Opinión

Bolivia necesita una revolución

2020-12-27 - 22:58:30
Me puse a reflexionar sobre los acontecimientos que durante este año se produjeron en Bolivia, tratando de encontrar una respuesta ante tanta irracionalidad social y política, divagaciones sin sentido y luchas intestinas que no llevan a nada, buscando explicarme que es lo que impulsa a los bolivianos a ser tan duros consigo mismo, a tomar las cosas con tanta liviandad y a ser tan tolerantes con la injusticia y el delito.

Encontrar las causas, no mirar los efectos, dejar de confundirnos con frases huecas que tienden a desorientar, ver dónde está la raíz del conformismo, del aplauso gratuito a quien merecería la repulsa y condena por su conducta, la manera simplista de explicar la corrupción y la enormidad de las desigualdades económicas y sociales que se usan como droga alucinógena para corromper y mostrar eso como trofeo de éxito.

Una sociedad, que ha permitido el derroche de 50 mil millones de dólares en 14 años perdidos, donde la corrupción ha llegado a límites impensables, donde la justicia ha sido el cuartel del delito, la espada de la impunidad y refugio de la corrupción indisimulada, donde el racismo promovido desde el gobierno ha terminado por sembrar el odio y la desconfianza al mismo tiempo que la intolerancia absoluta, le devuelva - con el voto mayoritario - el gobierno, a los directos responsables de todo esto.

Cómo podemos explicarnos este resultado sin sentir un ahogo, una angustia como una pesada cruz que nos lleva al calvario del dolor, que nos obliga a racionalizar la irracionalidad para no sentirnos trastornados, vacíos, sin espíritu ni fuerzas para seguir luchando.

Y la respuesta a esta penosa turbación: es la urgente, necesaria e imprescindible REVOLUCIÓN DEL COMPORTAMIENTO. Algo que no se logra sin poner en marcha la REVOLUCIÓN DE LA EDUCACIÓN. Es decir, encontrar los valores y principios sociales y culturales que necesitamos para salir de este pozo podrido que nos tiene atrapados. Necesitamos tener MÍSTICA, es decir, fuerza de convicción espiritual para lavar el lodo que se nos ha pegado en tantos años de generosa benevolencia con la injusticia y la corrupción.