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Dante N. Pino Archondo

¿Estado regulador o interventor?


2019-09-08 - 14:19:03
En los largos 67 años de historia económica, tomando como año base 1952, el Estado de la revolución nacional se concibió como un Estado interventor y empresario. Desde entonces esa característica no ha podido ser modificada, contando con los esfuerzos que se hicieron el año 1985 con la Nueva Política Económica (D.S. 21060) y posteriormente en 1993 con el proceso de capitalización de las empresas públicas.

Ambos períodos marcaron hitos de diferenciación en la visión del Estado, que al final demostraron que la ideología nacionalista del Estado interventor y contralor persiste en la creencia social-popular como algo que está fuera de discusión y que cae casi en lo sagrado, calificando de antinacional todo aquello que se oponga a esa manera de concebirlo.

Y esta discusión no ha concluido ni mucho menos. Cuando el candidato de C.C. habla de tener un Estado regulador, el señor Morales piensa que eso es “muy grave. Y nuevamente volvemos a la vieja discusión irresuelta. Parece que 67 años de capitalismo de estado no han sido suficientes para que los bolivianos tomemos conciencia de que gracias a esa manera de concebir el Estado, no hemos podido ser otra cosa que productores de materias primas, que hemos convertido al Estado en agencia de empleos burocráticos y que la iniciativa empresarial se ha convertido en variable dependiente del Estado sujeta a reglas impositivas perversas y decisiones caprichosas tomadas por funcionarios sin ninguna responsabilidad.

Resulta por demás demostrativo el fracaso del Estado nacional – popular, que en estos años de una enorme bonanza de precios para nuestras materias primas, no ha podido modificar su condición de mono productorextractivista y dependiente del ahorro externo, para sobrevivir.

Si no cambiamos nuestra mentalidad estatalista, que convierte al Presidente en el “padre de todos”, que sostiene al Estado empresario, donde lo que es “de todos, no es de nadie” y donde poco importan los resultados, sino la empleomanía que se pueda lograr con esas empresas y el gobierno decida, el cómo, el cuando y el para quién se usaran los recursos del Estado, ahogando la iniciativa privada, atacando a los empresarios como enemigos del “pueblo” y calificando a los inversores externos de explotadores, sino cambiamos esta manera de pensar estamos condenados a repetir otros 67 años de frustraciones y promesas de cambiar lo que nunca cambiará.

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