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Dante N. Pino Archondo

Adiós a las armas


2017-06-28 - 10:44:33
La ideología marxista-leninista que invocó la izquierda guerrillera para levantarse en armas se fundamenta en la afirmación de que la única vía para terminar con el sistema de explotación capitalista era la insurrección popular, insurrección que debía llegar por el uso de las armas ejercitando la violencia revolucionaria. La guerrilla de las FARC en Colombia invocó ese principio; y por ahí vamos, se lanzaron contra el Estado capitalista burgués, pensando en escribir la historia - como lo hizo el comandante Castro allá por los sesenta con el ejército de Batista- y con la gloria de derrotar a las Fuerzas Armadas de Colombia, para ingresar a paso de parada en medio del fervor popular aclamados como los dueños del nuevo poder que tendría la noble misión de instaurar el comunismo. Cincuenta años estuvieron en esa prédica, matando, secuestrando, extorsionando y todo ello en nombre de la revolución. Esa lucha armada, como les gusta denominar a los jerarcas de las FARC, estaba sustentada en el apoyo del pueblo, al que si no le gustaba lo que hacían lo mandaban a volar por los aires o lo conminaron a pagar el impuesto revolucionario bajo pena de asesinar a sus familias. Una bonita forma de pedir apoyo y una mejor forma de obtenerlo, razón por la cual, a medida que hubo transcurriendo el tiempo ese pueblo se cansó de tanta barbaridad y de tanta explotación revolucionaria, que las FARC ya no tuvieron otro remedio que ir a buscar recursos en otra parte, lo que les llevó a ser socios del narcotráfico.

En resumen la gloria revolucionaria de liberar al pueblo y terminar con su explotación acabó siendo una buena idea para explotarlo, secuestrarlo y exaccionarlo sin piedad, y de esta forma la guerrilla patriótica se convirtió en guerrilla delincuencial y en vez de liberar terminó siendo carcelera y en vez de luchar contra el capitalismo se convirtió en socio del narcotráfico que es por excelencia el capitalismo en su versión más sangrienta.

Con estas medallas al mérito, las FARC se fueron mermando y debilitando al mismo tiempo que sus ideales ya no convencían ni suscitaban apoyos en las esferas políticas y menos en la clase obrera. Paralelamente el Ejército Colombiano en el gobierno del señor Álvaro Uribe, les propinó sendos golpes de los cuales no se podían levantar y estaba claro que en poco tiempo serían derrotados militarmente.

Y he aquí que surge la mano salvadora del Presidente Juan Manuel Santos y en el momento en que más necesitaban de ella. Cómo no tomar esa mano salvadora?

Pero quede claro. Si el Presidente Santos terminó a las FARC por el camino de los acuerdos lo hizo como vencedor, y lo que las FARC deben reconocer es que fueron vencidas políticamente y desarmadas militarmente. Se ha demostrado al mundo que estos guerrilleros no pudieron con el Estado ni con la Democracia, aunque ese Estado al que juraron combatir y terminar les de alguna ayuda para que se recompongan en la política permitiéndoles incorporarse al juego democrático.

Las FARC han sido derrotadas. Eso está demostrado. Ahora a los que quedan de ellas veremos si la política y el pueblo en las urnas, les da vida.

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