Identidad y Desarrollo fueron las premisas básicas para fundar un pueblo que con el tiempo llegaría a ser la raza nativa e indómita que llevó por delante la cruz simbólica de nuestro redentor para conformar una sociedad noble, de principios cristianos bien profundos e inteligentemente capaz para identificarse claramente del resto de la región.

Con su fundación en el sutós, a orillas del arroyuelo el Riquio, se sembró la semilla del desarrollo de una Santa Cruz altiva, pujante, productiva y capaz de autoabastecerse en todos los rubros del desarrollo humano y compartir estas bendiciones con el resto del país y el mundo.

Diremos también que, antes de la llegada de los españoles, estos territorios estaban habitados por más de 200 naciones nativas, dispersas en pequeñas aldeas y sus habitantes ya cultivaban Yuca, Arroz, Maíz, Frejol y Zapallo entre otros productos. La alimentación básica de estos nativos provenía de la caza, pesca y la recolección de frutas que cosechaban en el bosque.

El mitológico comentario de los conquistadores europeos que en esta tierra existía un reino rico en oro, piedras preciosas y plata, los llevó a hacer una exploración minuciosa de estas tierras de la cuenca amazónica. Esta búsqueda no prosperó y en estos trajines el capitán español Ñuflo de Chaves fundó en el año 1561 la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

Esta ciudad tuvo dos traslaciones, la primera en el año 1592 a orillas del Río Grande o Guapay y en el año 1595 a orilla de Río Piraí donde se encuentra actualmente y donde se instaló la primera sede de la gobernación o sede del Gobernador.

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