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Dante N. Pino Archondo

El relato de la negación


2019-08-08 - 14:04:07
Con una persistencia propia de la tozudez el gobierno boliviano tiende a negar la realidad y los hechos convirtiéndolos en el lado opuesto a la verdad. La economía nacional muestra claros síntomas de apertura hacía una crisis de dimensiones muy costosas en términos sociales. Un gobierno que se reclama “de los pobres” tendría que asumir estos síntomas con la seriedad debida, pero lejos de ello nos cuenta, ahora, historias que solo la imaginación afiebrada puede generar.

Ante las interrogantes que periodistas con mucho esfuerzo hacen a las autoridades del sector económico, las respuestas no son solo evasivas sino abusivas, pues tienden a tratar al ciudadano como a un tonto que poco sabe de lo que se habla.

La pregunta de cómo afectará la caída de los ingresos por las exportaciones de gas, y de su impacto en los presupuestos de las gobernaciones y alcaldías, es absolutamente válida, cuando al fragor de la campaña política se habla de estar camino a ser una potencia económica en la región.

El gobierno comienza afirmando que la venta de menores volúmenes de gas a Brasil y Argentina, se debe a que ambas naciones están ejecutando políticas neoliberales y que el impacto de estas ocasiona una menor demanda de gas. La causa es la demanda no la oferta. Esta aseveración, induce a pensar que la oferta existe y que menores volúmenes al calor de los contratos firmados en la década de los noventa, tendrán como efecto sanciones que Bolivia aplicará a sus clientes. La realidad es distinta, tanto Brasil como Argentina saben que el gas boliviano esta en declive y que sus reservas ya no garantizan una oferta permanente en los próximos 15 a 20 años. Por ello tomaron sus previsiones y ambos han demandado menores volúmenes a precios menores.

La caída de los ingresos provenientes del gas entre 2014 y 2018 es de 6.500 millones a 1.500 millones por efecto precios en los mercados internacionales, este impacto tiene que afectar los ingresos fiscales del IDH destinado al gobierno central y sub gobiernos nacionales. Para mediatizar esto el gobierno se esfuerza en convencernos de erque es hora que tanto gobernaciones como alcaldías busquen otras fuentes de ingreso. Notable manera de torcer las cosas.

Durante trece años el gobierno central tuvo en sus manos mas de 60 mil millones de dólares para reconvertir la economía nacional y sacarla de su condición mono exportadora de materias primas. Fracasó. Y ahora pretender exigir a los demás lo que ellos no pudieron hacer. Rehúye responsabilidades, y así como culpa a Brasil y Argentina de sus políticas que ocasionan menor demanda de gas, culpa a los gobiernos sub nacionales de no haber diversificado sus ingresos.

Esta forma de torcer las cosas, de construir un relato de negación permanente sobre sus responsabilidades en el gobierno es la mayor muestra de la incapacidad para enfrentar los problemas y darles soluciones adecuadas.

Niegan la caída en los volúmenes de gas como niegan la ausencia de nuevos descubrimientos gasíferos, niegan haber ideologizado el uso de los hidrocarburos como propaganda política y varita mágica del derroche, con la perdida de mercados y proyectos de plantas hidrocarburíferas sin estudios de factibilidad y que ahora son monumentos a la ineficiencia. La negación es la manera de deslindar responsabilidades, como aquella que hizo el Presidente de afirmar que tuvo un hijo, que se murió y que ahora dice ser una mentira fabricada por otros. La verdad es para el gobierno una impostura.

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