoducto en Cochabamba. Ese cocalero que sigue conspirando contra la democracia boliviana, aupado por sus conmilitones ideológicos, quiere volver y está sediento de venganza.

Pero, ante lo nuevo, lo súbito y lo insólito de la letalidad del Coronavirus (Covid-19) hay emergencia de salud pública mundial, y ha instalado en todas partes el miedo, el pánico y la ansiedad.

Ya se sabe bastante del letal virus: es grandote y pesado, afirmó el doctor Alfredo Miroli, de Tucumán, Argentina. Por eso contagia solo hasta un metro y medio de distancia. Más allá se cae. De ahí que es a la altura del rostro donde el virus entra en contacto con las mucosas de la boca, nariz y ojos. Por eso no hay que tocarse la cara, luego de haber estado con otras personas o en contacto con superficies por donde ha pasado más gente, antes de lavarse las manos a fondo. Nada más efectivo para evitar el contagio, que el jabón y el agua abundantes.

Con el corona virus, también se ha instalado la intolerancia y los rostros más feos de la naturaleza humana. Aquí, tan feos, como amotinarse y negar la asistencia hospitalaria a una persona contagiada. Y, llovido sobre mojado, se le suma la desenfrenada manía de acaparar. Acaparar y acumular gel con alcohol, alcohol puro, artículos varios de limpieza y barbijos, en detrimento de otros ciudadanos que también los necesitan, cuando ya se sabe que más efectivos son el agua y el jabón. Por acaparar, se rompieron todas las normas de seguridad sanitaria de distancia interpersonal. En todo el mundo arrasaron con todo. Cordura cero y el instinto de supervivencia al desnudo.

Como la esperanza de vida ha aumentado por arriba de los 80 años, algunos largos, se ha creado una nueva categoría: la cuarta edad, grupo en el que la pandemia mata por iguala personas de cualquier clase social. Se ceba en los más vulnerables: los viejos y las viejas que acumulamos dos tercios de años o más ya vividos. También se ceba en los más pobres, desnutridos y con enfermedades de base: diabetes, cardiacas, pulmonares, que tampoco distinguen procedencia social.
Y en esta pandemia global, surge en Bolivia un candidato real, no el que aparecerá en la papeleta, sino el ‘ex’, al que la sociedad boliviana hizo huir, pero cuyo partido, el MAS, concita mayor intención de voto de cara a las elecciones del próximo 3 de mayo. Según las últimas encuestas, un tercio, que puede ser más. Ese posible retorno produce una epidemia de terror político que no parecen percibir los candidatos demócratas contra Morales, quienes dispersos suman entre 55%, casi 60.

El regreso de Morales redivivo, sería devastador para la democracia boliviana. Esta que, en apenas 4 meses intenta salir adelante de la mano de una mujer, lapresidenta Jeanine Añez Chávez, también candidata, tras 14 años de intolerancia política, de ruptura del Estado de Derecho, de muertes, persecución y exilios, de ineptocracia en la administración pública, abultada deuda interna y externa, y corrupción impune.

¿Dónde han ido a parar la gesta de 21 días de paro, con la juventud y de la sociedad movilizadas que gritaban “nadie se cansa, nadie se rinde, Evo de nuevo, huevo carajo”? No pudo contra la “generación pitita” y la sociedad insurrecta, porque el amotinamiento policial y la no intervención de las FFAA, lo dejaron desnudo, sin poder activar el monopolio del uso de la fuerza disuasiva, amenazante, represiva. Y huyó.

Hoy, después de haber defendido durante todos estos años la pluralidad política y el derecho a elegir y ser electo en democracia, no puedo dejar de preguntar ¿por qué los candidatos anti Morales no han construido la unidad posible? No es con silencios, cartas en blanco, o con cara de “yo no fui”, como si no superan que el enemigo quiere volver. Hoy deben unirse para impedir su retorno. Sean generosos con este país que les ha dado tanto.

Si en 2019, Bolivia impuso con su voto una segunda vuelta, que nos robó el cocalero, este 2020 sabrá derrotar la epidemia y el virus ‘evista’, con su voto inteligente. Que sea por ella, mujer valiente y decidida que puso la cara por Bolivia cuando Morales quería llevarnos a una guerra civil. Es con ella.

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