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Dante N. Pino Archondo

Cuando el tiempo se termina


2018-08-29 - 12:14:32
No acabamos de entender lo que sucedió en las fiestas patrias, donde la conducta del gobierno mostró su rostro real: el de la corrupción, la irreverencia, la mentira y el matonaje, cuando recibimos dos nuevos regalos en forma de mandato anticipado para electoralizar la vida de los bolivianos.

Esta lógica delincuencial que deviene en una conducta repetida a lo largo de estos trece años de gobierno sigue mostrando sus fauces mordaces para controlar, imponer y obligar a seguir el rumbo que diseñaron en diciembre de 2005 y que refleja un desprecio por la ley y el orden social sin final a la vista.

La ley ha sido desde un primer momento un escollo para el presidente, nunca entendió que su voluntad no está por encima de ella, que sus caprichos o ideas lo obligan a respetar sus límites. El “le metemos nomás” fue un aviso anticipado de lo que sería su gobierno. Y le metió nomás, ha vista y paciencia de todos, arremetiendo contra el ciudadano, los alcaldes, gobernadores y sus propios legisladores.

El presidente no acepta trabas, que se ponga en duda sus ideas y entiende la democracia como el gobierno de la tiranía. Derogó los artículos de la ley SAFCO que obligan a realizar licitaciones para las compras del Estado y, con ello dio paso a toda la corrupción que hemos conocido hasta ahora. Ordenó que la planta de urea se instale en Bulo Bulo contra todas las recomendaciones en contrario, instruyó la compra de aviones y helicópteros para su uso personal, la construcción de un nuevo palacio y la compra de satélites, así como el desvío de dinero del Fondo Indígena a cuentas corrientes privadas, dio curso a la creación de 63 empresas estatales, fomentó el servilismo militar a su mando con bonos extralegales y contrató deuda externa en términos no concesionales. Todo esto en el campo de la economía nacional.

A ello debemos sumar sus acciones políticas, como la inserción al castro chavismo colocando a Bolivia en un circulo ajeno a sus intereses, la defensa de gobiernos opresores y delincuenciales, el desconocimiento de los derechos humanos, las ejecuciones sumarias de extranjeros y nacionales, la persecución política con medios judiciales, el sometimiento de las regiones a sus designios bajo pena de no recibir obras, la confrontación social entre bolivianos.

Y en el ámbito de las relaciones internacionales, el uso irresponsable de la demanda marítima, la apertura de relaciones con Estados que fomentan el terrorismo, el aislamiento nacional en los foros y organizaciones de las que formamos parte, el desconocimiento de la carrera diplomática nombrando para ejercer cargos en este ámbito a personas que no tiene idoneidad.

Estos tres elementos formaran parte del juicio de responsabilidades que tendrá que afrontar irremediablemente y esto es lo que temen, su futuro no es incierto, es seguro y determinado por eso se desesperan y nos amenazan.

La ley de partidos políticos es otra forma de “meterle nomás” de imponer y usar el matonaje para amedrentar. De la ofensa y la denostación al opositor han pasado a comerse los carteles del NO y mostrar sus bajos instintos. Al presidente ya no tiene mucho juego de cintura, el tiempo que necesita para convencer es el tiempo que le quita esa oportunidad. La suma de sus errores ya tiene resultado y la caída de su popularidad le manda el mensaje que no quiere escuchar, que le pone furioso y le saca lo peor de él.

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