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Susana Seleme Antelo

Algunos puntos sobre algunas íes...


2019-06-27 - 21:57:48
Para abordar el panorama electoral en Bolivia, por demás escabroso, inconstitucional e ilegal. Tanto, que la sabiduría popular dice que los resultados ya están listos: solo falta que vayamos a votar el próximo 20 de octubre. La sociedad hurga en su memoria y sabe que el oficialismo está montando el fraude.

Corrobora esa sabiduría, el propio candidato Evo Morales, quien muy campante dice que ganará con 70% de votos. Quiere 2/3 otra vez en el Congreso. Afirma que “se equivocan quienes piensan que voy a dejar la casa grande del pueblo”, como ha sido bautizado el palacete de nuevo rico, que costó casi $us 40 millones. Tiene helipuerto, 29 pisos y tres instalaciones subterráneas. La suite presidencial abarca 1.068 metros cuadrados, incluye sauna, sala de masajes, jacuzzi y una cocina personal. Así se explica que haya dicho “Ya me acostumbré al poder y no quiero dejarlo”.

Lo afirmó con socarrona sonrisa, cuando recibió un doctor ‘honoris causa’ en la Universidad San Carlos de Guatemala, noviembre 2018. La diputada opositora María Calcina sostiene que "el Palacio de Evo Morales Ayma es un monumento al derroche, al malgasto y al despilfarro de los recursos del Estado". Lamenta que el dinero no haya ido a mejorar la atención de la salud pública, en estado de coma cada vez más profundo.

En 13 años, Morales ha hecho de Bolivia su patrimonio personal. Por eso la corrupción suma y sigue a costa de políticas de Estado y gestión pública en beneficio de salud, educación, trabajo productivo, bienestar social y seguridad. Morales ha castigado a Bolivia con una ineptocracia apabullante, salvo ser considerado “el régimen radical más conservador o el régimen conservador más radical del mundo”, según James Petras, intelectual norteamericano de izquierda. Petras afirma que Morales expresa un “Radicalismo al servicio de la ortodoxia, con políticas copiadas al pie de la letrade los conocidos manuales de organizaciones financieras internacionales”.

En régimen se escuda en la democracia método y se convierte en electorero. El panorama es antidemocrático y tramposo pues está sujeto a un Órgano Electoral sumiso que no ha dicho ni pío sobre el candidato Morales, pues viola el artículo 168 de la Constitución, que solo permite una reelección continua. Va por la cuarta, estando inhabilitado y vetado por el Referéndum que dijo NO a una nueva reelección inconstitucional, el 21 de febrero de 2016. Como el Electoral, están sometidos al Ejecutivo, el Legislativo, Judicial, militar, policial y corporativo cocalero. Como el Tribunal Constitucional, que habilitó a Morales a su cuarta reelección, a pesar del 21 F, con la afirmación de que a Morales le asiste su Derecho Humano a la reelección indefinida.

Aunque la oficialista presidenta del Senado diga que “no necesitamos acarrear votos”, sí los ‘acarrean’. En Beni, una operadora empadronaba a personas para que fuesen a votar a Pando, tan poco poblado. Igual en San Miguel de Velasco, en Santa Cruz. Las autoridades electorales callan en siete idiomas.

Sabemos por qué calla: desde 2006,confesó Morales en 2018, aquí se aplica “la línea dada por Fidel y Hugo”. A confesión de partes, relevo de pruebas. Fallecidos ambos, dejaron un heredero en Bolivia, como ellos, alejado de la razón democrática y alternabilidad en el ejercicio del poder. De ahí la reproducción del poder duro y rudo a las buenas y las malas, “para toda la vida”.

En 2014, ya pateó el Art. 168, al presentarse a las elecciones de ese año, por tercera vez. La OEA, entonces sin el ‘amargo Almagro’, recomendó una auditoría profunda al padrón electoral. Hay muertos que votan y cédulas de identidad clonadas hasta 4 veces, amén de otras anomalías. La recomendación no fue ejecutada. No soy pesimista, pero con estos antecedentes, Morales, como sus mentores, no quiere dejar el poder.

Otro punto sensible son las encuestas sobre la intención del voto. Creo que es un chantaje que nos atiborren con que deberíamos votar por el candidato mejor posicionado en las encuestas, hasta ahora el expresidente Carlos Mesa. ¿Por qué subvaluar la conciencia democrática de la sociedad, después de que ganó el Referéndum por el NO y logró la abrogación de un represivo Código Penal en 2017? ¿Dónde queda la pluralidad política, tan menospreciada por el régimen, que quiere partido único?

En algunas encuestas, Mesa le gana a Morales. En todas, algunas sin saber quién las paga, le lleva buena ventaja a Óscar Ortiz, el candidato cruceño. Y es que el expresidente, sin ser candidato a elección alguna, hizo campaña durante los 4 años que fue vocero de la derrotada ‘causa marítima’ frente a Chile.

La sociedad boliviana sabe por quién va a votar. La mayoría asume que Morales no debe ser candidato, porque es un feroz sopapo a las libertades democráticas y al 21 F.

Me quedan porpuntualizar otras íes: ganar las calles; unidad, sí, para seleccionar candidatos uninominales y organización para recuento de votos; la economía en declive y el omnipresente narcotráfico.
Hasta la próxima.

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