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Es inaceptable segregar a una persona por ser mayor y tener una discapacidad




06/11/2019 - 11:20:22
ONU.- La poblaci�n mundial est� envejeciendo. El grupo formado por personas de 60 a�os o m�s est� creciendo a un ritmo de alrededor del 3% anual. Se prev� que su proporci�n aumente del 12% en 2015 al 21 % para 2050.

Una vida m�s prolongada se asocia con un aumento de la prevalencia de enfermedades cr�nicas y deficiencias f�sicas y cognitivas que, al interactuar con diversas barreras, pueden dar lugar a discapacidades. Adem�s, gracias a los avances tecnol�gicos y m�dicos, as� como a la evoluci�n de la situaci�n socioecon�mica, muchas personas con discapacidad viven m�s tiempo.

Como resultado, m�s del 46 % de las personas de edad de todo el mundo, unos 250 millones, tienen una deficiencia moderada o grave y las personas de edad constituyen la mayor�a de la poblaci�n total de personas con discapacidad, seg�n el informe que la relatora especial* sobre los derechos de las personas con discapacidad ha presentado a la Asamblea General.

Catalina Devandas explica en el documento que �la intersecci�n entre vejez y discapacidad genera tanto formas agravadas de discriminaci�n como violaciones espec�ficas de los derechos humanos� y denuncia que �las personas de edad con discapacidad est�n sometidas en mayor medida a la p�rdida de poder, la denegaci�n de la autonom�a, la marginaci�n y la devaluaci�n cultural. Adem�s, tambi�n son m�s propensas al aislamiento social, la exclusi�n, la pobreza y los abusos�.

Pero �qu� significa exactamente la denegaci�n de la autonom�a?

�Cuando se trata de personas con discapacidad se asume que son otras personas, los cuidadores, los familiares, los que tienen la responsabilidad de tomar decisiones por ellas. De decidir d�nde viven, qui�n las van a cuidar, c�mo las van a cuidar y se limita el derecho de las personas de decidir cu�les son sus preferencias, d�nde quieren vivir y con qui�n quieren vivir. Y hay una percepci�n todav�a muy fuerte de que cuando envejecemos vamos perdiendo esa capacidad de definir nuestras preferencias y qu� es lo que queremos. Yo creo que, como sociedad, hay que buscar las formas para apoyar a las personas mayores a que ejerzan su autonom�a al m�ximo posible. Todav�a no tenemos suficientes medidas de apoyo para hacer eso de forma natural�, explica Devandas en una entrevita con Noticias ONU.

En cuanto a la marginaci�n, la experta destaca que �es muy normal que cuando hablamos de la �abuelita� o del �abuelito�, empiecen las discusiones sobre c�mo los cuidamos, de si se van para la casa, de si se van para el asilo o para hogares de anciano�.

Esa discusi�n revela una visi�n en la que cuando una persona ya no forma parte de la vida productiva se empieza a pensar en su segregaci�n.

�Esto para m� es inaceptable. Es inaceptable que en el siglo XXI digamos que una persona tiene que ser segregada, separada de su familia e institucionalizada, porque no podemos darle el apoyo que requiere en su comunidad, en su casa, con su familia, con sus seres queridos�.

Devandas aclara que esto no tiene que ver con el hecho de que muchas personas mayores hayan optado por generar sus propias comunidades. Son cuestiones completamente diferentes. Crear una comunidad no tiene que ver con asumir que cuando una persona se hace mayor y adquiere discapacidad necesita tantos cuidados que no se le pueden brindar dentro de la casa y tiene que ser llevada a una instituci�n. Eso es lo que es inaceptable.

Y tambi�n aclara que no se puede demeritar ni descuidar que, efectivamente, a veces, el cuidado que requieren las personas adultas mayores es muy grande y que los cuidadores, las familias, est�n bajo mucha presi�n.

�Pero est�n bajo presi�n porque precisamente los Estados no han desarrollado pol�ticas adecuadas para apoyar a la persona y al cuidador. Ah� es donde tenemos que decir no. El Estado tiene la obligaci�n de garantizarle a los adultos mayores todos sus derechos y eso incluye darles apoyo para que tengan actividades durante el d�a, para que puedan tomar sus decisiones y para que puedan seguir participando�.

Otro reto, dice la experta, es ��c�mo creamos sociedades m�s abiertas a la participaci�n de los adultos mayores? Creo que hay pa�ses que tienen culturas que las acogen mejor y tenemos que aprender de esas culturas�.

Espa�a como ejemplo de inclusi�n

Devandas pone como ejemplo a Espa�a, donde uno puede ver la vida activa de las personas mayores en espacios normalizados que no se ven en otros lugares del mundo, como en los bares, los cines, las plazas.

Eso es algo que, la experta en derechos humanos resalta, tenemos que empezar a propiciar y a fomentar en lugar de que una vez que una persona pasa una cierta edad, tenga que relegarse a estar solo en su casa o en una instituci�n. Para ello, en vez de pensar en la condici�n de las personas hay que pensar c�mo hacer las ciudades m�s humanas, que no tengan escaleras, que sean accesible por si necesitamos usar una silla de ruedas, un bast�n, un andador, una lupa auditiva.

�Una de mis preocupaciones es que se nos olvida que cuando hablamos de derechos humanos estamos hablando de derechos que se tienen que disfrutar en igualdad de condiciones con las dem�s personas. �Qu� quiere decir esto? No se trata de hacer una pol�tica especial para las personas mayores, y decir bueno est�n protegidas, tienen una cobertura y una pensi�n. No; se trata de decir c�mo las dem�s personas disfrutan de sus derechos en este pa�s, en este territorio, y c�mo las disfrutan las personas mayores con discapacidad. Y, despu�s, examinar c�mo logramos que tengan una experiencia igual, porque si no hablamos de un est�ndar inferior para las personas mayores y para las personas con discapacidad�.

Para la relatora el gran reto que plantea el envejecimiento de la poblaci�n es c�mo atender las necesidades de una comunidad tan grande, y considera que es imperativo que este grupo participe y contribuya a la sociedad.

�Eso no quiere decir que tengamos que pensar utilitariamente c�mo les hacemos trabajar, sino c�mo podemos traer contribuciones valiosas de quienes todav�a pueden y quieren trabajar, insertarse, buscar espacios de participaci�n�.

Esto significa dejar que las personas mayores con discapacidad participen en la toma de decisiones, en la vida pol�tica y de su comunidad, lo que exige a su vez adoptar medidas concretas que garanticen esa participaci�n.

�La �nica respuesta es una respuesta que se base en el respeto a la humanidad, en los derechos humanos. C�mo hacemos para pensar en la dignidad de esa persona, centrarnos en esa persona y en c�mo alrededor de ella construimos una sociedad que le permita vivir en dignidad y gozando de todos sus derechos.�

El informe tambi�n se ocupa de la separaci�n que se hace entre discapacidad y envejecimiento.

�Hay todav�a una gran separaci�n�, explica en la entrevista y a�ade: �Tenemos esta tendencia de separar a las personas por identidades y eso no funciona para nada porque ninguno de nosotros es pulcramente una sola cosa�.

Catalina Devandas pone su propio ejemplo: �Yo soy una mujer, soy costarricense, soy una mama, tengo discapacidad, tengo mediana edad y mi identidad se va modificando seg�n van pasando las experiencias de mi vida�.

El problema de esa separaci�n reside en que se han dise�ado respuestas que son solo para personas con discapacidad y respuestas para personas que son adultas mayores, lo que est� generando un fen�meno por el que beneficios y apoyos que las personas con discapacidad tienen antes de cumplir 65 a�os, los pierden al llegar a esa edad; o al contrario que para una persona que a partir de cierta edad adquiere una discapacidad ya no se consideran las respuestas que hubieran existido para esa persona si hubiera tenido esa discapacidad 20 o 30 a�os antes.

La relatora comenta que en muchos pa�ses se est�n discutiendo los procesos de fin de vida y declara que efectivamente es un derecho de una persona escoger una muerte digna y poder decidir no pasar por un sufrimiento, pero advierte que eso es solo una parte de la historia, ya que el reto es c�mo lograr que esas decisiones no se vean afectadas por una valoraci�n de que una vida en la vejez o una vida con discapacidad no vale la pena ser vivida.

�Estamos en un mundo que rechaza la vejez como algo que no es deseable. Y esas percepciones sociales influyen tambi�n mucho en c�mo se brindan servicios� C�mo los Estados deciden, por ejemplo, si va a ver cuidados paliativos o si merece la pena mantener persona mayor con vida. Y esto son discusiones que cada vez son m�s dif�ciles y m�s latentes�.

En ese sentido, se�ala que la Convenci�n sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad hace un llamado a replantear c�mo valorar las experiencias de vida y entender que las experiencias de vida de las personas con discapacidad y de las personas mayores tambi�n son experiencias que pueden ser riqu�simas y felices, que no tienen por qu� ser experiencias que est�n llenas de trabajo, de carga, de sufrimiento.

Ese panorama negro no est� necesariamente vinculado con la experiencia individual de la persona, sino con la falta de apoyos y con las percepciones negativas que existen.

�Todav�a se piensa socialmente que la vida de esa persona tiene menos valor y ah� es donde debemos trazar una frontera radical y decir no. Y creo que eso es lo maravilloso de los derechos humanos. Es decir, aqu� somos todas las personas y tenemos que lograr se nos reconozcan los derechos por igual y una vida no valen menos que otra�.
Pese a todo, hay importantes avances

La experta se�ala que, no obstante, se han producido grandes transformaciones gracias al envejecimiento de la poblaci�n. Por ejemplo, recuerda que, hace 30 a�os hablar de conseguir pa�ales para una persona adulta o conseguir una silla de ba�o o un bast�n era no solo car�simo, sino muy dif�cil.

�Ahora todo eso est� normalizado, ya no existe tanto estigma. Ya no es un tema hablar de incontinencia, es una cosa que est� bastante normalizada y eso es un avance. Evidentemente hay una gran parte de la poblaci�n que est� reclamando ya no ser excluida si no ser parte de la conversaci�n, incluso rompiendo tab�es con respecto a la sexualidad, la vida activa de las personas mayores o con discapacidad�, comenta.

Todo eso es positivo y la relatora cree que las sociedades y el mercado se han dado cuenta de que tenemos que reaccionar. Adem�s, el beneficio de los unos puede ser el beneficio de toda la sociedad. Por ejemplo, las ciudades han mejorado la accesibilidad gracias a estas personas.

�Una rampa, un bus accesible lo celebra todo el mundo. Yo no he visto nadie que prefiera subir doce pisos antes que usar un ascensor. Es parte de c�mo ese dise�o que es m�s amigable resulta bien para todas las personas�, destaca.

Adem�s de incluir de la participaci�n en la toma de decisiones y de crear conciencia sobre los estereotipos, Catalina Devandas tiene una tercera recomendaci�n para los Estados: alejarse de respuestas que son absolutamente m�dicas.

�Si solo estamos pensando en un diagn�stico, que una persona tiene demencia, o que una persona perdi� capacidad auditiva, no estamos realmente pensando en respuestas importantes para esas personas. Lo importante es que la discusi�n se mueva a c�mo las ayudamos, c�mo eliminamos barreras para que puedan participar, c�mo logramos que en la comunidad encuentren los apoyos para que puedan seguir disfrutando de sus vidas�.

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