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Álvaro Riveros Tejada

Evo y su odisea, entre la OEA y la DEA


2019-12-11 - 22:34:53
Nunca la vida de un asilado político tuvo las comodidades y facilidades que el gobierno de México le brindó a Evo Morales, después de su renuncia voluntaria a la presidencia del Estado; enviándole un avión exclusivo para trasladarlo hasta su destino; declarándolo huésped ilustre a su llegada; alojándolo en una suntuosa mansión; asignándole una gran corte de guardaespaldas; fijándole una generosa
renta monetaria, que ni los expresidentes mexicanos reciben, y permitiéndole el uso del territorio mexicano, como una plataforma política, desde donde emite sus flamígeras proclamas y convocatorias al caos y al terrorismo.

Es de suponer que dichas prebendas y sinecuras, de parte de su decrépito anfitrión, no tardarían en despertar la comprensible ira de los contribuyentes mexicanos, cuando a estas erogaciones se las ha justificado con una suerte de mentiras y falsedades que se han tejido, sobre el abandono voluntario y despavorido del quedadizo dictador, como aquel informe de los expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA), que auditaron los comicios, indicando que no podían validar los resultados de las elecciones del 20 de octubre, y recomendando nuevas elecciones con un nuevo Tribunal Electoral.

Ni siquiera se conocía el informe final, y ya se produjo una avalancha de renuncias de todas las autoridades de la cadena de sucesión a la Presidencia, actitud que nos hace pensar que se trataba de una estrategia trazada por los asesores cubanos, aventajados discípulos de Cursio Malaparte, que tenían en mente repetir la hazaña del golpe de estado a Chávez en 2008, cuando la Asamblea Nacional le devolvió la Presidencia, después de 48 horas de su alejamiento.

Con precisión de terrorista, a las renuncias siguieron los hechos de violencia, como saqueos, incendio de 64 buses Puma Katari, atentado a la planta de Senkata y la criminal quema de casas, como las de Waldo Albarracín y Casimira Lema.Ante esa situación de terror que reinaba en el país, los subversores pensaron pedir una salida por la vía militar, para tomar el control total, hasta que la Asamblea rechace la renuncia de Evo y lo inviten a volver al país y retomar la presidencia.

Menuda desilusión sufrieron los verdaderos golpistas, al conocerse inextenso el informe final de la OEA, que no solo señalaba la comisión de serias irregularidades, sino la comisión de un fraude monumental, dejando sin discurso a los prófugos y banidos de la justicia, incluyendo a los asilados en la embajada de México, que quedaron colgados de la brocha.

Desde ese instante, el huésped honorifico de López Obrador comenzó a sufrir el mismo proceso de putrefacción de la pesca, después de los tres días. A los cargos formulados por la OEA se van sumando otros, que tienen que ver con la Interpol; con la DEA norteamericana; con las confesiones del Chapo Guzmán; y las de Montenegro en el Brasil, un narco que comenzó a contar su propia novela.

La llegada del Fiscal General de los EE. UU. a México agravó el panorama político, trasladándolo al plano penal, y aplicando el principio de Arquímedes que afirma: “todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje igual al peso desalojado”. fue entonces que comenzó la odisea de Evo, entre la OEA y la DEA.

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