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Moyra Veronica Sandoval Calvimonte

Derrota del populismo y esperanzas: El bagaje de Milei


2023-10-06 - 07:45:42
Cada cierto tiempo aparecen personajes en la política que hacen un efecto bisagra en la historia, algunos vienen precedidos de una corriente ideológica boyante y de trabajo político y mediático bien organizado. Con el transcurso del tiempo, es la historiografía la que registra en su exacta dimensión, el impacto de estos personajes en las naciones que gobernaron, o donde desarrollaron su práctica política.

Ultimamente, el mundo está pendiente de las elecciones en Argentina, no es pretencioso decirlo, desde que resultara el sorpresivo ganador de las elecciones PASO (Primarias abiertas simultáneas y obligatorias) y por el impacto mediático que ha demostrado el candidato Javier Milei con su meteórica e inédita trayectoria política, rumbo a las elecciones generales del 22 de octubre de 2023. Considerando los millones de seguidores en las redes sociales, los cientos de miles que miran las entrevistas en vivo, su entrevista con Tucker Carlson tuvo más de 350 millones de reproducciones solo en 24 horas, batiendo récords en la historia de Twitter (superando a estrellas mundiales de la música, el deporte, líderes políticos o religiosos), no es errado afirmar que se convirtió en un fenómeno internacional.

Durante la campaña electoral, sus rivales y detractores, aplicaron todas las estrategias y guerra sucia en contra del economista de 52 años, atacando su intimidad, su amor por sus mascotas (no tiene hijos), su complicidad y equipo con Karina, su hermana, o sus polémicas declaraciones sobre los contextos de los años setentas del siglo pasado, sumada a su cuestionamiento a Jorge Bergoglio (el Papa Francisco) por su falta de censura a las dictaduras y gobiernos que vulneran derechos humanos en el continente, incluido Nicaragua y su sañuda persecución a curas católicos. Ni dudarlo, sus propuestas electorales y su diagnóstico de Argentina, así como sus opiniones en el contexto global son muy polémicas e interpelantes.

Entre sus cuestionamientos al manejo económico de Argentina, que viene siendo administrada ya 20 años por el kirchnerismo (corriente dentro del peronismo), está el irresponsable gasto público, que lo tiene sumido en las tumultuosas aguas del déficit fiscal. Milei asegura que a causa de las políticas implantadas por los sucesivos gobiernos desde hace cien años, Argentina es un “defaulteador serial”, demostrando con datos que el país naufraga con una economía inestable y siempre al borde del colapso, desde que abandonara las ideas y prácticas del estadista Juan Bautista Alberdi. De hecho propone retomar las ideas “alberdianas” para que Argentina vuelva a ser grande, como cuando tuvo una de las primeras cinco economías del mundo.

Sus interpelaciones no van dirigidas solo a la economía, sino a la ideología socialista que según afirma, ha contaminado la sociedad argentina, hegemonizando la academia, el estado, las industrias culturales, las ciencias económicas, las leyes, el arte, el periodismo y hasta la religión. De hecho, se caracteriza porque desde hace una década, participa de actividades y debates como militante libertario en lo que denomina “la batalla cultural”, incursionando en el espinoso terreno de cuestionar lo políticamente correcto, poniendo en duda la eficacia y coherencia de las verdades instaladas como sentido común, que es difundida con ahínco por los intelectuales y periodistas cortesanos del poder, esos a quienes denomina “los ensobrados” (que reciben soborno en sobres).

Así, armado de las ideas de Carl Menger y Ludwig von Mises, el libertario seguidor de la escuela austríaca de economía, llegó para cuestionar el statu quo de los políticos que viene manejando el país hace muchas décadas, en lo que él describe como vivir de la política, donde según expresa: “los políticos son cada vez más ricos y los argentinos, cada vez más pobres”. Mecanismo que empobrece a la gente, desfalcando los fondos públicos, mediante el aliciente de actuar desde el poder, para consolidar la corrupción como la “causa Vialidad”, juicio en el cual Cristina Fernández –actual vicepresidente- fue declarada culpable de dirigir una monstruosa organización criminal para exaccionar a los empresarios encargados de la construcción de carreteras y toda obra pública que demandara la inversión de cuantiosas sumas de dinero.

Esta operatoria de expoliar a los argentinos y seguir rotando en el poder garantizándose mutua impunidad, es lo que el libertario argentino señala como característica de “la casta política”, que incluye gasto dispendioso del erario público, carreteras mal construidas (que colapsan al poco tiempo de uso), obras con millonarios sobreprecios o inauguradas sin concluir, representando la hipercorrupción que caracterizó al gobierno presidido por la referida ex mandataria. Lo señalado ha generado que el candidato ganador de las elecciones primarias (PASO), anuncie que si es presidente, no repetirá el mecanismo de concesionar a “empresarios prebendarios” –como los denomina- sino que entregará la iniciativa de obras públicas a empresas privadas, como se hizo exitosamente en Chile. De hecho ha anunciado la eliminación del Ministerio de Obras Públicas, así como la fusión de otras carteras en razón a su naturaleza, reduciéndolos en total a ocho ministerios.

Además de interpelar la administración de los gobiernos kirchneristas, el éxito de Javier Milei es haber derrotado en la práctica a la construcción discursiva y propagandística denominada “el relato K”, diseñada para que la ideología populista sea sostenible y garantice su reproducción en el poder. El candidato de marras, demostró la inviabilidad práctica e insostenibilidad teórica del relato - similar a los países donde gobierna el denominado socialismo del siglo XXI- cuidadosamente planificado por los seguidores de Ernesto Laclau, que propugnaron crear una división insalvable en la sociedad como necesaria premisa para consolidar el antagonismo populista, lo que lograron por varios años y que se conoce como “la grieta”.

Empero, es sintomático que en el primer debate presidencial, los candidatos protagonistas de la grieta se enfrascaron en el recurso retórico de instalar el miedo sobre un posible gobierno de Milei, pero abandonando el discurso “nacional y popular”, característico del relato populista. Tal discursiva apocalíptica demuestra la desnudez ideológica y carencia de propuestas frente a una contundente oferta electoral, en medio de una crisis económica sin precedentes. En ese contexto, el discurso populista de “pueblo-antipueblo”, no parece tener cabida en una Argentina donde la inflación galopante no da tregua a los salarios, la clase media ha sido empobrecida pues trabajan sólo para subsistir, mientras los indicadores registran un 45% de pobres, niños mueren de hambre y familias buscan comida en los basureros.

Frente a ese panorama económico desalentador, el economista anarcocapitalista -como se autodenomina- ha postulado dolarizar la economía en el mediano plazo, detener el déficit fiscal y “dinamitar” el Banco Central. Sus competidores en el debate y en todos los foros, desacreditan tal propuesta, sugiriendo que al ser insensata, demuestra ausencia de cordura la pretensión de prescindir de dicho banco. Los fariseos del momento, a tiempo de rasgarse las vestiduras, ignoran que el propio Estados Unidos de Norteamérica, tuvo en 1928 un presidente que ganó las elecciones ofreciendo cerrar el Banco Central, promesa que cumplió y posteriormente, Andrew Jackson fue reelecto, nuevamente con el 55% de votos. Luego de eliminar dicho Banco, la nación norteamericana tuvo 7 décadas de crecimiento económico estable.

Resulta curioso que aquéllos políticos con un deficiente manejo económico, teniendo al borde del default a un país que produce alimentos para 400 millones de personas –pero que no resuelve el hambre en la nación argentina- descalifiquen propuestas con argumentos falaces. Puesto que, afirmar que la existencia del Banco Central es necesaria, porque “siempre se usó” o porque “así funciona en muchos países”, constituye sin duda un argumento ad populum, recurso clásico en los discursos populistas, cuando se carece de fundamentos para refutar una idea contraria. Estas inconsistencias discursivas en los otros candidatos no hacen más que reforzar en sus seguidores, cuyas filas engrosan los jóvenes, la convicción de que no se puede generar cambios “con los mismos de siempre”.

Por el momento, la expectativa ciudadana sobre el movimiento crece, mientras los jóvenes que antes votaban por el kirchnerismo con una fe inquebrantable, afirman hoy que se cansaron del mecanismo clientelar de votar a cambio de choripanes y planes sociales; ya que sienten que para tener perspectivas de mínima estabilidad, deben emigrar hacia otras latitudes. Y como no quieren irse de su país dejando atrás a sus familias, depositan hoy en “el peluca” Milei, sus esperanzas de un futuro, el que les ha sido arrebatado por décadas de populismo.

* Abogada.

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