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Susana Seleme Antelo

Todo al revés y además apesta


2013-09-02 - 23:52:57

Vuelvo al oficio del periodismo independiente y del análisis político crítico, como sobreviviente de una septicemia que me produjo un compromiso multiorgánico que casi me manda a la otra vida, si es que ella existiese.  De ser así ¡qué rabia me hubiera dado morirme! Entre otras razones, porque no  hubiese podido seguir dando lucha contra el régimen de Evo Morales Ayma, en cuya concepción política y filosófica están ausentes el respeto a los Derechos Humanos, al oponente político, al pensamiento crítico, a la prensa libre e independiente, a la transparencia  en el manejo de la cosa pública y a la práctica democrática de alternancia en el poder, entre otras malandanzas políticas autoritarias. 

Para Morales, el ‘Vice’ y sus conmilitones, su reproducción en el poder político no conoce límites y cada vez se aleja más de los términos democráticos en que debiera darse la transición  de un gobierno a otro. Es decir, el  traspaso de poder del gobierno en elecciones limpias, sin manipulación de votos y sin observadores internacionales complacientes, dicen algunos, y otros “alcahuetes” a los que sumo.

Como el representante del Centro Latinoamericano y del Caribe de Demografía (CELADE) ya no importa ni siquiera su nombre. ¿A que vino este señor, quien con el mayor desparpajo nos dice a los bolivianos que aceptemos los resultados fraudulentos dados por el régimen? Vino a avalar sus datos sobre el malogrado censo 2012, porque entre bueyes no hay cornadas: se cuidan unos a otros pues son parte de la tolerante clase política y de la burocracia continental e internacional cuando se trata  de preservar poder político, económico, sus abultados sueldos, sus intereses y sus privilegios.

Ya antes de la  desafinada voz de Celade, Naciones Unidas y el Banco Mundial, los primeros en desafinar  con el sentir de la mayoría del pueblo boliviano, habían respaldado los datos dados por el gobierno sobre el censo. A ninguno de ellos se les ha movido un pelo que el régimen de Morales le haya  estafado a  Bolivia 360 mil habitantes ni la reducción de la tasa de crecimiento entre 2001 y 2012, frente a datos de anteriores períodos intercensales.  Tampoco que el censo se hubiera convertido desde sus inicios en un instrumento de dominación étnico-ideológica, para hacer prevalecer su utilitaria visión ‘indígena-originario-campesina’, amén de aymara-centrista, eliminando la categoría mestiza, lo que les resulto un boomerang, pues si algo vale  es que 60 % se declaró mestizo  en la boleta censal.

Demasiadas chapucerías, como la improvisación, el corre-corre a último momento para la selección y preparación de empadronadores –había riesgo de que se perdiera el financiamiento pues el censo llevaba más de un año de atraso- como ausencia de boletas censales, personas sin censar en algunos municipios y en otros a medio censar; traslado marrullero de personas desde zonas urbanas hacia poblaciones rurales para incrementar su padrón y recibir más recursos; bloqueos y problemas varios.  Y todos ellos, sin haber sido tomados en cuenta por los organismos internacionales.  ¿Se llamarán a la reflexión ahora que el director del Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó su renuncia “por razones de salud”? Más parece pretexto, pero el daño a la credibilidad de la institución ya está hecho, con el concurso de su ex director,  el beneplácito de la ministra de  Planificación y las órdenes  de los mandamases del más alto rango.
Otro ejemplo de desprestigio de organismos internacionales en Bolivia es el caso ‘Porvenir’ en Pando, en septiembre de 2008,  y el aval que una comisión de la recién creada Unidad de América del Sur (UNASUR) financiada y liderada desde Venezuela por Hugo Chávez Frías (+) avaló la descomunal patraña de genocidio en aquel lugar. En los hechos se trató de un enfrentamiento entre fuerzas leales al entonces prefecto  Leopoldo Fernández y otros grupos armados por el gobierno, cuyo único fin era sacar del cargo a esa autoridad,  detenerlo, meterlo preso y  abrirle juicio, hace ya casi 5 años, sin sentencia ejecutoriada, solo por ser autonomista y parte de la entonces llamada Media Luna: Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija.

¿Y qué han dicho frente en las reiteradas violaciones a los derechos de los pueblos indígenas del Oriente, del manoseo a la consulta previa en el TIPNIS, incluida la brutal represión en Chaparina, en septiembre de 2011, durante la IX Marcha que exigían el respeto al territorio, a su hábitat y al ecosistema? Y qué sobre las órdenes de aprensión a sus máximos dirigentes Adolfo Chávez, Fernando Vargas y Pedro Nuni, refugiados en la sede de una subcentral del Parque y protegidos por  sus hermanos indígenas.

Tampoco se les ha oído pronunciarse sobre el vergonzoso complot terrorista-separatista contra 39 ciudadanos de Santa Cruz, Beni y Pando, solo por ser autonomistas, no terroristas ni separatistas. Todos ellos  sometidos a prisión, juicio, exilio, acoso  y escarnio a sus familias, como a la del empresario Branko Marinkovic,  ex dirigente cívico, exiliado, no fugado, como calificó un desaprensivo periodista local. No se tomó el trabajo de contrastar la malintencionada información del régimen,  que pretende involucrarlos con actividades ilícitas,  ajenas a su rubro agroindustrial exportador de soya, con un prestigio de 60 fructíferos años en ese campo.

La famosa comunidad internacional mira de palco las violaciones a los Derechos Humanos que comete el régimen, y ni se inmuta con las últimas declaraciones del húngaro Êlod Toásó, uno de los dos sobreviviente del terrorismo de Estado practicado por esbirros del poder político, en el hotel Las Américas de Santa Cruz, el pasado 16 de abril de 2009. El escalofriante relato del joven Toásó, apunta a algo que se sospechaba hace años: que a los tres asesinados extrajudicialmente aquella madrugada,  pudieron haberlos matado en otro lugar y luego sembrado sus cadáveres en sus respectivas habitaciones, amén de otras aberraciones contra esos  detenidos, en abierta contravención al ordenamiento jurídico y humanitario nacional e internacional en el caso de prisioneros  políticos.

El arte de la mentira en política, es el arte de los impostores, como son los del régimen de Evo Morales Ayma. Dicen ellos que la pobreza ha disminuido en Bolivia, y no aclaran que no es precisamente por la generación de industrias y empleos productivos, sino por la actividades ilícitas del contrabando, la extorsión de guante blanco y la delincuencial,  amén de la cada vez más agresiva cadena de la producción de cocaína, narcotráfico y crimen organizado.
Compran aviones  y helicópteros en millones y millones de dólares, pero el régimen no se conduele de que la población carcelaria en el país malviva con menos de 1 dólar cincuenta centavos por día, como en los países más pobres del mundo. Comen mal y pésimamente, son víctimas de atroz hacinamiento, retardación de justicia, están sujetos a la ley del más fuerte y de grupos delincuenciales, al margen de la policía y la autoridades que debieran velar por su seguridad y reinserción social. El resultado de ese explosivo coctel de desidia son los 32 muertos y más de 60 heridos por quemaduras en la cárcel cruceña de Palmasola, producto de la pelea brutal por el control del poder interno en ese penal, un inframundo que desmiente los logros que se adjudica el régimen.

Como volví, sigo el próximo domingo porque en Bolivia todo está al revés y apesta a mentiras y más mentiras.

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