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Sexo, sexo y más sexo: Nuevos libros para un tema que siempre genera ardientes lectores




21/05/2022 - 11:45:35

Infobae.- Del Kamasutra a la revolución del clítoris, pasando por el chat hot y las (qué tan) novedosas prácticas sexo-afectivas, la sexualidad siempre ha sido materia de ensayos, tratados y manuales de uso. Lejos de la literatura erótica, pero con cierta picardía, humor y muchas preguntas, los manuales, manifiestos y libros de autoayuda sobre el viejo y siempre inconmensurable asunto abordan el tema en muy diversos títulos y propuestas. Es que el sexo siempre vende. Su objeto de estudio nunca pasa de moda, sus misterios se multiplican y el público se renueva.

Recorrer en clave de sexo las novedades de las librerías es la aventura que guía esta nota. Y entonces encontramos sexólogas, investigadoras todo terreno y hasta una trabajadora del sexo que se ha revelado como escritora. (Nota al pie: son todas autoras mujeres…) El viejo asunto que mueve al mundo genera no solo el placer del cuerpo sino también el de la lectura. Vamos a por más.

Alrededor de la vulva

“Un bajón el libro estilo manual” –dice Tati Español, autora de Todo sobre tu vulva. Apuntes sobre el placer (Planeta), un libro que hace eje en las personas con vulva y su posibilidad de placerear (sí, bienvenido el neologismo placerear, orgasmear y squirtear) que recorre la historia del clítoris desde la Antigüedad a nuestros días, para problematizarlo todo.

“Un bajón también haber visto que mi libro en la mesa de los libros de autoayuda, aunque en realidad creo que ha ayudado a muchas personas a encontrarse, a sincerarse, a conocerse”, dice la autora. Tati Español es ante todo una mujer curiosa que hace varios años empezó a investigar por cuenta propia sobre el clítoris, el placer, la sexualidad.

“Encontré papers, investigaciones, libros, fotos, especialistas. A los pocos años, tenía una biblioteca sobre sexo y tanta información que necesité empezar a compartir. Entonces convoqué a unos talleres en el departamento de una amiga”. Era 2018: en pocos meses el departamento estalló de gente.

“Las personas con vulva siempre hemos vivido para el placer de otros, sin conocer nuestros cuerpos, nuestras ganas, nuestros gustos y deseos. Por eso digo que es un bajón seguir el manual, porque terminamos de un mandato al otro: ‘ahora tengo que squirtear’ o ‘tengo que orgasmear así o acabar de tal manera’. El manual atenta contra lo personal porque incentiva a buscar lo mismo que tienen las demás. Y entonces aparecen los miedos e inseguridades: ‘¿lo estoy haciendo bien?’ ‘¿soy normal?’ ‘¿a dónde tengo que llegar?’ Y no hay una receta, ni un juguete, ni un modo de tener un orgasmo o una eyaculación”, dice la especialista, que mantuvo en pandemia sus talleres online, un Instagram muy activo y finalmente publicó el libro que reúne gran parte de todo ese conocimiento acumulado.

Y más. Porque en este manual antimanual, Tati Español cuestiona, problematiza, invita al juego y a la experimentación. Hay un capítulo polémico dedicado al porno y otro que ahonda en el sexo en tiempos feministas. Además tiene ilustraciones anatómicas y otras muy sensuales y lúdicas, una gráfica destacable y una invitación abierta al juego: “Para placerear/orgasmear hay personas que necesitan: (viene la lista) chapar por horas/ una conversación interesantísima / un coqueteo intenso / coger cinco horas/ coger cinco minutos/ que les muerdan/ bailar/vibración/ mirar/ oler/ …”, y la lista continúa.

Es que el libro despliega una gran invitación a huir de todo sometimiento y armar la bitácora personal del placer, “que además cambia con el tiempo, con la edad, con la vida”, asegura la autora que en estos días prepara Placera, una comunidad de intercambio e investigación.



Vivir del sexo

Cuando el sexo es trabajo, el discurso sobre el placer vira hacia el debate legal y social. ¿Existe el trabajo sexual como decisión autónoma o siempre implica ejercicio de explotación? ¿Hay goce o es puro esclavismo? Prohibiciones, permisos, leyes, consumo y vida privada entran en consonancia con el placer, el derecho a elegir, el consumo ¿de cuerpos o servicios? Y más: gremialismo, sindicato, horas extras.

Georgina Orellano trabaja como prostituta hace más de quince años, es Secretaria General de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) y autora de un libro imprescindible para entrar a estas filosas preguntas: Puta feminista. Historias de una trabajadora sexual (Sudamericana).

¿Quién podría imaginar a una puta escribiendo un libro? “Ni yo misma”, dice Orellano. Puta feminista tiene una prosa adictiva y no sólo impacta porque cuenta “hechos reales” (el viejo gancho de la “vida real”) sino porque su ambiente toca espacios conocidos, sensibles para el lector. Y va más allá: “A ciertos marcos teóricos les falta calle y clase obrera, esa a la que las putas orgullosamente pertenecemos”, dispara la autora en el prólogo y fija un pacto de lectura insoslayable desde un nosotras (las putas).

Apunta a “pasar de ser objeto de estudio a ser sujeto político”. “Nosotras somos. Somos las que quisieron ocultar debajo de la alfombra. Somos aquellas en las que se han depositado todas las miserias. Somos ese insulto. Somos esa palabra que da pudor y vergüenza. Somos ese volante que infinidad de veces despegaste y tiraste al suelo. Somos esas esquinas y esos barrios por los que te da miedo transitar, somos las excluidas que solo tenemos permiso para habitar las noches y los lugares en los que no quede tan a la vista nuestra putez”, escribe.

También la intimidad se deja leer en sus páginas: “Yo me sentí prostituta aún no ejerciendo”, confiesa Orellano para afirmar: “Ya siendo trabajadora sexual aprendí a poner condiciones, a decir esto sí lo hago, esto otro no; cobro tanto, voy a tal hotel, mi servicio dura tantos minutos. A veces voy a trabajar sin ganas, preferiría quedarme en mi casa, ¿a quién no le pasa?”.

Puta feminista trama autobiografía, amor, cuerpo, placer sexual y dinero, una ecuación compleja que tensiona la lectura de cada una de sus páginas. “Sufrí más estando enamorada que trabajando de puta, aunque les de afuera crean que en nuestras casas estamos a salvo y que los únicos machistas son los clientes de lxs trabajadorxs sexuales. La calle me dio esa libertad que en mi casa me prohibieron, la calle me enseñó lo que en mi casa ni se hablaba. Déjenme decirles, hermanas, que amar desde el desapego al menos no duele tanto”. Una mirada inquietante y disruptiva que desafía cada momento de lectura.



Algo que nos devuelva el fuego

Arder, sangrar, gozar: verbos siempre aplicados al sexo, que tienen su carne y su propia poesía. Y en clave poética, pero también apelando al tono de denuncia y manifiesto, Anabela Musante lanzó al mundo Útera. Algo que nos devuelva el fuego o cómo desterrar la crueldad de nuestros cuerpos (distribuido por Sudestada).

El eje del trabajo (de investigación, pero también poético) es la menstruación y la escucha atenta de los ciclos como fuente de placer y displacer sexual y sensorial. “Este libro es una denuncia, un grito de desahogo, un puño en alto, una canción aguerrida. Necesitamos recuperar el saber sobre nuestros cuerpos, nuestra salud, nuestra sangre, nuestra sexualidad y el placer, para abandonar las formas crueles, mezquinas y odiosas hacia nosotrxs mismxs, y reparar lo que una cultura misógina nos dejó. Crear un mundo, una trinchera, una manada, un hogar, un remanso para que los cuerpos vuelvan a mirarse con amor o, por lo menos, con escucha y amabilidad, es una tarea tan valiente como necesaria”, dice Útera, un punto de partida que el texto sostendrá y profundizará a lo largo del libro.

Con ilustraciones de Catalina Cartagena y prólogo de Florencia Carbajal, Útera trae diversas voces para contar el reverso del placer, o la invisible amorosidad y salud de un tema tabú (re tabú) como es la menstruación en relación al goce de la sexualidad. Pero antes, la crueldad como un punto de tensión sobre el que se apoya la hipótesis del libro.

¿Por qué la cruedad? “La crueldad -dice Musante- porque tenemos, ya sea impuestas, apropiadas o naturalizadas, ciertas conductas sistemáticas crueles con nuestros cuerpos, con nuestra sexualidad, con nosotras mismas. Desde los diálogos creados en torno a lo que somos o podemos crear hasta en la forma de habitar nuestros espacios sexuales /creativos. Y el sistema es el que genera toda esa explotación, y quien nos expropia saberes o sentires desde pequeñas, creando estereotipos y lógicas homogéneas o normas ‘estándares’ para todo. No se nos permite sangrar, ni ciclar, ni parir, ni habitar la sexualidad como cada una necesita/ puede/ siente/ desea. El placer fue silenciado y para recuperarlo de alguna manera podemos empezar desterrando lo cruel”, dispara.

Útera es el segundo libro de la autora (el primero se titula Curanderas) que se define como activista del placer y también ofrece talleres de salud menstrual y sexualidad creativa. “Es urgente hablar de feminismos, de disidencias, de viejos patrones, de estructuras retrógradas, de las leyes ganadas, pero también es vital y nos corresponde ponerle palabras a la gestión de la salud de nuestra ciclicidad (la que sea que exista); a la sexualidad, a lo que nos excita y nos calienta; al útero, al placer y al clítoris; a nuestra sangre, a nuestros desequilibrios; a lo que nos sigue doliendo, a lo que sigue herido, callado, estigmatizado, en carne viva, para resignificarlo y quitarle los tintes de asco, vergüenza y rechazo que nos hicieron adoptar mientras nos alejábamos de lo que somos”, dice Útera.

A todo ritmo

La licenciada Cecilia Ce es súper mediática. Tiene tres libros sobre sexo publicados: Vinculear, Carnaval toda la vida y Sexo ATR (los tres de editorial Planeta). Tiene también una columna sobre sexo en el programa de radio Perros de la calle (Urbana Play FM), y un espectáculo teatral titulado Sex and beer night en el teatro Metropolitan Sura en el que propone derribar mitos y promover el ejercicio de la sexualidad plena, consensuada y segura.

Su lenguaje es descontracturado y humorístico, y sus temas van desde la anatomía a la estimulación sensorial femenina y masculina, la respuesta sexual, el orgasmo y las posiciones para tener relaciones.

En Vinculear se propone analizar y dar algunas respuestas a las relaciones sexuales de la actualidad. “El sexo ya no es el punto de llegada de las relaciones amorosas. El sexo es el lugar de partida de los vínculos, con fines afectuosos, románticos o no”, dice la licenciada Cecilia Ce y agrega: “Pero que el sexo se haya vuelto un fin en sí mismo no significa que la otra persona no tenga valor. Al contrario, la idea es devolverle la importancia que tiene el otro, la pareja sexual, y devolverles a estos encuentros la emoción”.

La licenciada Ce propone pasar de la teoría a la práctica. En sus cursos y presentaciones se acompaña con un peluche con forma de vulva que le sirve para explicar anatomía y zonas erógenas. “El sexo necesita del ensayo y el error. Nadie nace sabiendo”, dice la especialista. Vinculear propone técnicas y posiciones ilustradas para ejercer el disfrute, la conexión y el cuidado con el otro.



Se hace camino al andar

A esta altura del recorrido, la pregunta vuelve como una espada filosa: ¿necesitamos leer sobre sexo o el mero ejercicio del hacer implica conocimiento? En tono cuestionador, Francesca Gnecchi, directora de la primera boutique erótica de Argentina, magíster en Periodismo por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y diplomada en Género por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, propone El camino del sexo. Un viaje para redescubrir el cuerpo, nuestro deseo y disfrutar en libertad (Ediciones B). El índice del libro es claro: “Nuestros genitales”, “Masturbación”, “La respuesta sexual”, “El punto C”, “Elige tu propia ruta”, “La búsqueda del placer” y “Juegos previos no tan previos” y “El Valle” son sus capítulos. A los que se suman un sustancioso epílogo y copiosa bibliografía. Pero detengámonos un momento en el capítulo “El punto C”: “El punto es el cerebro - define la especialista-, el órgano sexual más importante de todos. Para llegar a despertarlo hay estímulos muy importantes. La cultura, el cortejo, el consentimiento, la comunicación, la creatividad, el tiempo”.

Además de analizar cada uno de estos estímulos, el libro de Gnecchi propone consignas de escritura y hojas con renglones para escribir: “Anotá acá cuáles creés que fueron las causas de tu falta de deseos en este último año. Tratá de recordar los momentos en que eso ocurrió y registrar cuándo tuviste menos y cuándo más. (…)”. Otra actividad: “¿Creés que hay actividades que serían importantes para vos y estás dejando de lado? ¿Cuáles?”.

Más allá de las tareas puntuales, que también se pueden realizar en pareja (¡y qué mejor que compartirlas!), el libro de Gnecchi es una fuente de cuestionamientos punzantes para responder con el punto C y desde todo el cuerpo: “¿Qué sabemos sobre el deseo? ¿Y si deseamos, pero no a la persona que tenemos al lado? ¿y si deseamos pero no sexo? ¿Y si deseamos conocer más nuestro cuerpo? ¿Y si deseamos indagar otras prácticas? ¿Y si deseamos no tener pareja? ¿Y qué sabemos sobre orgasmos? ¿Existen mitos y mandatos que nos condicionan más de lo que registramos? ¿Qué aspectos de la educación que recibimos nos está castrando?”.

Para seguir leyendo, investigando, explorando. Y jugar más, redescubrir nuevos horizontes de lecturas y posiciones (teóricas y corporales) para seguir creciendo.

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