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Frente a la dictadura de la hiperconexión, ¿está llegando ya la tecnología tranquila?




10/12/2019 - 17:56:06
Infobae.- Estamos unidos a la tecnolog�a, pero �la usamos o nos usa? Las invenciones tecnol�gicas son como el aire que respiramos, nuestra segunda naturaleza como Homo sapiens. El declive de la religi�n y el �xito de la ciencia han creado una sociedad tecnol�gica.

La revoluci�n tecnol�gica aparece con un car�cter de cultura silenciosa que se impone, es el motor de las transformaciones sociales y est� basada en la racionalidad productiva del capitalismo. �No hay cosas de las que los capitalistas no se hayan apropiado con fines nefastos�, se�ala David Harvey, profesor de Antropolog�a en el Graduate Center de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY).

El �lado oscuro� de la tecnolog�a

En el caso de las nuevas tecnolog�as es evidente que tienen su �lado oscuro�: son una forma de control social, lo que algunos autores describen como el pan�ptico digital, puesto que vivimos bajo su vigilancia y control permanentes.

En cambio, para Amber Case, antrop�loga digital norteamericana, las nuevas tecnolog�as ayudan a vivir y reflejan un incremento de humanidad. A trav�s del tel�fono m�vil es posible que la gente no est� tan aislada como imaginamos. Los m�viles y los objetos que nos rodean sirven como veh�culos de la interacci�n social, de conexi�n humana y los empleamos para ser m�s sociales.

Hoy estamos hiperconectados y ya somos totalmente dependientes de las apps, la c�mara o el GPS del smartphone. De hecho, tenemos dos vidas: la vida de nuestro yo anal�gico y la vida de un segundo yo, el digital, el cual hay que mantener a diario (responder emails, Instagram, un like en Facebook o un tuit en Twitter). Este yo digital nos convierte en una imagen y tambi�n en un nickname con el que podemos jugar a lo que queremos que otros vean de nosotros.

�Es la comunicaci�n indicativo de bienestar?

La ONU se�ala que los ingresos, la educaci�n y la salud son vectores para el bienestar y la calidad de vida de las personas. Sin embargo, la comunicaci�n ha sido ignorada como un medio para lograr el bienestar y un asunto b�sico de los seres humanos.

El imperativo de comunicarse crea conexiones y facilita la comunicaci�n. El ser humano tiene una necesidad primaria: comunicar. Y los m�viles son una herramienta muy importante.

As� se usa el m�vil en el Caribe

El antrop�logo Daniel Miller muestra que en Jamaica y en el Caribe la gente utiliza los m�viles de una manera distinta a como lo hacemos otros. All� sirven para aliviar la pobreza, las personas hacen varias llamadas y de muy corta duraci�n para obtener amor, apoyo, salud e informaci�n de todo tipo. Existe m�s interacci�n y las llamadas son m�s cortas.

Esto es muy distinto cualitativamente a c�mo se usaban los Blackberry, los primeros tel�fonos inteligentes que inclu�an correo electr�nico en 1999 (el iPhone lleg� en 2007).

Daniel Miller compara y explica que para los euroccidentales el primer tel�fono inteligente fue el Blackberry, utilizado principalmente por ejecutivos y empresarios para hacer negocios. En cambio, el uso local del tel�fono en otros pa�ses, en este caso del Caribe, en la actualidad sirve para m�ltiples cosas y especialmente como herramienta de conexi�n y relaci�n social, as� como soporte mutuo y solidaridad entre la gente humilde. Es la idea de la glocalizaci�n: c�mo un mismo objeto tiene significados distintos seg�n el contexto social y cultural.

El influjo digital del correo electr�nico, Facebook, Whatsapp, Twitter, YouTube o el propio m�vil provoca efectos en la mente. Uno de los m�s relevantes es la atenci�n parcial continua, estar pendiente de muchas cosas sin solidificar nada.

Con el m�vil se trata de otros procedimientos de comunicaci�n parecidos a la diferencia entre leer un libro en papel, una lectura m�s profunda y sin interrupciones, y una lectura en pantalla digital donde la concentraci�n es menor. Con �l podemos conectarnos, no solo con cualquiera, sino en cualquier momento. Y eso puede ser un problema. La calm technology, la tecnolog�a tranquila y no intrusiva, es el siguiente paso.

Amber Case se�ala que el problema es que manejamos dos tipos de tiempo que ya definieron los griegos:

el Cronos: levantarse por la ma�ana, tener una reuni�n de trabajo o asistir a clase.
el Kair�s: m�s humano, como ver el atardecer, hacer planes, reflexionar, enamorarte, comer rico o la inactividad. Aqu� nos olvidamos del tiempo.
Cuando estamos en el �modo Kair�s� es cuando cambiamos el m�vil al �modo avi�n� o lo escondemos porque no queremos que nos molesten con notificaciones. Tal vez hacemos esto una hora al d�a para aliviarnos de este tiempo Cronos, que es lo que se conoce como una tecnolog�a disruptiva.

El Cronos nos pone ansiosos cuando nos quedamos sin bater�a o entramos en la arquitectura del p�nico: abrimos el correo y encontramos doscientos mensajes. Y miramos el tel�fono todo el tiempo en un tipo de cultura del click instant�neo.

Amber Case explica que la tecnolog�a se volver� cada vez m�s secundaria y perif�rica, invisible y menos invasiva, para que el individuo pueda concentrarse en la tarea principal del momento o pasar m�s tiempos con la familia o los amigos.

Esta tecnolog�a ya la estamos usando: la luz del sensor anti-incendios, la videoconferencia o el indicador luminoso del �abr�chese el cintur�n� en el avi�n. Whatsapp funciona bastante bien, no requiere toda nuestra atenci�n porque podemos contestar inmediatamente o aplazar la respuesta, o sencillamente no contestar.

Tres problemas de fondo

Sin embargo, no se ha prestado atenci�n a los problemas de fondo. Mencionar� solo tres de ellos:

Primero, la promesa de esta tecnolog�a suave recuerda las ideas optimistas que surgieron al comienzo de Internet, cuando se pensaba que la red iba a ser liberadora y democr�tica. Hoy la cultura tecnol�gica es tambi�n de control social, lo que algunos han definido como el advenimiento del pan�ptico digital. Los m�viles nos vigilan. �El centro de poder? Silicon Valley, los nuevos emperadores del orden mundial.
Segundo, estamos creando la imagen de perfectabilidad, como si el cielo ahora llegara a la tierra: todas las cosas son posibles y la vida es perfectible, lo cual conduce a una enorme desilusi�n y, sobre todo, a una insatisfacci�n por la menor disrupci�n: la nevera se estropea, el coche falla, el tel�fono se queda sin bater�a o mi matrimonio se desmorona. Es la noci�n de que algo se arruina simplemente porque tiene un problema que necesita ser arreglado porque� deber�a ser perfecto. Es un hecho que la tecnolog�a falla. La propia Amber Case reivindica una cultura donde la gente vuelva a reparar sus cosas y no necesite a un experto.
Y tercero, la p�rdida de control. Ello es muy claro en la educaci�n de los ni�os, puesto que los padres no pueden controlar la cantidad de informaci�n que fluye sobre sus hijos, ya sea a trav�s de los m�viles u otros media. El New York Times subrayaba hace a�os que los hijos estaban perdiendo su inocencia y conoc�an muchas cosas, algunas inapropiadas, as� como contenidos t�xicos a trav�s de los medios. Pero se preguntaba si, tal vez, la edad de la protecci�n parental est� siendo sustituida por la edad de la preparaci�n: los padres piensan que los hijos deben estar expuestos mucho antes a experiencias de adultos para sobrevivir en un mundo cada vez m�s incontrolable. Por ello, se entrega un m�vil a los hijos a edades incluso m�s tempranas de las que recomiendan los expertos.
El m�vil nos proporciona nueva libertad y creatividad y a la vez genera una nueva opresi�n y desigualdad.

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