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Fernando Rodriguez Mendoza

Las pititas del fracaso


2020-01-20 - 15:37:42
Se ha vuelto hasta usual que en el Tercer Anillo Interno (zona de Equipetrol) a las puertas del Hospital Oncológico, los parientes de los enfermos de cáncer, internos en dicho nosocomio, crucen unas pititas cortando el tráfico de vehículos esperando que las autoridades pertinentes escuchen el clamor y reclamo de diferentes aspectos en la atención de los enfermos de cáncer, y como es de esperar, a las autoridades les resbala esta delicada y triste situación, que puede seguir (y así esta siguiendo) sin solución, sin responsables de solucionar y sin intención de hacerlo en la realidad.

En el fondo, las pititas cruzadas en la avenida, están mostrando el fracaso que se tiene en el país en materia de salud.

En dos aspectos fundamentales en la vida de cualquier país serio, se ha fracasado en Bolivia: en salud y en educación. Ya en la vida de la primera república de Bolivia, el fracaso en la atención de salud y educación, es evidente. No se ha podido en los diferentes gobiernos de todo tipo de pensamiento político, encarar la solución de los temas de salud y educación. Han transcurrido 181 años de esa primera república y no se pudo salir de la mediocridad en muchísimos aspectos de la vida republicana, pero notoriamente en los asuntos tan importantes, necesarios y valiosos como son la salud y la educación.

El análisis frio e imparcial, muestran clara e inobjetablemente el fracaso de la primera república de Bolivia (1825/2006) para consolidar una república seria y con futuro y no haberla mantenido en el subdesarrollo, porque primaron los intereses sectarios, políticos y partidistas, antes que los intereses de la nación.

Esa primera república el 2006 fue reemplazada por el llamado proceso de cambio que quiso transformar a la república en un estado plurinacional, que fuera de la inclusión social (que todavía es parcial) y algunas mejoras en la lucha contra la pobreza, en todo lo demás fue un fracaso, agravado por la corrupción, el despilfarro y el latrocinio y duró, felizmente, solo 14 años. El agravante es que, en materia de salud, primo la demagogia (crear un seguro universal gratuito sin ningún respaldo ni posibilidad de aplicarlo), no se construyeron hospitales de diferentes niveles, porque no hubo los fondos para este tema y si para construcciones inservibles y sin valor agregado para la población.

En materia de educación, se pensó en primer lugar en el adoctrinamiento, tener material escolar endiosando al que entonces era presidente, rompiendo los esquemas del pensamiento libre de la primera república, para incorporar temas de racismo a la inversa, mostrando la superioridad indígena sobre el mestizo y el blancoide. Se pretendió inculcar un pensamiento atávico, desfasado y totalmente alejado de los parámetros mínimos necesarios que exige la actual educación.

Ahora estamos en vísperas de ingresar a la construcción de la segunda república de Bolivia, con más esperanzas que incertidumbre y con muchas expectativas que creemos tendrán las respuestas adecuadas. No obstante, necesitamos estadistas para encarar la construcción de la segunda república, porque candidatos vamos a tener muchos, pero lo que viene en adelante es un trabajo arduo, debe ser responsable y debe sacar a Bolivia del subdesarrollo.

Ojalá que ya nunca más aparezcan las pititas cortando el ránsito en la avenida donde se encuentra el hospital oncológico.

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