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Dante N. Pino Archondo

El castro-chavismo está en Bolivia


2021-03-02 - 18:50:49
Distraídos por las elecciones subnacionales y las miradas puestas en las campañas que paradójicamente tienen en su totalidad un contenido de ampliación del gasto y de presencia dominante de las Gobernaciones y las Alcaldías en los proyectos que desgranan con super abundancia, la ciudadanía descuida las expresiones cada vez más asiduas del presidente Luis Arce que viene, desde hace un tiempo, anunciando el camino del socialismo al estilo cubano para implementarlo en Bolivia.

Ya en la campaña electoral de octubre de 2019 dijo que el modelo del socialismo cubano es digno de alabanza por sus éxitos incontrastables y que, por eso, de ganar las elecciones, él consideraba que era la ruta por donde Bolivia debía encaminarse. Pues bien ganó las elecciones y tal afirmación viene siendo, no sólo repetida, sino definida en la composición del Presupuesto General y la política de inversión que anuncia tener.

El presidente considera que solo la inversión pública tiene sentido para desarrollar proyectos, producir crecimiento económico y de esta manera lograr una distribución de la riqueza con contenido social. En su mentalidad marxista el Estado está por encima de todo y lo que se haga en su nombre es algo sacrosanto que no puede ser debatido ni menos discutido por nadie. De esta manera el presidente debe asumir el control total del mismo. Es decir, la suma de los otros Poderes tiene que estar al servicio de sus políticas y decisiones. Así es como gobernó Evo Morales Aima durante 14 años y Luis Arce pretende continuar y como dice profundizar.

En este sentido el papel del sector privado nacional es prescindible y debe estar, por ahora, supeditado a el Estado decida en materia de inversión. De ahí se deriva la insistencia en el control de precios en el mercado, la colocación de barreras paraarancelarias, el control de la cartera de la Banca con la fijación de tasas de interés máximas y la obligación de congelar el repago de los créditos otorgados, las constantes amenazas al sector exportador privado para limitar sus exportaciones, el control centralizado en el poder Ejecutivo del tipo de cambio y de la inflación, la obligación del sector privado de pagar sueldos extraordinarios si así lo decide, la creación del impuesto a la riqueza como forma de limitarla y someterla, todo con el fin de imponer la política económica que tiene la orientación señalada.

Para dejar claro que todo lo expuesto tiene un contenido castro-chavista decidió devolverle un crédito swap al Fondo Monetario Internacional de 326 millones de dólares más un costo financiero de 24 millones en demostración del antiimperialismo que tiene. Y por cuerda separada, despidió al 92 por ciento del personal diplomático en el exterior acusándolos de ser instrumentos de la dominación colonialista e imperialista.

El presidente Arce repite sin cesar que en Bolivia hubo un golpe de Estado que terminó con el gobierno de Evo Morales, a partir de esa afirmación, todo lo que reflejan los datos económicos en materia fiscal, monetaria, crediticia, tributaria y de inversión son el resultado del gobierno golpista - neoliberal, a los cuales se les acusa de ser responsables de la caída del PIB en el 12 por ciento, del déficit fiscal en el 8 por ciento, del endeudamiento externo e interno que alcanza el 30 por ciento, de la pérdida de los mercados de exportación de gas a la Argentina y Brasil y de la caída de las reservas internacionales que nos dejan ahora con algo más de 2.500 millones de dólares suficientes para unos tres meses de importaciones.

Todo esto le obligará a tomar decisiones una vez concluidas las elecciones subnacionales y con ese fin viene preparando a sus sectores afines para que sustenten una dura política represiva al sector privado de la economía, aplaudan el gasto que dispondrá a costa de los ingresos de las Gobernaciones y Alcaldías, la disminución de algunas subvenciones al sector productivo, la inevitable recomposición del tipo de cambio único por tipos de cambio diferenciados, la utilización de los fondos de pensiones y el control del comercio exterior.

A esta dura represión económica, le acompañará la correspondiente represión política y luego social, las expropiaciones al sector privado y el control de los medios de comunicación social.

Esta es la hoja de ruta. Y no se la callan ni disimulan, al contrario, la publicitan y la anuncian como el camino de la lucha socialista.

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