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Fernando Rodriguez Mendoza

Paga el invitado de palo


2015-03-17 - 13:57:11
En la vida de este inefable Estado Plurinacional hay reiteradas actitudes que, de manera cíclica y como estaciones del tiempo, se vienen repitiendo con muy pequeñas variaciones. Una de ellas, a manera de simple recordatorio, es que a comienzos de año recién se empiezan a poner a punto las escuelas y, en algunas casos (muchos para un país serio), ni siquiera los alumnos disponen de pupitres. Y así tenemos otras cantaletas repetitivas anuales en la vida de este país.

Cada año-ahora se adelantó, me imagino que por la época electoral-, el Gobierno dispone el aumento salarial de los trabajadores en los porcentajes que ve conveniente, sin considerar si afecta la productividad o el desarrollo de las empresas, y estas deben cumplir sin discusión con esos incrementos salariales. Este mecanismo no deja de ser perverso por varios motivos: el más importante es que quien debe asumir el pago de esta medida es el empresario privado, que simplemente es un invitado de palo en las negociaciones de las autoridades y los trabajadores; no puede opinar y mucho menos intentar hacer conocer su posición, simplemente debe pagar, se aumente o disminuya la productividad de la empresa, esa no es una variable a tomarse en cuenta. Otro motivo es mantener satisfecha a la burocracia estatal, toda vez que no les interesa aportar, ponerle empeño y mejorar; los burócratas van a tener un incremento salarial, y punto. Es muy clara la ecuación: mientras crezca la burocracia y se imponga un salario mínimo sin considerar productividad, la informalidad es el resultado de la misma.

Esta imposición de salario mínimo y porcentajes obligatorios de incremento, si bien no es nueva (hubo en gobiernos de la República), tiene una connotación demagógica que, al final, perjudica más al trabajador que beneficiarlo. El empresario prefiere reducir costos y afectar al empleo, es decir, no contrata (no se crean nuevas fuentes laborales) y procura reducir lo que tiene, quedando el trabajador sin empleo y con la informalidad como salvación. Es una rueda con características negativas sin cambios en el futuro, además de que el empresario asumió su papel de invitado de palo.

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