Álvaro Riveros TejadaPandemia de zurdopatía

2023-09-26 - 19:32:20
El neologismo zurdopatía, utilizado para rotular la presente entrega, significa la pandemia de izquierditis delirante que aqueja a varios países latinoamericanos, que, al igual que el Covid19, que fue creado en los laboratorios de la ciudad china de Wuhan, éste tuvo origen en el Foro de Sao Paulo, ciudad brasileña de la que adoptó el nombre y de donde fue hábilmente viralizado por sus creadores castro chavistas, desde México hasta la Argentina. Empero, dicho maleficio no incluyó una vacuna que lo neutralice, o al menos mitigue sus diabólicos efectos.
En oportunidad de celebrarse la 78º Asamblea General de las Naciones Unidas y a más de un año y medio del inicio de la Blitzkrieg o invasión relámpago de Putin a Ucrania, el presidente de ese país, Volodimir Zelensky, denunció ante los líderes asistentes que el psicópata ruso “está arrastrando al mundo a una guerra final”. Por dicha razón, señaló el valiente mandatario que Ucrania, junto a un grupo de aliados, está preparando una Cumbre por la Paz, a la cual invitó a todos los países a compartir esta iniciativa, salvo a aquellos que: “tras bastidores están tratando de conseguir negocios turbios con Moscú, para luego terminar como el exlíder del Grupo Wagner Yevgueni Prigozhin”, en alusión al raro accidente aéreo donde el mencionado mercenario, socio y cocinero suyo, encontró la muerte.
Dicha mención de Zelensky nos hizo recuerdo a ese 1° de enero de 1942, a escasos 24 días del artero ataque japonés a Pearl Harbor, cuando 26 naciones, en guerra con las Potencias del Eje, incluidos los Estados Unidos, el Reino Unido, China y la Unión Soviética subscribieron en Washington el programa común de propósitos y principios consagrados en la Carta del Atlántico, un documento que se denominó “Declaración de las Naciones Unidas”, término acuñado por el Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, y utilizado oficialmente por primera vez en la “Declaración de las Naciones Unidas”, cuyos objetivos principales son: el de prevenir conflictos; evitar guerras; y establecer una coalición en la que los miembros se comprometan a crear un sistema de seguridad internacional incluyente y efectivo.
Qué mejor ocasión para los países como Bolivia, que unirse a esta noble causa contraria a aquellos ambiciosos invasores de los que ella misma fue víctima. Sin embargo, nuestros representantes ante esa alta tribuna internacional, enfermos con el virus de la zurdopatía, se subieron al carro de los invasores, muy parecidos a los que nos arrebataron la salida al mar y nos condenaron a la más infame mediterraneidad y, en lugar de utilizar ese estrado para hacer oír su voz con estos justos reclamos, se convierten en los agentes de las causas palestina y putinesca.
¿Era acaso necesario predecir el “fin del capitalismo” y no sentenciar a muerte al populismo comunistoide, rapaz y despilfarrador que se cargó esa millonada de dólares que nos dejaron de herencia los “desalmados gobiernos capitalistas y neoliberales”? ¿Qué tenía que decir el presidente sobre Palestina y no hablar de Ucrania y menos hablar de nuestra salida al mar que ellos mismos la volvieron a perder en la Haya? ¿No habría sido acaso oportuno denunciar, ante los escasos países secuaces que asistieron a la perorata socialista, el robo y latrocinio que dieron fin con los valores morales y tradicionales de Argentina, Cuba, Nicaragua, Ecuador, y la enorme riqueza de Venezuela, con millones de hijos expatriados? La única respuesta a estos interrogantes es que fuimos presa de una horrorosa y casi incurable Pandemia de Zurdopatía.