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Dante N. Pino Archondo

Los mandatos históricos en Bolivia


2016-08-22 - 20:00:44
Los gobiernos tienen la obligación de cumplir con los compromisos nacionales que tuvieron a bien ofertar en los procesos electorales. Se entiende que estas ofertas son el fruto de una profunda reflexión política, económica, social y cultural que desarrollaron con anterioridad y que recibieron, en el voto, la aquiescencia de la ciudadanía para llevarlas a cabo.

En la historia nacional de los últimos sesenta y seis años en Bolivia solo un partido político tuvo la capacidad de proyectar programas de cambio estructurales que significaron verdaderas revoluciones cuyos resultados modificaron la realidad y crearon condiciones indispensables para resolver los viejos problemas que impedían su desarrollo como nación.

Si repasamos la historia, aquella que no está descrita por lo circunstancial sino por los hechos que cuentan a la hora de explicar la realidad objetiva, Bolivia ha tenido en el Movimiento Nacionalista Revolucionario el único partido con la creatividad y suficiencia para mostrar el camino a recorrer en cada hito en el que tuvo que actuar.

En 1952 después de una larga lucha por la reivindicación de los intereses nacionales, el MNR ejecutó tres medidas cuyos efectos tuvieron un impacto determinante en los veinte años siguientes: nacionalizó la minería privada, llevo a cabo una reforma agraria y determinó el voto universal. En aquella época tales políticas resultaban en el contexto internacional una provocación al orden establecido casi intolerable, pues convertía al Estado en un actor indispensable en el desarrollo nacional, a la vez que convertía al indio en ciudadano con plenos derechos. La inclusión social se produjo entonces reafirmando su derecho a poseer la tierra que trabajaba y participar de la vida política en condiciones de igualdad.

De estas políticas se benefició todo el ciclo de las dictaduras militares a partir del año 1966, cuando el General Barrientos Ortuño derrocó al Dr. Víctor Paz Estensoro, hasta el año 1982 cuando se produce la transición a la democracia con el gobierno del Dr. Hernán Siles Suazo.

Ninguno de los gobiernos militares pudo desandar el camino trazado con esa revolución, todo lo que hicieron fueron acompañarla con medidas coyunturales de corto plazo. Unos por rutas más cercanas a los principios de abril y otros buscando salir de ellas. Pero ningún gobierno de ese ciclo logró derribarlas.

El año 1985 el MNR vuelve a ser gobierno. Y tiene otra vez el mandato de reorientar la situación nacional frenando una inflación provocada por los desgobiernos militares del general Banzer y sucesores, cuya herencia recibió el Dr. Siles Suazo. Es cuando se dicta un Decreto que determina un cambio estructural en el ordenamiento económico, emitido por el Dr. Paz Estensoro en su tercer mandato constitucional con el número 21060 que pasó a ser una norma indispensable para encaminar la economía hacia la ruta del crecimiento y posterior desarrollo de sus fuerzas productivas. Sin esa medida Bolivia hubiera transitado por el camino que hoy agita a Venezuela.

De esta nueva política económica, se beneficiaron los gobiernos del pacto por la democracia, desde el año 1985 hasta el año 2005. Otra vez, ninguno de ellos pudo desandar el camino que trazó esa política. En el transcurso de este recorrido histórico que hacemos, el Decreto 21060 que había cumplido con sus objetivos a plenitud, no fue suficiente para generar las condiciones de crecimiento y desarrollo requeridos, y es en ese entendido que el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR) el año 1993 gana las elecciones ofertando un programa de capitalización de las empresas nacionales estratégicas, que hasta ese momento se constituían en una pesada carga económica que no permitía liberar las fuerzas necesarias para captar la inversión extranjera. Ha sido la tercera medida estructural que ha sustentado el ciclo 1997-2016 y sus efectos le han permitido al actual gobierno de Evo Morales recibir ingresos públicos por 525 mil millones de bolivianos (¿Dónde está la Plata? Roberto Laserna) estos recursos son la causa para la prolongación del actual gobierno.

Todo lo anterior demuestra que fuera del MNR, en Bolivia, no hubo otra organización política capaz de generar los cambios estructurales que este partido hizo. Queda para la reflexión en esta coyuntura que muestra el fin de la época de bonanza, ver si otras agrupaciones políticas serán capaces de hacer lo que el MNR hizo en la historia nacional o si tendremos que esperar su retorno para tener nuevamente un programa de cambios necesarios que frenen el actual retroceso en el que Bolivia se encuentra.

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