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Humberto Vacaflor Ganam

Un partido huérfano


2020-01-13 - 21:37:06
El cocalero fugado ha decidido dirigir una milicia armada, lo que deja a su partido, el MAS, en condición de sigla disponible para cualquier interesado, aunque quizá sus tarifas sean muy caras.

El desapego de este caudillo por su partido se dio, de repente, el 10 de noviembre, cuando, armado de toda su capacidad de cobardía, decidió huir del país.

Ese día parecía muy difícil que los masistas abandonados se puedan recuperar del golpe, como se pudo ver en el rostro de Eva Copa, que era de desolación, de decepción, de desamparo, pero también de bronca.
Toda una estructura burocrática, con muy pocos rasgos de partido político, pero poderosa, se derrumbó ese día como un castillo de naipes.

El cobarde optó entonces por enviar mensajes desde su lejano refugio para alentar a sus seguidores a que hagan la resistencia, y lleguen a cercar las ciudades para impedir el ingreso de los alimentos, hasta que los rebeldes se rindan.

Sólo unos cocaleros del Chapare y unos vándalos alquilados en El Alto atendieron las órdenes del caudillo huido, y optaron, los primeros, por atacar Cochabamba pero fueron frenados por los heroicos motoqueros y los segundos intentaron crear un Chernobyl en Senkata, sin éxito, felizmente.

Ahora el partido está huérfano aunque sigue recibiendo órdenes del fugado, por ejemplo para aprobar leyes que lo protejan cuando él, munido de valor, haya decidido retornar. Pero los masistas ya no le obedecen.

Algunos masistas han optado por designar un binomio para las elecciones sin esperar a que el fugado lo haga en Buenos Aires, como él quiere, el 19 de enero. Lo que muestra que ya hay, antes de que se inscriban los candidatos, por lo menos dos binomios del MAS, si no son tres.

El prófugo tiene ahora otro dilema creado por su cobardía. Espera que alguien organice las milicias armadas para que él pueda volver y estar fuera del alcance de los policías.

No piensa venir a encabezar esa milicia, como hicieron otros legendarios y famosos jefes guerrilleros. Va a esperar que le avisen por watsapp cuando esté organizada la milicia. De financiarla no se tiene que preocupar.

Entonces él podrá decir, como un personaje de teatro: “otra vez a la montaña”. Y marchar para ponerse, se supone, a la cabeza de la milicia que hubiera sido creada por sus seguidores.

Como sus seguidores están solo en Chapare, el fugado podrá retornar por avión, y aterrizar en el aeropuerto “internacional” de Chimoré, que él hizo construir con 50 millones de dólares para acarreos de droga hasta Venezuela.

A partir de ese momento todo dependerá de lo que hagan las Fuerzas Armadas, que tendrán, como hace 52 años, el desafío de un grupo irregular armado actuando en territorio nacional.

Y recibirán la sorpresa de que hay otros grupos armados que actúan en diferentes zonas cocaleras, a cargo de combatientes llegados de otros países y que son los aliados del novato miliciano. Pero eso ya es futuro.
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