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El gran turbión de 1983

En la madrugada del 18 de Marzo de 1983 el río Piraí sembró muerte y destrucción a su paso por las llamadas cuenca alta, media y baja de su cauce. El usualmente apacible río cruceño, y en menor medida los ríos Espejillos y Güendá, desataron una implacable destrucción a su paso en una longitud de más de 100 kilómetros entre los valles y la llanura aluvial y, al avanzar sobre terreno plano, el desborde alcanzó un frente de unos 10 kilómetros de ancho, realizando el movimiento de tierra más portentoso que puede hacer un río al modificar radicalmente el paisaje de su propia cuenca.

Aquel día viernes la población amaneció sobresaltada por las advertencias de las radioemisoras que habían sido alertadas sobre un gran turbión que se avecinaba desde la cuenca alta del rio Piraí, con un caudal que sobrepasaba todos los registros obtenidos anteriormente en las estaciones de observación. En Santa Cruz llovía persistentemente, bajo un frente húmedo estacionario que había oscurecido la mañana con nubes densas y bajas, repletas de humedad.
 
La noche anterior un "Surazo" con abundante lluvia y fuertes vientos, había azotado la ciudad arrancando árboles y derribando postes de energía eléctrica, como un presagio de la catástrofe que se avecinaba.

Texto y Fotos: Jorge Orías Herrera
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