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Diabesidad, la epidemia que se cobra una vida cada seis segundos


2016-11-14 - 09:13:07
La obesidad es una de las principales causas del desarrollo de la diabetes tipo 2, y la coexistencia de ambas afecciones está en crecimiento.

El Día Internacional de la Obesidad y el Día Mundial de la Diabetes se juntan en una misma semana. Esta proximidad no es casual, ya que existe una coexistencia en ascenso de ambas enfermedades. La diabesidad -un término instaurado recientemente para referirse a la presencia de diabetes tipo 2 en personas obesas- crece y alerta a la comunidad médica a medida que se instaura como una de las epidemias más peligrosas del siglo XXI.

A largo plazo, el impacto negativo que genera en los pacientes esta conjunción de enfermedades implica una reducción de la calidad de vida, por las severas complicaciones que puede generar, y una disminución de la esperanza de vida en general.

En primer lugar, la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre la energía consumida y la energía gastada. En la actualidad hay una predisposición al aumento de peso en la población, basado en un incremento en la ingesta de alimentos hipercalóricos, ricos en grasa, sal y azúcar pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes indispensables para vivir. Esta transición alimentaria, además, se acompaña de un aumento del sedentarismo producido por un alarmante descenso en la actividad física, las nuevas costumbres laborales, formas de desplazamiento y la creciente urbanización.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1980 la cantidad de diabéticos en el mundo se cuadruplicó. En 2012 murieron 1,5 millones de personas como consecuencia del exceso de azúcar en sangre. En 2015 se registraron 415 millones de personas con esta enfermedad, y se le pueden atribuir 5 millones de muertes: una cada seis segundos. Las proyecciones no son alentadoras, y estiman la diabetes será la séptima causa de muerte en 2030. 10 años más tarde, el cálculo es que el mundo tendrá 642 millones de diabéticos.

Tres de cada cuatro de las muertes de este tipo se registran en países de ingresos per cápita bajos y medios. En América Latina, 29 millones de personas son diabéticas (según datos de 2015), número que crecerá a 48,8 millones para el año 2040.

La diabetes se convirtió en una epidemia mundial principalmente en relación con el rápido aumento de la inactividad física, el sobrepeso y la obesidad. Estas últimas dos explican el 44 por ciento de la carga de diabetes en la Argentina. En el mundo es una de las principales causas de enfermedad y muerte prematura en la mayoría de los países, sobre todo debido al aumento del riesgo de enfermedades que conlleva. Un 50 por ciento de los pacientes con diabetes mueren de alguna enfermedad cardiovascular, principalmente cardiopatía y accidente cerebrovascular (ACV).

Cómo prevenir la diabetes

Teniendo en cuenta la gravedad de las consecuencias de esta enfermedad, es muy importante conocer las cifras del impacto, ya que se calcula que uno de cada dos personas con diabetes no tiene diagnóstico. Si bien la información reciente permite ver que en los últimos 20 años se logró disminuir las complicaciones cardiovasculares en los pacientes diabéticos, esto se debió a un mejor control de lo distintos factores de riesgo que presentan, como la hipertensión y el aumento del colesterol, además de un mejor control de la glucemia.

Las dos medidas indispensables tanto para la prevención como para el tratamiento de la diabesidad son la práctica regular de ejercicio físico y pérdida de peso. Incluso un descenso moderado provoca una considerable reducción de la resistencia a la insulina, y mejora la capacidad del organismo de asimilar la glucosa y el metabolismo en general.

Una reducción de entre el 5 al 10 por ciento del peso corporal en un período aproximado de un año otorga beneficios concretos para la salud, tales como mejoras en la presión arterial, descenso del colesterol y glucosa sanguínea. Aunque el descenso no sea suficiente para terminar con el sobrepeso u obesidad, ayuda a disminuir el riesgo de contraer enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, la obesidad, la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares, entre otras.

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