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Marcelo Ostria Trigo

Un giro diplomático en Argentina


2012-09-29 - 21:06:20

El 18 de julio de 1994, el edificio  de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), fue destruido por un atentado terrorista. La explosión de un coche bomba, ocasionó 85 víctimas fatales y trescientas personas quedaron heridas.

El gobierno argentino, antes de este bárbaro atentado, había suspendido un acuerdo con el gobierno de Irán para la transferencia de tecnología nuclear; suspensión que debe haber provocado la ira de los ayatolas.

Con este antecedente y tomando en consideración el furioso antisemitismo de la teocracia iraní, además de los resultados de las prolongadas investigaciones realizadas, la justicia argentina, en 2006, acusó al gobierno de Teherán por  haber planificado el atentado y a un libanés, miembro de la organización terrorista Hezbollah, de ejecutarlo. En 2007, Interpol ratificó las conclusiones de los fiscales y jueces argentinos.

Por supuesto que las relaciones entre Argentina e Irán se deterioraron al extremo. En septiembre de 2007, el entonces presidente, Néstor Kirchner, afirmó ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas: "Esperamos que la República Islámica de Irán acepte y respete la decisión de la Justicia y colabore eficazmente... Estamos pidiendo que Irán cumpla. Nada más, pero tampoco nada menos... Hasta hoy lamentablemente la República Islámica de Irán no ha brindado la total colaboración pedida por la Justicia argentina para el esclarecimiento del hecho (el atentado contra la AMIA)”. La respuesta iraní, a través del portavoz de su Cancillería, Mohamed Ali Hoseini, fue desafiante: “Las declaraciones de Kirchner indican que –o bien su información no está actualizada– o bien ha hecho esos comentarios por la influencia de la situación actual de su país, con unas elecciones próximas y bajo las presiones de grupos sionistas”Este no fue el único atentado antisemita. En marzo de 1992, un coche bomba explotó en la Embajada de Israel en Buenos Aires, causando 24 víctimas fatales y 242 heridos. Cinco años después, la Corte Suprema argentina encomendó la investigación a su secretario, Esteban Canevari, y concluyó en  que la República Islámica de Irán era la responsable del atentado.

Durante 20 años, se repitieron las exigencias de Israel y de la numerosa colectividad judía argentina, compartidas por los sucesivos gobiernos de Buenos Aires, de capturar, enjuiciar y condenar a los culpables de los dos atentados. Hasta hace poco, la actitud argentina fue firme. Habrá que recordar el malestar que produjo en la Argentina la visita a Bolivia del Ministro de Defensa de Irán, Abmad Vahidi, acusado como uno de los responsables del atentado contra la AMIA. Vahidi, interrumpió intempestivamente su visita a Bolivia, según algunas versiones por temor a ser aprehendido por Interpol, lo que luego fue puesto en duda ya que se piensa que el gobierno de Evo Morales lo hubiera protegido, pues, como Hugo Chávez, es aliado cercano de la dictadura iraní.

Pero, antes de ello, ya hubo signos de resquebrajamiento de la coherencia argentina en este caso. Había aparecido en escena el activista Luis D'Elía, un kirchnerista fanático, que hacía público su antisemitismo y que procuraba influir en los gobiernos de los Kirchner para un mayor acercamiento al régimen teocrático iraní.

En estos días, el gobierno iraní propuso al gobierno de la señora Kirchner que los cancilleres de ese país y de la Argentina se reúnan en Nueva York, donde coincidirían, con motivo de la Asamblea General anual de las Naciones Unidas, para destrabar las relaciones entre los dos países. En  lo que se considera un cambio en la actitud argentina desde 1992, la presidente Kirchner aceptó la propuesta iraní y anunció haber instruido al canciller Héctor Timerman que se reúna con su par de Irán, Ali Akbar Salehi, con el fin de intentar un acuerdo que contribuya a esclarecer el atentado a la AMIA. El canciller argentino Héctor Timerman, ex embajador argentino en Estados Unidos, pues infirmó que su reunión con Salehi, el canciller iraní, será “en los próximos días”.

“La presión de la comunidad judía para desactivar ese encuentro fue muy fuerte en los últimos días, y la Presidenta estuvo a punto de suspenderla. Prueba del clima que se vivía, Timerman y toda la comitiva tenían prohibido hablar de Irán en las últimas horas” (Mariano Obarrio. “Fuerte giro de la Presidenta: negociará con Irán por la AMIA”. La Nación, Buenos Aires, 26.09.2012). Pero Cristina Kirchner –según el mencionado despacho de Mariano Obarrio– para evitar mayores cuestionamientos de la comunidad judía y de Israel, demandó de Irán "resultados concretos", y afirmó que cualquier "eventual propuesta" iraní "será sometida a consideración de las fuerzas políticas con representación parlamentaria". Agregó que no tomará "ninguna decisión sin consultar previamente a las víctimas directas del atentado" y que buscaría  que tanto los familiares de las víctimas como la oposición le den legitimidad a un eventual acuerdo. “Horas antes, en el mismo recinto, el presidente Barack Obama había hecho una dura advertencia al régimen de Mahmoud Ahmadinejad” y, luego,  en Washington, el mandatario estadounidense advirtió que "hará lo que deba hacer" para evitar que Teherán obtenga un arma nuclear; también advirtió que el tiempo para alcanzar una solución "no es ilimitado". Habrá que tomar en cuenta que el atentado a la AMIA se atribuye a una reacción de Irán por la suspensión argentina del intercambio de información sobre energía  nuclear.

No sorprendió el aplauso del oficialista Luis D’Elia al giro de Cristina Kirchner en la política con Irán. Se trata de un antisemita extremista, declaradamente cercano a los ayatolas de Irán, pese a que –se dice– sería de tendencia social-cristiana.

En julio de 2010, Luís D’Elia, jefe de la agrupación piquetera Federación de Tierras y Vivienda organizó un acto de homenaje a Eva Duarte de Perón, recordando el 58 aniversario de su muerte. “Una bandera de Irán al lado de otras con el rostro del Che Guevara, fue parte del cotillón de un acto que tuvo oradores para todos los gustos. Representantes de los pueblos originarios, al lado de los miembros del Partido Comunista, el presidente del Partido Intransigente, un asesor de la Embajada de Palestina y un dirigente de la Federación Árabe”. “Los discursos se repitieron con las mismas frases: “Lucha contra el imperialismo”, ‘emancipación” y “defensa a la República Islámica de Irán”.  (Clarín, Buenos Aires, 27.07.2010).

Después del anuncio de la presidente argentina de que los cancilleres de su país y de Irán se reunirán, “el dirigente ultrakirchnerista Luis D’Elia se mostró hoy satisfecho tras el giro de la presidenta Cristina Kirchner con respecto a Irán, al aceptar una reunión entre los cancilleres de ambos países para dialogar para destrabar el juicio a los acusados por el ataque terrorista contra la AMIA, que en 1994, en Buenos Aires, dejó 85 muertos.” La Nación, 26.09.2012).

La presencia iraní en América Latina, se hizo muy evidente en Venezuela. Hugo Chávez, no solamente defiende el supuesto derecho de Irán a desarrollar capacidad nuclear que le permita fabricar armas atómicas, sino que intensificó la colaboración con los ayatolas en diversos campos. Esta política de acercamiento a Irán es seguida por Bolivia, Nicaragua y Ecuador, aunque las diferencias en la política interna entre estos y el régimen de Teherán son abismales. La convergencia de esos países obedece a su común animadversión a los Estados Unidos y a los valores democráticos de Occidente.

No sería extraño que en este acercamiento, o ablandamiento, de la posición argentina con relación  a Irán, haya mediado la influencia de los “bolivarianos” de Chávez. Aún se recuerda la conexión entre el chavismo venezolano y el kirchnerismo argentino, como las facilidades de Hugo Chávez para que, en plena cumbre de las Américas en la Argentina, encabece actos populacheros de provocación contra Estados Unidos. Tampoco se olvida el escándalo del maletín con dinero de Venezuela que, se dijo, constituía un aporte de Chávez a la primera campaña electoral de Cristina Kirchner.

Definitivamente, hay un  giro notorio en el gobierno de la presidente Cristina Kirchner en su actitud frente a Irán. Se acerca más a los países de la ALBA, los que, como posición común, respaldaron al feroz tirano Muammar Gaddafi y, ahora, al dictador sirio y, por supuesto, a la teocracia iraní.

En el futuro cercano podría variar el panorama político de la América Latina ahora dividida entre países con regímenes populistas y países demócratas. Al parecer, la señora Kirchner ya se alineó ostensiblemente con el régimen de Caracas, cuya continuidad depende de lo que suceda el próximo 7 de octubre, es decir del resultado de las elecciones en las que Chávez y sus socios se juegan su destino.

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