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José Percy Paredes Coimbra

El General no tiene quién le escriba


2019-07-22 - 21:41:22
Érase una vez, una joven inteligente, estudiosa y bien intencionada, a quien le tocó vivir un drama; su padre, una persona de firme carácter e ideales altruistas, había sido asesinado por sus camaradas del ejército, por pensar diferente y no doblegarse ante la corrupción institucionalizada en los cuarteles; él creía en la democracia y en el gobierno del pueblo. Por eso lo mataron.

Ella, miembro del partido socialista de Chile, fue detenida, encarcelada, torturada y liberada, junto a su madre; la decisión de partir al exilio llegó natural, como el agua que corre por los techos durante la lluvia.

En el exterior continuó con sus estudios, se casó y tuvo un niño. Volvió al país que la viera nacer, concluyó su profesionalización y, se formó como médica cirujana. A esta altura de la vida ya era madre de dos hijos, un niño y una niña, con un matrimonio en quiebre. Ese no fue impedimento para que continuara con su vida, nuevamente se enamorara, una nueva hija y el final inevitable de su relación amorosa.

En todo ese vaivén de la vida, también decidió hacer política y, dentro del partido que la conoció desde joven, avanzó a pasos agigantados; fue Ministra de Salud en el gobierno del presidente Lagos; luego el mismo presidente decidió ubicarla en el Ministerio de Defensa; siendo la primera mujer latinoamericana en ostentar este cargo.

Entre los estudios de medicina y trabajo, Michelle Bachelet continuó con su formación y decidió cursar un diplomado sobre ‘Estrategia Militar’ en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE); allí tuvo compañeros militares y civiles, sobre los cuales sobresalió y obtuvo el primer lugar en rendimiento académico, lo cual la impulsó a continuar con sus estudios y realizó un curso superior sobre Defensa Continental en el Colegio Interamericano de Defensa, en Washington D.C. – Estados Unidos.

Sabemos que toda formación se realiza desde el enfoque de quién nos está formando y, en el caso de Michelle Bachelet, no hubo excepción; su formación política, la académica, la recibió dentro de la lógica militar y capitalista hegemónica. Aparentemente esta formación pesa más que la recibida de sus padres en el día a día y, que lo conocido al interior de su partido.

La actual Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, fue presidente de su país en dos ocasiones, pero en ambas, su gestión hacia los menos favorecidos, fue nefasta; especialmente en relación al pueblo Mapuche quienes, en varias ocasiones, la interpelaron por su frialdad y violencia.

Esta señora que, casualmente, cada que concluyó una gestión como presidente de Chile, fue contratada por alguna instancia de Naciones Unidas (léase Estados Unidos), luego de, casualmente (de nuevo) pasar el mando del hermano país, a un pinochetista de ultra derecha (¡disculpen la redundancia!), a diferencia de sus antecesores que cuando dejaban la presidencia, la entregaban a un correligionario o, al representante de alguna coalición amiga.

Me parece sintomático el hecho de que cada gobierno suyo haya finalizado en manos de un representante del polo opuesto, ideológicamente hablando. A mi parecer, este hecho nos muestra que su gestión de gobierno no fue aprobada por sus ciudadanos y, por ello, en las urnas reflejaron su descontento.

O, por el contrario, si bien viene del partido socialista y se asume como social demócrata, los estudios realizados en el campo político y su vida pública, tienen el sesgo capitalista. Difícilmentese pasa por una Academia de Altos Estudios militares, aun siendo civil, sin absorber nada de su enfoque y de su filosofía; más aún si se va a la meca del capitalismo y se forma en ‘Defensa Continental’ (¡Bachelet llegó a ser una alumna destacada!), si el enfoque del alumno no comulga con el enfoque de quienes dictan las clases!

Esto explicaría que la población chilena, luego de su gestión de gobierno, votara por la opción que más se le asimila, para dar continuidad a lo iniciado por ella y, entonces, vote por Piñera; sería una transición lógica; más aún si consideramos ciertas las encuestas que indicaban que sus gestiones de gobierno tuvieronbuenos porcentajes de aprobación.

Este hecho también explicaría por qué el informe que presentó respecto a la situación de los Derechos Humanos en Venezuela estuviera sesgado y sólo recogiera la opinión de la oposición y sus demandas y denuncias, además de reflejar las cifras que la oposición maneja en sus discursos, sin tomar en cuenta la información y estadísticas presentadas por los personeros del gobierno legalmente establecido.

Tampoco menciona en su ‘informe’ las denuncias presentadas por las familias de personas que fueron asesinadas de manera brutal por miembros de la oposición o, lo que es lo mismo, por personas contratadas para sembrar el terror y el caos, asesinando, asaltando y vandalizando las protestas callejeras.

No creo que ella haya redactado su ‘informe’; por los datos que maneja en el mismo, no es difícil pensar que fue escrito antes de que la Alta Comisionada visitara Venezuela y se reuniera con personeros del gobierno legítimo del pueblo y con lossediciosos golpistas encabezados por Guaidó. Sin embargo, ella, la autoridad llamada para velar por el respeto de los Derechos Humanos y por los acuerdos, convenios y tratados, sobre este tema, que hayan sido declarados por la ONU y aceptados y firmados por los países miembros, se coloca en la situación de cómplice de los desestabilizadores de un gobierno legalmente constituido y, por lo tanto, legitimo.

No sé cómo pueda mirarse al espejo y seguir diciendo que respeta y defiende los Derechos Humanos, mucho menos podrá encarar una vieja foto de su padre y sentir orgullo de su accionar. Lamentablemente, esta hija del General Bachelet, parece sufrir del síndrome de Estocolmo y sentirse de lo más cómoda obedeciendo los mandatos de quienes ordenaron el asesinato de su padre y de tantos otros chilenos y chilenas como ella.

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