Los paseos públicos cruceños han sido sitios de inspiración para poetas, músicos y literatos de nuestro pueblo, y el encuentro obligado de los enamorados que en sus furtivas escapadas a estos centros de esparcimientos y recreación lograron consolidar el amor, semillas de las generaciones que hoy vemos en estos sitios como una película que se borra lentamente de nuestra memoria.
Estos paseos públicos cubrieron la sentida necesidad de nuestra gente de contar con lugares de reunión que en los momentos de descanso cobijaron y fueron testigos mudos de conversaciones de negocios, de política, de reuniones familiares y de amigos que en su momento llenaron de fraternidad y esparcimiento a la familia cruceña.