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Álvaro Riveros Tejada

Ladridos Sacrílegos


2022-05-11 - 21:34:50
Ante la terrible, como cruel y despiadada invasión que el sicópata ruso Vladimir Putin lanzó contra la República de Ucrania, no han faltado los opinantes que, en lugar de condenar dicha afrenta, se pusieron impúdicamente de parte del invasor.

Entre estos contados apologistas de la usurpación, que se abstuvieron de apoyar la resolución de apoyo a Ucrania, aprobada en la Asamblea General de la ONU por 141 países, estuvo inexplicablemente Bolivia, siendo que nadie más que nosotros los bolivianos deberíamos haber condenado semejante crimen, ya que en el siglo XIX fuimos víctimas de una invasión semejante, que cercenó gran parte de nuestro territorio y nuestra salida al Océano Pacífico, condenándonos a la más asfixiante mediterraneidad, de igual forma y manera como los rusos pretenden ahora dejar a Ucrania, sin sus costas de ingreso al Mar Negro.

Por su parte, en lo político, no faltó esa suerte de villanos que se amancebaron con el sicópata ruso, como es el caso del expresidente brasileño, Lula da Silva, quien en una entrevista con la revista Time, atribuyó responsabilidades a EE.UU. y a Zelensky en la guerra de Ucrania. "EEUU tiene un peso muy grande y podría evitar este conflicto, en vez de estimularlo" afirmó, y en lo que a Zelensky toca, dijo: “él quiso la guerra, si no la quisiera, habría negociado un poco más”. Semejante simpleza, sólo pudo provenir de este cofundador del Foro de Sao Paulo, esa especie de mara compuesta por un grupo de incautos, que todavía creen en el comunismo residual y que Putin, como Xi Jinping, son comunistas.

Por su parte, las múltiples argucias que se expusieron para justificar el asalto, como la necesidad de “desnazificar Ucrania”, siendo gobernada por un Judío, o que si “Hitler era Judío” según el canciller del usurpador, Serguéi Ladrov, -ya vemos de dónde vienen los ladridos- caen en lo absurdo, más que en lo risible.

Ahora bien, a esta suerte de corifeos de la infame y despiadada invasión rusa a Ucrania, se sumó el pontífice y obispo de Roma, Jorge Bergoglio, al perder la gran oportunidad que tuvo de quedarse callado o, al menos, no inmiscuirse directamente en dicho abuso, al atribuirle a la OTAN la culpa de esta salvaje invasión, “al haber ladrado en las puertas de Rusia”. Ese atributo de canes rabiosos, que el prelado le otorga a un organismo integrado por una treintena de países serios, absuelve al verdadero criminal de su pecado en el conflicto.

Al representarnos con infalibilidad a 1,340 millones de católicos, las expresiones del papa nos inquietan y retrotraen a las profecías de San Malaquías, recibidas allí por el año 1139, a través de una visión en la que se le reveló que, a partir de ese prodigio, habría 112 Papas más, siendo el último el "papa negro". Curiosamente, ese cabalístico puesto lo ocupa el actual papa, encuadrándose a la visión del santo, así como su extraña conexión con el color negro, que esperamos sólo se deba a que él es el primero y único papa jesuita, y el atuendo de los jesuitas es negro.

Este 9 de mayo de 2022, cuando los rusos celebran su victoria sobre las tropas de la Alemania nazi, en nuestro calendario histórico debemos marcar esta fecha, como el día en que un sicópata quiso aniquilar a un noble pueblo, después de amenazarlo con sus ladridos sacrílegos.

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