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Quiero volver a mi país: El clamoroso pedido de 1.850 bolivianos, peruanos, colombianos y venezolanos varados en Chile


04/06/2020 - 09:55:08

La Tercera.- Sin familia, desempleados y lejos de su hogar. Así están alrededor de 1.850 ciudadanos de Bolivia, Venezuela, Colombia y Perú, quienes llegaron a Chile en busca de trabajo y prosperidad, pero se encontraron con la crisis del Covid-19.

Ahora solo anhelan volver a sus países. El problema es cómo, sin dinero, sin un lugar donde vivir y con las fronteras cerradas. Hasta anoche había decenas de extranjeros pernoctando en carpas instaladas en las calles de Santiago, frente a sus sedes diplomáticas, pidiendo un traslado humanitario. Buena parte de las familias fueron llevadas a albergues. Otros, decidieron quedarse frente a consulados y embajadas para presionar a sus gobiernos.

Simón Mamani (32) amaneció ayer en las afueras del consulado de Bolivia, cerca de la Av. Santa María, junto a su esposa, Olga Quispe, y a su hija Adaluz, de cuatro años. Un pariente les contó que la situación económica en Chile era muy buena. No dudaron en viajar. Fue el verano que pasó. Todo estaba bien hasta que llegó marzo. El trabajo ya estaba terminando en un packing de uvas en Las Cabras, Región de O’Higgins. Y de golpe vino la pandemia. Se quedaron varados en una zona desconocida. La semana pasada, como pudieron, se vinieron a Santiago, junto a 800 compatriotas, la mayoría trabajadores agrícolas, quienes estuvieron apostados afuera del consulado durante días. “No tenemos dinero para pagar un pasaje en avión. No nos queda nada”, se lamentó Simón.

Historias como la de esta familia se repiten, con distintos rostros, en improvisados campamentos en la capital. Es el caso de los casi 350 peruanos que se instalaron en Providencia, frente a su consulado. Una de las voceras del grupo, Stephany Reyes, contó que la mayoría se quedó sin trabajo, por lo que pidieron ayuda para regresar a su país.

En el caso de Colombia, los ciudadanos varados también pernoctaban frente al consulado. La representante del colectivo, Karen Mosquera, precisó eran “cerca de 250 personas, entre ellos, 18 niños”.

La intendencia informó que 800 ciudadanos de Bolivia y 150 de Perú fueron llevados anoche, para su protección, a los liceos Valentín Letelier, Sara Blinder y Paula Jaraquemada y a la Escuela República de Paraguay. El intendente Felipe Guevara lo coordinó con los municipios de Providencia y Recoleta.

Teodoro Ribera, ministro de Relaciones Exteriores, explicó a La Tercera que “mientras Chile tuvo una política de fronteras abiertas para que retornaran los chilenos, e incluso los extranjeros residentes, los demás países, salvo Brasil, impusieron una prohibición de retorno de sus connacionales”. Aclaró que la disposición por parte del gobierno chileno para que los extranjeros varados retornen a sus países es total, pero que la piedra de tope está en las medidas internas de esos países.

Anoche, para el caso de los colombianos, la Cancillería informó que el 9 de junio habrá un vuelo humanitario para personas que tengan “alta vulnerabilidad económica”.

Alejandro Parada, de 43 años, técnico en administración, llegó a Chile hace un año y medio. Lo hizo imitando a miles de sus compatriotas, producto de la crisis en su país. “Acá estaba todo mucho mejor que en Venezuela, pero vino el estallido social y la pandemia; ahora, lo único que nos queda es regresar a nuestro hogar”, dice.

Recuerda que recién arribado, las hizo de garzón y barman. Alcanzó a tener dos sueldos. “No era malo, pero ahora tengo solo lo puesto. No me queda nada de dinero”, dice.

Según su diagnóstico, a los venezolanos les golpeó muy fuerte el tema del desempleo. Por eso, hace casi dos meses se empezaron a instalar frente a la embajada, en Providencia. Según ellos mismos, alcanzaron a ser casi 400 personas. “Todos los días me llaman, no pueden seguir pagando el arriendo, necesitan volver”, explica este hombre que acá vive sin familia y quien hoy se ha convertido en un verdadero dirigente social.

Sobre el día a día, relata que vivir en carpas fue complejo. Pasaron noches con temperaturas bajo cero, sin poder ducharse ni tampoco cocinar. Dependían de la ayuda de la comunidad. Esta semana, los últimos que quedaban -entre ellos, Alejandro- fueron trasladados al Liceo Lastarria, donde tienen alimentación y acceso a baños.

Nancy, entre el cáncer y la espera

Nancy Abril (38) es una de las decenas de ciudadanos colombianos que están apostados en carpas -la mayoría son solo plásticos improvisados- afuera del consulado de ese país, en Providencia. Ella tiene cáncer de mama. Cuenta que, pese a su condición, no ha tenido una respuesta de sus autoridades sobre cuándo puede volver a su país. “Llegué hace dos años y medio y debido a mi condición de salud decidí volver, pero cancelaron todos los vuelos en abril y me quedé sin poder moverme”, sostiene.

Nancy trabajaba en un hotel de Santiago. Afirma que durante este periodo ha podido conseguir medicamentos gracias a la ayuda de amigos, pero cada día que pasa es una incógnita. También señala que no tiene la posibilidad de acceder a un especialista: “Como podrán imaginar, muchos no tenemos los recursos, solamente quiero volver, pues mi familia está en Colombia”.

Además, Nancy está sola. Su pareja e hijos residen en su país. Y la comunicación con ellos tampoco es fácil. “Me mantengo acá afuera de la embajada para que me confirmen si habrá un vuelo de retorno y qué pasará con nosotros”, cuenta.

Axel, el simple sueño de tomar un avión a Lima

Elvis Castillo (33), obrero de la construcción, tiene en sus brazos a Yamilet, de cuatro meses, y mira de reojo al pequeño Axel, de cinco años, a quien no parece importarle nada más que su juguete: una potente camioneta de ruedas grandes con la que recorre la vereda de Antonio Bellet, frente al consulado de Perú, muy lejano al nerviosismo que se vive en esas cuadras. Unos pocos metros más allá, un grupo de sus compatriotas hace fila para irse en un bus a un albergue, pero Elvis y su mujer, Luisa, quienes viven desde hace dos años en Chile, aún no han sido llamados para un recinto.

“Estamos en una situación crítica, con dos niños. Es difícil estar en una carpa, protegernos del frío y de la lluvia, como anoche (miércoles)”, explica Elvis, quien perdió su empleo cuando se paralizó la obra donde se desempeñaba como albañil. Luego de eso no pudo seguir pagando el arriendo en una pieza de Cerro Navia. Quedaron en la calle.

Sentada en la vereda, Luisa comenta que en las actuales condiciones temen enfermarse. Muy atrás quedó el sueño de estar en Chile, que hoy les parece una pesadilla. El pequeño Axel, como muchos niños que revolotean en este campamento, muestra sus juguetes comprados en la feria y cuenta entusiasmado que junto a su familia están esperando un avión para irse a Lima, su casa.


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