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Dante N. Pino Archondo

El narco Estado necesita su Ley


2021-11-14 - 20:02:56
Hay una verdad que no se quiere mirar. Es el fondo de todo. Es la realidad que nos envuelve y que no queremos sentir. Bolivia es un narco Estado. Gobernado por el instrumento político de los productores de coca.

El gobierno necesita una ley que le obligue a perseguir el dinero sucio que proviene de esas fuentes, como requisito fundamental para obtener créditos de organismos financieros internacionales. La ley de ganancias ilícitas fue presentada cuatro veces por el entonces ministro de Economía Luis Arce, actual presidente, y en las cuatro oportunidades fue rechazada por el MAS. La comisión de Economía y Finanzas de la Cámara de diputados le dijo, no. En aquel tiempo, el gobierno no estaba desesperado por pedir dinero prestado, tenía la ubre del gas para ordeñar. Y el contenido de esa ley iba directamente contra los lazos colaterales de los cocaleros. ¿Qué cambió?

La realidad económica. Las moléculas de gas son cada vez mas escasas. Se acabaron los tiempos de la bonanza. Y lo que ayer no era urgente, ahora lo es. A Luis Arce se le está acercando con mayor velocidad de lo que esperaba, una crisis financiera de proporciones. Necesita abrir los grifos del crédito externo, porque cada mes que pasa el déficit que tiene es mayor. Debe pagar sueldos a más de medio millón de funcionarios públicos que adornan su burocracia, pero que además le sirven como base de movilización política. Le urge hacer “obras”. Pagar a sus acreedores externos, mantener a sus empresas públicas que le arrojan pérdidas y que obligan al Banco Central ha convertirse en el cajero de urgencias, el que otorga crédito por decreto y al cual se le están chorreando las reservas como el agua entre los dedos.

La necesidad tiene cara de hereje, dice el dicho. Bueno ahí tienen al ministro del derroche, aquel que se endeudaba festejando y ahora como presidente le toca pagar la factura de la fiesta. Son nada menos que 1.800 millones de dólares de deuda externa anual, que se le avecina.

Hace catorce años que el gobierno tiene a su disposición una Asamblea Legislativa que levanta la mano sin leer, para aprobar sus requerimientos. Lo que llega de la Casa grande del Evo, se aprueba sin discutir y sin enmendar errores de ortografía. Así fue y así será mientras el MAS gobierne. Esta cadena de mando es la que permitió que la ley 1386 pase. Su contenido no fue socializado ni analizado. Quizás si así hubiera sido, los cocaleros la hubieran rechazado por quinta vez.

Lo cierto es que la ley de ser un instrumento para controlar el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo pasa a ser la herramienta del control político que le permitirá al gobierno arrinconar a la oposición política sin importar su nivel. Me explico mejor.

Actualmente es muy difícil poner a disposición de la justicia al gobernador de Santa Cruz acusándolo de golpista. No funciona. Pero si le aplicasen la ley 1386 la cosa cambia. Esta ley tiene la virtud de congelarte tus cuentas primero e invitarte a demostrar que eres inocente después.

Las características de esta norma legal son de tal fuerza, que solo pueden ser aplicadas en el ámbito de una administración de justicia proba e independiente. Sin ese requisito esencial, es un revolver con licencia para matar.

Las organizaciones criminales, usan la ley, no la aplican. Ejemplos claros están en Cuba, Venezuela y Nicaragua. El eje del narcotráfico que se conoce es: La Habana, Caracas y el Chapare en Bolivia. Esto requiere de dominio territorial y en esa jurisdicción el control judicial es vital.

Por eso el gobierno juega sus cartas para defender la ley. Uno, porque la necesita para endeudarse y dos, para ejercer dominio político interno. Si pierde la batalla, habrá perdido la guerra.

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