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Moyra Veronica Sandoval Calvimonte

El conflicto entre israelíes y palestinos: una guerra ancestral


2023-10-11 - 08:36:43
Si bien es impactante conocer del ataque sorpresivo a Israel del 7 de octubre protagonizado por Hamás - organización terrorista palestina que ejerce dominio en la Franja de Gaza desde el 2007- resulta inquietante asimismo, que quienes dicen apoyar a Palestina, hacen una defensa militante justificando de manera indolente la incursión terrorista por tierra, mar y aire (incluida la represalia de Israel al momento son 1100 los fallecidos. Si bien fue abrumadora la condena internacional al atentado que cobró la vida de más de 800 civiles así como la toma de rehenes que siguen retenidos; pocos países de Latinoamérica han sido cómplices, como el gobierno boliviano que calificó el accionar terrorista como “eventos violentos ocurridos en la franja de Gaza ente Israel y Palestina”, relativizando los sucesos y difuminando responsabilidades.

La frivolidad de quienes defienden a Palestina en esta guerra declarada de facto, con el brutal ataque de misiles y la respuesta israelí declarando la guerra debe conducirlos a la reflexión -en vez de justificarse con slogans o frases colmadas de carga ideológica- ya que los terroristas despliegan sus crímenes donde sea estratégico para los objetivos de su “guerra santa” o Yihad, entendida ésta como la acción armada, sea expansiva o defensiva del dominio islámico, llevándola a nivel global. En tal sentido, es ilustrativo que Argentina ha sido víctima dos veces de acciones criminales, cuando en 1992, la organización terrorista Hezbollá -bajo el auspicio iraní- perpetró un atentado contra la embajada de Israel causando 22 muertos. La misma organización produjo en 1994, la muerte de 85 personas y 300 heridos en la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). En el ataque del fin de semana a Jerusalén han fallecido 7 argentinos y se reportan decenas de desaparecidos.

Los apologetas del terrorismo de Hamás, intentan justificarse tratando de simplificar el conflicto en la Franja de Gaza, explicándolo como si fuese meramente territorial y desconociendo las implicancias históricas. La tensión entre los nacionalismos judíos y árabes data de varios siglos, existiendo rivalidad entre ellos desde tiempos del patriarca Abraham, padre de Ismael e Israel, quienes dieron origen a los pueblos musulmanes y judíos, respectivamente. Asimismo, la disputa se extiende a la reivindicación de sitios sagrados –como la Explanada de las Mezquitas- y sobre el control de los mismos (a lo que se suma la disputa territorial desde mediados del siglo XX). De hecho, Muhammad Al-Deif, comandante militar de Hamás, aseguró que el ataque denominado “Tormenta de Al-Aqsa”, fue la respuesta a la profanación de la mezquita de Al –Aqsa en Jerusalén y el asedio a Gaza.

Sin embargo, estas tensiones existentes han escalado al nivel que se encuentran actualmente, en parte por la intervención del fundamentalismo islámico que dirige al grupo Hamás, cuyo documento fundacional de 1987 señala en su artículo 7: Los judíos se esconderán detrás de las rocas y árboles, y las piedras y los árboles llamarán: “Oh, musulmanes, oh, siervos de Alá, hay un judío detrás de mí, venid y matadlo”.

Tanto Hamás como ISIS son grupos terroristas sunitas que tienen diferencias históricas con los chiítas (desde la muerte de Mahoma), sin embargo ello no ha impedido que tengan grandes coincidencias con respecto al enemigo común a ser destruido. Fue así que en 1928 se fundó la organización islamista Hermanos Musulmanes, misma que en sus orígenes fue fundamentalista y se le atribuye la creación de Hamás y Al Qaeda, agrupaciones terroristas. Tales organizaciones operaron bajo esa consigna de odio al bloque occidental, sumando un largo historial de conflictos entre judíos y musulmanes árabes. Resulta ilustrativo mencionar que mucho antes de que surgieran los problemas territoriales y en rechazo a la inmigración judía, se produjeron las “revueltas árabes” -de 1936 a 1939- que consistían en ataques a judíos y británicos.

Un episodio tristemente célebre fue la Masacre de Hebrón, cuando Hajj Amin al-Husayni –gran muftí de Jerusalén- instigó explícitamente a que los árabes de Palestina salieran a asesinar judíos. Los hechos se produjeron el viernes 23 de agosto de 1929, cuando los atacaron brutalmente dentro de sus hogares y sinagogas, siendo asesinados con hachas y cuchillos 135 judíos, incluyendo niños, a los cuales torturaron antes de matarlos. La comunidad judía que había habitado Hebrón y Safed por ocho siglos, sufrió así lo que se denomina “limpieza étnica”, cuyos sobrevivientes huyeron abandonando sus hogares e instalándose en Jerusalén.

Tan bestial ataque antisemita contra familias y en horas de la noche, se produjeron durante el Mandato Británico de Palestina, mucho antes de que se creara el Estado de Israel en 1948. La masacre inspirado en odio étnico estuvo guiada bajo la consigna: “Palestina es nuestra tierra y los judíos nuestros perros”, en un episodio de sadismo indiscriminado contra hombres, niños, mujeres y ancianos. Lo descrito demuestra que el discurso de odio cultivado por los fundamentalistas religiosos, no requiere enarbolar el pretexto del conflicto territorial, para realizar crímenes de notable crueldad.

Cuando concluyó el Mandato Británico en 1948, las tensiones entre palestinos y judíos se agudizaron por el conflicto territorial que surgió luego de la creación del Estado de Israel el 14 de mayo del mismo año. Una vez que Hamas tomó control de Palestina, los episodios terroristas se intensificaron, extendiéndose a otros países como el secuestro y asesinato de los atletas israelíes en Munich, durante en los Juegos Olímpicos de 1972.

Cabe señalar que no se trata solo de una reivindicación territorial, ya que los fundamentalistas islámicos se hallan alentados de fanatismo religioso, siendo su prioridad imponer su régimen de terror en una “Yihad eterna” que doblegue al mundo libre. Ello es congruente con lo expresado por el ayatollá Jamenei –líder supremo de Irán- cuando expresara en 2014: “La yihad nunca termina, porque Satán y el frente satánico existirán eternamente”; siendo que para los islamistas, Satán es Estados Unidos e Israel y el frente satánico son las democracias occidentales.

Por tanto, es imperativo que desde la sociedad civil se debata seriamente sobre asuntos de política internacional, y que los gobernantes no incurran en la insensatez de banalizar la política exterior, conduciendo a los países que representan por un peligroso sendero. No puede haber tibieza de las autoridades en asuntos que involucran Derechos Humanos, ni se puede subestimar la penetración del terrorismo a nivel mundial, como parte de la estrategia de propagar la Yihad (guerra santa), por lo cual se debe condenar enfáticamente el terrorismo y a los Estados que lo promueven.

* Abogada, miembro de la Academia de Ciencias Penales.

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