Sin guardar ninguna similitud con el enigmático paisaje marino de la península francesa del mismo nombre, el gran vertedero de “Normandía” situado a solo 5 kilómetros al sur de la Ciudadela Andrés Ibáñez o antiguo “Plan 3.000”, crece vorazmente, engullendo diariamente más de 600 toneladas de basura.
Entre el ruido incesante de potentes tractores oruga que cubren de arena dorada verdaderas montañas de desechos urbanos en medio del acarreo incesante de las pestilentes volquetas, surge un paisaje de tierra devastada por una atroz contaminación. Negras bandadas de suchas ávidos de podredumbre y otra de garzas impecablemente blancas, alzan vuelo a cada instante en busca de su sustento diario, mientras grupos de gente humilde rebaten el basural en busca de algo rescatable para revender.
La zona es inhabitable, pero hasta allí han llegado los asentamientos humanos que hoy exigen insistentemente y sin esperanza real alguna, el traslado del vertedero a algún lugar, donde tampoco será bienvenido.
traduciendo...
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