Gizmodo.- Saturno, un caimán del Misisipi que se asocia con Adolf Hitler, ha muerto en el zoológico de Moscú a los 84 años de edad por causas derivadas de su vejez. Según publica el zoológico en Facebook, la esperanza de vida de esta especie se sitúa entre 30 y 50 años, por lo que había alcanzado una edad formidable.

El aligátor tuvo una vida larga, pero también muy agitada. Nacido en Estados Unidos en torno a 1936, fue llevado ese mismo año al zoológico de Berlín, de donde escapó tras los bombardeos del 23 de noviembre de 1943. No se supo más de él hasta que los soldados británicos lo encontraron en 1946 y lo entregaron a la Unión Soviética. Cómo sobrevivió esos años sigue siendo un misterio.

En julio de 1946, Saturno llegó a Moscú, donde nació el mito de que había pertenecido a la colección privada de Hitler, lo que lo convirtió en uno de los especímenes más populares del zoológico. Aunque se dice que Hitler visitaba con frecuencia el zoo de Berlín y le gustaba ver a Saturno, nunca fue su mascota.

El zoológico de Moscú se ha encargado de mantener al caimán con vida durante 74 años. No sin sobresaltos.

A finales de los 50, Estados Unidos regaló a la Unión Soviética una hembra de la misma especie. Shipka era 30 años más joven que Saturno, pero no tuvieron descendencia porque todos sus huevos eran infértiles. La hembra murió poco después, y Saturno quedó tan angustiado que rechazó la comida por un tiempo.

En los 80, una losa de hormigón cayó sobre su acuario, pero Saturno se había puesto a cubierto, lo que le salvó la vida.

En 1990, lo mudaron de edificio. La mudanza lo estresó tanto que se negó a comer durante cuatro meses, lo que, de nuevo, casi lo mata de inanición.

En 1993, cuando cayó la Unión Soviética y los tanques rusos salieron a recorrer el Anillo de los Jardines de Moscú, Saturno lloró estresado por las vibraciones, un llanto que un cuidador del zoo asoció con el trauma de la batalla de Berlín.

En una ocasión, un visitante borracho le arrojó una piedra en la cabeza para despertarlo. Los veterinarios tuvieron que luchar para mantenerlo con vida.

En otra ocasión, unos turistas le lanzaron botellas de vidrio y llegaron a herirlo, lo que obligó a reforzar el acuario con una pared transparente.

En la década del 2010 Saturno volvió a dejar de comer, esta vez durante casi un año. El personal del zoológico le hacía análisis de sangre y le inyectaba vitaminas para tratar de mantenerlo con vida, hasta que un día volvió a comer.

El personal del zoológico de Moscú ha despedido a Saturno recordando que era exigente con la comida y que recordaba perfectamente a sus cuidadores de confianza, muchos de los cuales lo conocieron siendo niños.

Le encantaba que lo masajearan con un cepillo y si no le gustaba algo, destruía los recogedores de comida de acero y los adornos de hormigón de su acuario.

Saturno ha muerto en el año del 75 aniversario de la muerte de Hitler, del fin de la batalla de Berlín y del fin de la Segunda Guerra Mundial. Descansa en paz.