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Las dictaduras están empeorando el brote del Coronavirus




27/03/2020 - 13:53:43
HRF.- El 27 de febrero, en medio del ahora creciente brote mundial de coronavirus, la activista china por los derechos humanos Yaqiu Wang advirti� sobre una tragedia: �Sin importar qu� tan limitados sean los recursos del gobierno, silenciar las cr�ticas siempre va a ser la prioridad n�mero uno del partido comunista�.

Se refer�a al hecho de que otro periodista, Li Zehua, acababa de ser arrestado en China por informar sobre el coronavirus. Pero su comentario es algo atemporal, una clara muestra de c�mo operan los sistemas autoritarios.

Durante el desastre de Chern�bil, el r�gimen Sovi�tico trat� de ocultar los terribles efectos de la fusi�n nuclear. A�n peor, la serie de eventos que desencadenaron la explosi�n han sido atribuidos a un error humano � ciudadanos que hab�an puesto su lealtad al Partido Comunista por encima de su compromiso con el bien p�blico. Entonces, como tambi�n ahora, silenciar las cr�ticas es el objetivo n�mero uno de los dictadores en tiempos de crisis.

Como se�ala un nuevo estudio de �The Economist�, las dictaduras son malas para la salud p�blica. El informe revisa datos hist�ricos de la base de Datos Internacional para Desastres, que cubre 40 a�os de impacto de enfermedades que van desde la viruela hasta el zika y el �bola. Las democracias, concluye el an�lisis, son �mejores que otras formas de gobierno para contener y tratar los brotes� (obteniendo) tasas de mortalidad m�s bajas por enfermedades epid�micas que sus contrapartes no democr�ticas�.

Incluso cuando las dictaduras informan cifras aparentemente buenas sobre salud, los datos deben ser tomados con escepticismo. Debido a que los gobernantes autoritarios no permiten que la prensa libre u organizaciones de vigilancia operen libremente, es casi imposible verificar las estad�sticas socioecon�micas procedentes de pa�ses con gobiernos autoritarios. Entidades como la UNESCO recopilan datos para informes que elaboran Naciones Unidas, el Banco Mundial y otras organizaciones influyentes. En el caso de una dictadura como Cuba, el r�gimen entrega los n�meros de salud directamente a los recolectores de datos y no es posible una doble verificaci�n independiente. Esto explica por qu�, a pesar de la amplia cobertura medi�tica de las �excelentes� estad�sticas de atenci�n m�dica en Cuba, el pa�s experiment� un brote de c�lera hace pocos a�os.

A primera vista, las dictaduras altamente centralizadas pueden parecer mejor equipadas para movilizarse r�pidamente durante una epidemia ya que simplemente no respetan los derechos o deseos de los ciudadanos en sus pa�ses. Uno podr�a ver la enorme cantidad de nuevas construcciones y expropiaciones del Partido Comunista Chino en su carrera por construir m�s hospitales, m�s camas y m�s medios de diagn�stico como algo positivo. Pero debido al clima de miedo que crean para sobrevivir, las tiran�as terminan cuestionando la innovaci�n y la cooperaci�n y, en �ltima instancia, consideran incluso las cr�ticas bien intencionadas como un crimen contra el Estado.

En China, el Dr. Li Wenliang advirti� a sus colegas en Wuhan sobre los potenciales peligros masivos del coronavirus a finales de diciembre. En lugar de escucharlo, las autoridades lo acusaron de �perturbar severamente el orden social�. Eventualmente, fue infectado y muri� a causa del virus. Se convirti� en un h�roe nacional y s�mbolo para los internautas chinos para expresar sin temor su disidencia en l�nea.

Ha quedado claro que hay muchos m�dicos y profesionales m�dicos como el Dr. Li que intentaron decir la verdad. Seg�n un art�culo de Caixin, ahora censurado, un hospital de Wuhan hab�a enviado una muestra del virus a las autoridades el 24 de diciembre. La muestra fue analizada tres d�as despu�s, pero el primero de enero, un funcionario orden� su destrucci�n e inici� un encubrimiento. Una semana despu�s, un equipo de m�dicos visit� Wuhan pero no se les permiti� ver ninguna de estas pruebas, impidi�ndoles diagnosticar adecuadamente la situaci�n.

En los dos �ltimos meses, los m�dicos, periodistas y ciudadanos chinos que informan la verdad han sido perseguidos y silenciados o han desaparecido. Las medidas adecuadas de salud p�blica que podr�an haberse tomado no se dieron por temor a desagradar al partido comunista. Hoy los funcionarios informan alrededor de 2,900 muertes. Pero en una realidad en la que familias enteras est�n muriendo y donde las c�rceles est�n reportando brotes, este n�mero parece una subestimaci�n producto de la paranoia de un r�gimen autoritario.

Otro foco importante del coronavirus est� en Ir�n, donde la dictadura tambi�n ha actuado r�pidamente para silenciar la discusi�n y los informes sobre la enfermedad. Al principio, los gobernantes del pa�s negaron que el coronavirus fuera una amenaza. Pero ahora, a medida que los principales miembros del gobierno y la estructura religiosa han comenzado a contraer la enfermedad e incluso morir debido a �sta, el r�gimen est� tomando medidas p�blicas importantes y cancelando las oraciones de los viernes, los eventos deportivos e incluso las escuelas durante varias semanas.

En una tragicomedia de la vida real, un alto funcionario de salud iran� pronunci� un discurso televisado para decir que el gobierno ten�a el control de la situaci�n, todo mientras parec�a estar enfermo. M�s tarde se revel� que hab�a sido infectado con coronavirus. Poco a poco, se han filtrado videos de ciudadanos que revelan brotes y cifras de muertes no reportados en hospitales. El 1 de marzo, el Ministerio de Salud del r�gimen indic� que 54 personas han muerto por el virus. Mientras tanto, fuentes independientes le han dicho a la BBC que al menos 210 personas han muerto. El r�gimen ha acusado a la BBC de difundir noticias falsas y los expertos dicen que m�s de 2,000 personas podr�an estar infectadas s�lo en la ciudad de Qom. Pero las autoridades religiosas, que no quieren parecer d�biles, siguen instando a las personas a visitar la ciudad santa para la superaci�n espiritual, y no han cerrado el �rea.

Al igual que en China, est� claro que las autoridades iran�es todav�a se est�n centrando en aplastar la disidencia, incluso cuando una crisis de salud p�blica se est� descontrolando. Esta semana, el r�gimen emiti� sentencias de muerte para tres personas que fueron detenidas durante las protestas en favor de la democracia a fines del a�o pasado. Y el domingo, anunciaron que un equipo de 300,000 personas ir�a de casa en casa en todo el pa�s para eliminar la enfermedad. Parece muy probable que esta iniciativa se convertir� en un esfuerzo por silenciar las cr�ticas.

Nuestras mayores preocupaciones deben reservarse para los escenarios m�s duros. Despu�s de que surgieron informes de brotes en las c�rceles chinas, muchos comenzaron a preocuparse por las condiciones en los campos de prisioneros en Xinjiang, donde se estima que m�s de 1 mill�n de Uigures, una etnia musulmana, est�n encarcelados. Una posible aun peor situaci�n es la del Corea del Norte, donde cientos de miles est�n en campos de trabajo forzado (gulags).

A principios de este mes, The Daily NK, un peri�dico que obtiene informaci�n del interior de Corea del Norte, inform� que hubo una serie de muertes por una enfermedad similar a la gripe en ciudades fronterizas con China. Tambi�n inform� que el ej�rcito norcoreano estaba metiendo barbijos de contrabando y que el sistema de abastecimiento del r�gimen se estaba paralizando.

En el Medio Oriente, a medida que el choque entre Turqu�a y Siria se convierte en una guerra, los refugiados sirios tienen poco o ning�n apoyo m�dico en el nefasto pero muy posible caso de que el virus se propague. En Venezuela, el presidente Maduro acus� a Estados Unidos de crear el coronavirus como arma contra China y amenaz� a los periodistas que informan sobre la enfermedad. Esta censura es aterradora dada la crisis de millones de refugiados en las fronteras del pa�s.

El economista indio Amartya Sen, ganador del premio Nobel, escribi� que ninguna hambruna hab�a ocurrido en una democracia. Las sociedades abiertas permiten un flujo libre de informaci�n, investigaciones independiente y periodismo de investigaci�n. Estas fuerzas son igualmente efectivas para advertir y difundir sobre la falta de alimentos de emergencia, al igual que alertan sobre brotes.

Una de las lecciones del coronavirus deber�a ser que los sistemas autoritarios son una amenaza cada vez m�s significativa para nuestro mundo. Como dijo recientemente la analista iran� y abogada de derechos humanos Gissou Nia, �la pr�xima vez que alguien trate de minimizar los abusos de una dictadura o diga �no es asunto nuestro�, por favor se�ale el manejo de Covid-19. Todos estamos interconectados y la forma en que los estados manejan sus asuntos �internos� nos afecta a todos�. El lema de Martin Luther King Jr. de que �la injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes� nunca hab�a sido tan cierto.

Una forma en que las dictaduras pueden tratar de hacerle frente a las epidemias en el futuro es aumentar su ya considerable vigilancia tecnol�gica de los ciudadanos. Incluso ahora, el gobierno chino est� recopilando enormes cantidades de informaci�n sobre su poblaci�n, todo en nombre de la salud p�blica. El r�gimen est� utilizando su vasta red de cientos de millones de c�maras, transmisiones de informaci�n desde tel�fonos de los ciudadanos y softwares de reconocimiento facial para tratar de mapear eventos en tiempo real.

Por ejemplo, se les est� pidiendo a los ciudadanos que pongan sus n�meros de identificaci�n en nuevas aplicaciones que pueden rastrear su ubicaci�n. La empresa de inteligencia artificial Sensetime est� comercializando al gobierno softwares biom�tricos y de videos que aparentemente pueden identificar a personas con temperaturas altas o que no lleven m�scaras. Seg�n un informe de Bloomberg, el gobierno y las principales corporaciones de telecomunicaciones est�n trabajando juntas para se�alar a cualquier persona que haya estado en la provincia de Hubei y detectar a las personas que compran medicamentos relacionados con el coronavirus en el punto de compra. Las empresas est�n facilitando cientos de solicitudes al r�gimen de la ubicaci�n de usuarios. Telecom en China incluso ha creado una puntuaci�n basada en colores para identificar a los ciudadanos en funci�n de su riesgo, mientras que WeChat en algunos casos ha permitido a los usuarios ver si est�n cerca de alg�n caso confirmado.

Se podr�a permitir el uso de los datos sociales en tiempos de crisis. Pero hay que preguntarse: �abandonaran los reg�menes estas nuevas herramientas una vez que el virus desaparezca? Viendo el crecimiento de la seguridad china despu�s de los Juegos Ol�mpicos de 2008, la respuesta parece ser no. Incluso en las democracias, dado el legado permanente de la Ley Patriota de mayor vigilancia y restricciones a las libertades civiles y la privacidad, los ciudadanos deben desconfiar de los nuevos protocolos de salud p�blica que se basan en la recopilaci�n masiva de informaci�n.

Li Zehua, el periodista que ha desaparecido en Wuhan despu�s de haber informado sobre la propagaci�n de la enfermedad, hizo una �ltima grabaci�n antes de transmitir en vivo su arresto. Era una nota para los funcionarios del r�gimen que �l sab�a que llegar�an en cualquier momento para llev�rselo. En la nota, �l explica por qu� hab�a decidido dejar su trabajo en la televisi�n estatal para informar sobre la verdad:

�Realmente los entiendo a ustedes que est�n detr�s de la puerta. Entiendo la misi�n que se les ha encomendado. Pero tambi�n simpatizo con ustedes, porque cuando apoyan sin condiciones ni raz�n semejante orden tan cruel, llegar� el d�a en que la misma cruel orden caiga sobre sus cabezas. Ok, eso es todo. Estoy listo para abrir la puerta�.

En sociedades cerradas, los reg�menes atacan y castigan a los ciudadanos m�s valientes, en lugar de permitirles liderar y ayudar con las crisis de salud p�blica. Estas personas creativas e innovadoras son los gl�bulos blancos de nuestro sistema inmunol�gico global. Identifican riesgos, comparten informaci�n sobre amenazas y nos mantienen fuertes y saludables. Sin ellos, debemos temer lo peor.

La versi�n original en ingl�s de este art�culo, escrito por Alex Gladstein, Chief Strategy Officer de HRF, fue publicado en la revista Wired a principios del mes de marzo.

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