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Humberto Vacaflor Ganam

Ahora, en serio


2021-01-03 - 21:09:29
No importa lo que hayan hecho los ineptos administradores del triunfo político de octubre-noviembre 2019, lo cierto es que el pueblo boliviano derrotó entonces a la una dictadura que se proponía permanecer largo tiempo.

El proyecto fue derrotado y ahora se dan los pataleos de ahogado de sus dirigentes, mientras el país observa, con paciencia, cómo se demora la aparición de opciones que vengan a mostrar el nuevo sendero.
Para comenzar, el nuevo sendero ha descartado a los caudillos, lo que es un condicionante muy claro. Los bolivianos han decidido que la democracia estará en manos de la gente, como ocurrió en la epopeya de fines de 2019, no de caudillos.

Creo que le llaman la democracia directa, pero es una forma de expresión política que descarta a los liderazgos. Una determinación que marcó el episodio de 2019, aunque también habría que atribuirle la gestión fracasada del llamado “gobierno de transición”, al que se le dejó actuar libremente.

La gente que había dado aquel triunfo, que había derrotado al dictador y lo había hecho huir como el cobarde que es, no quiso equivocarse y decidió no confiar en caudillos. Fue muy fuerte la decisión de acabar para siempre con el caudillismo. No había margen para hacer pruebas. El modelo había sido descartado para siempre.

El mensaje que prevaleció fue el más importante: no más caudillos. Nunca más. Lo que resume la vocación de los bolivianos de no aceptar ni caudillos ni dictaduras. Eso es lo más importante: no se aceptan dictaduras.

Si los nicaragüenses pasaron de los Somoza a los Ortega, si los argentinos pasaron de Perón a las versiones más vergonzosas del kirchnerismo, si los venezolanos ensayan nuevas formas de Pérez Jiménes, y los chilenos buscan nuevos Pinochets, los bolivianos insisten en que no aceptan dictadores. Son alérgicos a los dictadores.

Todo esto pone a los bolivianos ante la necesidad de esperar que las opciones del futuro surjan de partidos políticos donde se nutran los nuevos dirigentes, pero no porque tengan aptitudes de caudillos sino porque tengan propuestas inteligentes.

La propuesta de vivir del narcotráfico ha sido descartada. Los bolivianos que participaron en la revolución de fines de 2019 lo dijeron claramente. Y ahora, las rebeliones que se dan dentro del MAS, y muestran el desprecio al cocalero, reflejan el firme rechazo a esta propuesta.

Serán los bolivianos, organizados en torno de partidos políticos, quienes decidan cómo ha de ser la Bolivia del futuro. Una cosa está garantizada: no tendrá ni caudillos ni estará en manos de analfabetos morales.

Con eso tenemos bastante.

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