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Marcelo Ostria Trigo

2018 con incertidumbre


2017-12-27 - 14:18:04
Se acerca el nuevo año y, como siempre, se espera que sea propicio para deponer enconos y para afianzar la paz y la confraternidad, tan necesarias para vislumbrar un país con porvenir para el desarrollo y para vivir en libertad. Para hacer realidad este anhelo se requiere grandeza de espíritu, propósito de enmendar políticas equivocadas y, sobre todo, auténtica decisión de respetar derechos y cumplir con la obligación de preservar la ley, la democracia y la institucionalidad republicana. Esto, además, de abandonar maniobras destinadas a consagrar el prorroguismo y legalizar el uso de la fuerza, abandonando “guerras” como la que se ha desatado contra médicos. Si esto no se cumple no habrá esperanza de cambios de actitud que hagan posible que predomine el respeto a la disidencia de ideas y, sobre todo, que se construya una sociedad justa y solidaria.

Lamentablemente, se van acumulando acciones intolerantes propias del sectarismo. Se usa el poder para imponer políticas, y aún caprichos, a contrapelo de la práctica democrática de atender el clamor popular y la voluntad ciudadana expresada en las urnas que hace más de un año consagró el reconocimiento de un elemento esencial de la democracia: la alternancia en el poder.

Pero hay más: no se da señales de que habrá rectificación de políticas equivocadas. Por ejemplo, se insiste en mantener empresas estatales deficitarias que fueron creadas con ánimo demagógico, con un sello estatista que tan frecuentemente termina por fracasar. Esto, además, de un visible incremento de los casos de corrupción.

Este mismo talante negativo se advierte en la actual política internacional que ahora se basa en la permanente provocación e insultos a medio mundo, perdiendo seriedad y prudencia y, lo que es peor, que puede conducir al aislamiento del país al que otrora avizoró don Luis Fernando Guachalla, como “tierra de contactos y no de antagonismos”.

En suma, nada se hace para cambiar las tercas acciones que desdibujan la democracia e impiden la convivencia solidaria. Pero no se toma en cuenta un refrán popular: “Siembra vientos y cosecharás tempestades”, y vaya que hay empeño en crispar los ánimos en una sociedad que espera paz y justicia.

La sociedad boliviana está ávida de justicia y nada, ni nadie, puede detener la decisión popular de recuperarla. Ciertamente no llegará la hora 25 imaginada por Constantin_Virgil_Gheorghiu, en la que ni la venida del Redentor podrá salvarnos. Será, en cambio, la hora cero, la del nuevo y ansiado amanecer.

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