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Saúl Dávila Tórrez

Decapitando la información veraz


2014-08-27 - 11:58:03

La imagen real de lo que nuestros ojos incrédulos y pasmados han visto el pasado 19 de agosto, de un verdugo del grupo terrorista islámico ISIS, decapitando cobardemente al periodista estadounidense James Foley, desaparecido en Siria en 2012, es el arquetipo de cómo gobernantes de modelo autoritario utilizan todas las formas a su alcance para cercenar la información veraz, imparcial, porque ésta denuncia las atrocidades de la guerra, la guerrilla, el abuso, la prepotencia, la represión, la persecución, la intolerancia, la corrupción, el narcotráfico, el uso discrecional de los bienes del Estado, el despilfarro de las arcas nacionales, el asesinato, y hasta el terrorismo de Estado.

El brutal acto fue reivindicado por el grupo yihadista "El Estado Islámico de Siria e Irak" (ISIS por sus siglas en inglés) en un video publicado o­n line que muestra el bárbaro asesinato. Según el departamento de Defensa de EUA, es más que una fracción terrorista radical, se trata de un “proyecto de Estado con armas sofisticadas, una ideología totalitaria, y abundante financiación que procede de apoyos externos y la toma de recursos, para proseguir su ofensiva y sentar las bases de su califato”.

Antes de su muerte, Jim Foley envió un mensaje a su familia a través de un compañero de celda que fue liberado por el grupo terrorista. En una parte saliente escribió: “Recuerdo tantos grandes momentos familiares que me sacan de esta prisión. Sueños de la familia y amigos me liberan y la felicidad llena mi corazón…”.
¿Cómo entender las expresiones de Jim de sentirse libre y con el corazón feliz en semejante situación de un prisionero en manos de la peor calaña de esbirros? Bien decía el Maestro de Galilea: “No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar”. Probablemente, si Jim Foley hubiera tenido otra profesión, hoy podría estar disfrutando de una vida placentera y un trabajo confortable, pero el hecho de ser periodista lo condujo hasta una muerte sin juicio, sin posibilidad de defensa, una muerte de las más indescriptibles y horrendas que el ser humano puede ser sometido.

Y es esto lo que queremos analizar ahora. Los estados autoritarios, aún aquellos que tienen la falsa etiqueta de “democráticos”, tienen una característica, como ISIS: Acallar la verdad, y por lo tanto eliminar a quienes la difunden.

Una manera de decapitar la verdad de la información es cuando los gobernantes se apoderan de los medios informativos, sean estos escritos o audiovisuales, y se compran a los comunicadores con dinero, con cargos públicos y otras prebendas, estos tales no son dignos de ser llamados periodistas, porque el “Periodista” es un individuo moralmente bien estructurado, diferencia con claridad el bien del mal, lo verdadero de lo falso, y se apega siempre al bien y a la verdad; no acepta coimas ni sobornos, no es un adulador de los administradores de la cosa pública, ni de los privados. Quienes se apoderan de medios de prensa escrita o audiovisual para desinformar y manipular la verdad, ocultan su rostro detrás del poder político y el poder económico.

Decapitar la verdad de la información es crear leyes y normativas que coartan la libertad de pensar, de expresar las ideas, de informar y ser informado con imparcialidad, y es precisamente eso lo que ha sucedido y sucede en los regímenes de corte despótico, utilizan el amedrentamiento, la persecución, la cárcel, y hasta la desaparición del periodista que esgrime con valentía y capacidad  la verdad de la información, de la noticia, en el reportaje, en un simple artículo, o nota de prensa. Quienes promulgan dichas leyes esconden el rostro detrás de un decreto, de una ley, o de una institución del Estado.

La verdad periodística es decapitada cuando los propietarios de medios informativos escritos y audiovisuales, los jefes de redacción, y los editores autocensuran la información en aspectos que sí deben ser dados a conocer a la opinión pública, pero prefieren ocultar la veracidad de los hechos, a veces por temor a las represalias de las autoridades, o la toma de las empresas periodísticas. Lo mismo nos pasa a los periodistas a la hora de redactar nuestras notas; y a veces, por no perder la fuente laboral nos sometemos a la autocensura. Y no se trata de enfrentarse ciegamente a la autoridad, hay formas más que elocuentes que la riqueza del idioma nos da para informar con inteligencia la veracidad de los acontecimientos sin necesidad de maquillarla.

Existe una manera sutil de censurar la información periodística veraz, es el espacio publicitario comprado por empresas e instituciones públicas y privadas en los medios de información. Se escucha decir: “No podemos informar nada en contra de tal o cual empresa o entidad -sea pública o privada-, porque nos paga por publicidad y/o propaganda”. Esta es la realidad en la que se encuentran muchos medios informativos, y se ven sometidos a una censura indirecta por la proganda y la publicidad, por no tener un soporte económico que los haga completamente independientes. También hay gobiernos que infringiendo la ley no ponen su propaganda política en empresas periodísticas que las consideran opositoras; al final, éstas sucumben ante la necesidad económica, y caen en la censura indirecta.

El genuino periodista no traiciona sus principios y valores, tiene cuna, lo que aprendió en el hogar vale más de lo que le enseñó la escuela o la universidad. Jim Foley en su último nensaje comienza diciendo: “Querida familia y amigos, sé que están pensando en mí y orando por mí. Y estoy muy agradecido. A todos los siento especialmente cuando oro. Oro para que puedan mantenerse fuertes y creer. Realmente siento que puedo tocarlos, incluso en esta oscuridad, cuando oro”.

El periodista de valor tiene fe, ora, conversa con su Creador, confía en Él, y está dispuesto a dar la vida por la verdad, porque el Maestro por excelencia que lo guía hizo eso, dio su vida por muchos. Ahora entendemos por qué un “periodista” que se diga ateo, será solo un comunicador, pero carece de alma, y una información sin alma pierde su escencia, es proclive a la falsedad. El Periodista no es un fanático religioso que cree tener lo absoluto de la verdad, conoce sus limitaciones, es compasivo con los más débiles, con los que sufren hambre, pobreza y persecución, es amante de la paz, por eso denuncia la violencia, venga de donde venga; pero siempre estará del lado del derecho a la libertad en todas sus formas.

La Federación Internacional de Periodistas (FIP) expresó su profunda conmoción tras la espantosa decapitación del periodista estadounidense. En el video difundido globalmente, se ve un hombre enmascarado llevando a cabo la ejecución de Foley, después de un discurso en represalia por los ataques aéreos estadounidenses contra el grupo yihadista en Siria. "Este asesinato horrible y cobarde de un hombre desarmado es otra llamada a la acción para proteger a los periodistas y civiles que se convierten brutalmente en el blanco de los grupos armados y terroristas", advierte Jim Boumelha, presidente de la FIP. "Instamos a la comunidad internacional para hacer frente a la barbarie y decir: ¡no más!", urgió. De la misma forma, Beth Costa, secretaria general de la FIP, resalta: "Estamos profundamente entristecidos por la muerte de James”, a tiempo de expresar sus condolencias a la familia, a su madre y a todos sus amigos y compañeros de trabajo.

Por su parte, Reporteros sin Fronteras (RSF) expresó su más enérgica condena por el asesinato del periodista norteamericano, calificando el hecho como “horroroso y cobarde”. Camille Soullier, directora del Despacho Américas de la organización en entrevista con la Voz de América dijo que, “este hecho es indignante y un caso muy impactante”. Según la misma fuente Foley fue secuestrado en el norte de Siria junto a otros periodistas españoles y franceces, y fue el más maltratado porque era estadounidense, y además porque los yihadistas obtuvieron información a través de internet de que su hermano trabajaba en la Fuerza Aérea de EUA. “Este tipo de acciones contra los periodistas son condenables porque se trata de personas inocentes. Lo que se debe entender es que se trata de periodistas, ellos no trabajan con el gobierno de Estados Unidos, son inocentes. Ellos están allí para informar al mundo sobre la realidad de un conflicto", sostuvo Soullier.

La o­nG ha lanzado una página web de tributo a James Foley (http://jamesfoley.rsf.org), asesinado tras permanecer como prisionero cerca de dos años. El sitio recoge los testimonios de las personas que le conocieron -personalmente o por su trabajo- y describe al reportero como un "periodista extraordinario" que "aborrecía la violencia y a quien movía sacar a la luz el sufrimiento por el que pasan las víctimas de la guerra”, en algunos de los conflictos más recientes, como el de Libia o el de Siria. "Mientras estuvo cautivo por el Estado Islámico permaneció imperturbable ante las amenazas, agarrado a la esperanza de que podría volver a casa. Valiente y sereno, transmitió su esperanza a sus compañeros de cautiverio", asegura RSF, que se ha mostrado esperanzada en que la memoria del periodista sirva para levantar una "batalla" por la seguridad de quienes, "como él, exponen los horrores de la guerra". En este sentido, han animado a sus compañeros de profesión, y a "todos los ciudadanos preocupados por la libertad" a dejar sus mensajes de condolencias y su sentir por el asesinato del periodista. "Mantengamos vivo el espíritu de este talentoso y comprometido periodista, James Foley", ha pedido la organización.

El periodista James Foley escribiendo a su familia y amigos nos deja implícito un mensaje connotativo,  profundo y convincente a quienes ejercemos la noble labor periodística: “He tenido días débiles y fuertes. Estamos muy agradecidos cuando alguien es liberado; pero por supuesto, anhelamos nuestra propia libertad. Tratamos de animarnos entre nosotros y compartir fuerza”.

(*) Periodista. Analista de temas sobre el Medio Oriente.

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