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Por qué la gente consume desinformación y toxicidad en la red




23/01/2020 - 09:40:52
Infobae.- En un discurso en la cumbre �Nunca es ahora�, de la Liga Antidifamaci�n (ADL), Sacha Baron-Cohen sintetiz� las cr�ticas principales a las redes sociales: �En todo el mundo los demagogos apelan a nuestros peores instintos. Las teor�as conspirativas que alguna vez se limitaron a los m�rgenes hoy son comunes. Es como si la era de la raz�n estuviera terminando, y el conocimiento perdiera cada vez m�s legitimidad y el consenso cient�fico se desestimara. La democracia, que depende de las verdades compartidas, est� en retirada; la autocracia, que depende de las mentiras compartidas, est� avanzando. Todo este odio y esta violencia est�n siendo facilitados por un pu�ado de compa��as de internet que constituyen la mayor m�quina de propaganda de la historia�.

Las empresas detr�s de las plataformas sociales y sus algoritmos de recomendaci�n, que alimentan la profusi�n viral de contenidos como las noticias falsas, ser�an los villanos en esta historia. Y no ayuda que en su defensa, mientras ganan dinero por avisos que alientan el genocidio de los Rohynga o comercializando los datos de los usuarios sin su autorizaci�n, sus directivos se justifiquen con el derecho a la libre expresi�n. No obstante, polemiz� la revista Wired, el argumento al que muchos adhieren, como Baron-Cohen, es m�s tranquilizador que verdadero.

�En los �ltimos a�os, la idea de que Facebook, YouTube y Twitter crearon de alguna manera las condiciones de nuestro fanatismo �y, por extensi�n, la propuesta de que nuevas regulaciones o reformas de los algoritmos podr�an restaurar alguna era arcadiana de argumento probatorio� no ha soportado bien el escrutinio�, escribi� el editor Gideon Lewis-Kraus en un texto que analiza las ideas sobre las burbujas de filtros como una burbuja de filtro en s� mismas.


Cit�, por ejemplo, un estudio del Centro Berkman Klein de la Universidad de Harvard seg�n el cual la circulaci�n de noticias falsas �parece haber jugado un papel relativamente peque�o en el esquema general� de lo sucedido en las elecciones estadounidenses de 2016; tambi�n mencion� un an�lisis de 330.000 videos de YouTube, muchos de ellos asociados a la extrema derecha, �que hall� escasa evidencia de la teor�a sobre la radicalizaci�n algor�tmica, que responsabiliza al motor de b�squeda de YouTube por mostrar contenidos cada vez m�s extremos�.

La polarizaci�n pol�tica, record� Lewis-Kraus, "antecede largamente el ascenso de las redes sociales�. Los due�os de Silicon Valley lo saben: �La raz�n por la que estas empresas �en particular Facebook� hablan de la libertad de expresi�n no es simplemente para ocultar su inter�s econ�mico en la reproducci�n de desinformaci�n: tambi�n es una manera educada de sugerir que la verdadera culpa de lo que se pulula en sus plataformas recae en sus usuarios�.

Lejos de ser la causa de la era de las burbujas de filtros, cit� a Ezra Klein en su libro Why We�re Polarized (Por qu� estamos polarizados), las redes sociales son �un acelerador�, en tanto �alientan a los individuos a ver sus creencias y preferencias, aunque sea en momentos breves pero potentes que se perciben amenazadores, como expresiones potenciales de una �nica identidad pol�tica subyacente�.

M�s a�n �sigui� Wired�: el papel de las plataformas no fue deliberado ni inevitable. Cit� a Klein: �Al comienzo pocos comprendieron que la manera de ganar la guerra de la atenci�n era aprovechar el poder de la comunidad para crear identidad. Pero los ganadores surgieron r�pidamente, con frecuencia empleando t�cnicas cuyos mecanismos no comprend�an del todo".

Dos a�os antes de que Facebook se abriera al mundo en 2006, uno de sus inversores, el cofundador de PayPal Peter Thiel organiz� una conferencia en la Universidad de Stanford con su mentor acad�mico, el antrop�logo franc�s Ren� Girard. �Hoy la mera auto preservaci�n nos fuerza a que todos miremos el mundo con nuevos ojos", escribi�, en alusi�n al modo en que la pol�tica cambiaba tras el atentado contra las Torres Gemelas, �y despertemos de de ese largo y provechoso per�odo de letargo y amnesia intelectual tan enga�osamente llamado Ilustraci�n�. El 11 de septiembre de 2001 hab�a probado, desde su punto de vista, que �todo el tema de la violencia humana" hab�a "quedado encubierto� por una ficci�n pol�tica construida sobre el concepto del contrato social.

Y al mismo tiempo que le ped�a a Girard que contara la historia de la irracionalidad y la venganza humanas, invert�a USD 500.000 en el emprendimiento del jovenc�simo Mark Zuckerberg.

Girard explic� que como especie los humanos se caracterizan por la imitaci�n. Eso no se debe solamente a la capacidad de aprender: �El ser humano es la criatura que no sabe qu� desear, y mira a los dem�s para decidirlo�, escribi�. �Deseamos lo que otros desean porque imitamos sus deseos�. Se mira, as�, a los modelos sociales, la gente m�s fuerte.


La r�brica emocional de la imitaci�n no es tanto la admiraci�n de aquellos capaces de influir sobre otros sino la envidia devoradora. �La m�mesis empuja a las personas a una rivalidad creciente�, sostuvo Thiel, en la misma l�nea de su mentor.

El algoritmo de Facebook parecer�a trabajar en concordancia: a medida que la gente sigue algunos perfiles y da �me gusta� a algunas publicaciones, el algoritmo �reconoce la clase de gente que aspiramos a ser y nos complace con la sugerencia de refinamientos�, compar� Wired. Las plataformas no crean sino que refractan. �Se nos divide en conjuntos discretos de deseos, y luego se nos agrupa seg�n l�neas de importancia estad�stica. Las clases de comunidades que estas plataformas permiten han sido halladas, m�s que forjadas�. En el origen, el problema es qu� desean los usuarios.

Girard pas� sus �ltimos a�os analizando el modo en que las sociedades humanas desplazaban la violencia de la rivalidad imitativa hacia un s�mbolo, un chivo expiatorio: desde los antiguos hasta el cristianismo, el inocente sacrificado salvaba a los dem�s. �Pero los rituales arcaicos ya no funcionan en el mundo moderno�, observ� Thiel. E hizo un aporte de capital que, hasta el d�a de hoy, lo tiene en la junta de una de las redes sociales m�s importantes.


�La inversi�n clarividente de Thiel en Facebook podr�a ser interpretada como un gesto de fe en el poder de las plataformas para intervenir y reemplazar la violencia real con un nuevo sustituto simb�lico�, seg�n la revista de cultura digital. �La oportunidad de descargarnos en las redes sociales, y cada tanto unirnos a una turba indignada online, podr�a aliviar nuestro deseo latente de herir a la gente en la vida real�. Como un avance evolutivo: antes los humanos no ten�an estas estructuras simb�licas, ahora las aprovechan.

"Al final, a medida que se vuelve m�s y m�s insostenible echar al poder de unos pocos proveedores la culpa de las malhadadas demandas de sus usuarios, corresponde a los cr�ticos de la tecnolog�a aceptar que los deseos de las personas son reales, y hacerlo incluso m�s seriamente que las propias compa��as. Esos deseos necesitar�n una forma de compensaci�n que va mucho m�s all� del �algoritmo��, concluy� el texto: si el deseo humano est� en la ra�z del problema, no es el algoritmo responsable de la crisis de la democracia, ni un mejor algoritmo podr�a salvarla.

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