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Marcelo Ostria Trigo

Para seguir en el poder


2019-06-26 - 21:23:33
Abundan en este período preelectoral las afirmaciones del oficialismo de que actualmente en Bolivia hay democracia plena, que se respetan los derechos ciudadanos, que se asegura la pureza de las elecciones, que hay independencia de los poderes del Estado, que la Justicia es independiente, que el narcotráfico se ha reducido, que la corrupción ahora es menor, etc. Esto, en verdad, solo lo creen los incautos. Todo esto junto a la insistencia en retornar al pasado, o sea al “despertar autóctono” que se ha convertido en un punto focal de la política del actual Gobierno. No está mal recordar una de las vertientes de nuestro acervo cultural, pero a condición de que también se tome en consideración las muy importantes contribuciones recibidas de otras fuentes, en sangre, idioma, costumbres y adelantos tecnológicos.

Enfervorizar el enfrentamiento entre los diversos sectores de un país se parece mucho a la falsedad de que la lucha de clases es la que libera a los oprimidos. Por supuesto que ese es el sofisma que se viene esgrimiendo en periodos electorales con el manifiesto y único propósito de captar votos. Es cierto que en Bolivia hay identidades diversas. Siempre fue así, pero se trató y aún persiste el afán no logrado de la unión en la diversidad; lo que cobra importancia para evaluar sistemas alternativos al centralismo, como las autonomías o la unión federal.

Los chauvinismos parroquiales, basados en viejas formas de organización social, las voces arcaicas que incitan al enfrentamiento para lograr el predominio ante una supuesta postergación ancestral, la campaña para que prevalezcan ritos no compartidos, son parte del afán de dominio acompañado de una prédica de odio entre sectores de nuestra diversa población y regiones. Todo esto en consonancia con el modelo neopopulista, (ahora en retirada en nuestro continente) que se aferra al poder: “No hemos llegado como inquilinos, sino para quedarnos” (a como dé lugar), es la prédica antidemocrática que divide y que pretende postergar a unos y a favorecer a otros.

El populismo en el poder sigue la máxima latina “Divide para reinar”. Esto se pone de manifiesto con la insistencia en presentar candidatos anticonstitucionales, lo que da lugar a un proceso electoral viciado, pero que, curiosamente, tiene divididos a los bolivianos, lo que favorece el propósito del oficialismo de perpetuarse en el poder. La acción política debe ser, por tanto, conseguir elecciones –sin candidatos ilegales– transparentes, supervisadas por veedores confiables e imparciales. Quizá ahora esto sea un sueño difícil de concretar, pero que debe ser realizable.

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