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Dante N. Pino Archondo

La inconducta tiene precio


2012-10-09 - 23:00:30

Durante los días del 1 y 2 de octubre pasados, en Lima se llevó a cabo la Cumbre de los países de América del Sur y Países Árabes (ASPA) Esta cumbre tiene como miembros a 22 países árabes y 12  miembros de UNASUR.

La importancia de esta cumbre está en los acuerdos que promueven negocios y por otra parte en las declaraciones que se hacen en un marco de solidaridad mutua que busca apoyar demandas internacionales como las de Palestina, la situación Iraquí y Siría, la posición argentina respecto a las islas Malvinas y otros que confieren un enfoque común a la lucha contra las drogas y la búsqueda de la paz y el progreso para los pueblos.

Más allá de la posición política y diplomática que asume la cumbre, la proyección del Perú en este caso se vio favorecida con la disposición de los países árabes para realizar negocios y se habló de doscientos millones de dólares en Hotelería promoviendo el turismo, inversiones portuarias y otras relacionadas con la infraestructura carretera, que tiene en la cartera del Gobierno peruano más de quince mil millones de dólares destinados a ello.

Negocios es la palabra, porque ella deriva en inversiones que abren las puertas del intercambio y por tanto del fortalecimiento de la economía. Está claro que los Jefes de Estado que asistieron a la cumbre tenían conocimiento cabal de los temas a tratar. Asuntos que se agendan con la debida anticipación y discusión previa entre las Cancillerías.

Resulta por tanto descomedido e inoportuno que un Jefe de Estado utilice el Foro para plantear asuntos que no fueron acordados, uno de ellos fue el reclamo marítimo que hizo el Presidente Morales a Chile. En tono destemplado, comparando a esa república con el Estado de Israel como un país que amenaza la paz, es decir, se refirió a dos Estados sin ningún  cuidado que la diplomacia exige en todo momento, cuando Jefes de Estado están presentes.

El resultado de este abrupto diplomático fue el silencio de los Presidentes sud americanos y luego la espalda que le mostraron al momento de la foto final dejándolo solo. Una forma de expresarle que ya es cansadora la conducta que tiene el Presidente Morales en estas ocasiones. Resulta un personaje con el cual es mejor no hablar porque nunca se sabe lo que puede decir o declarar.

A Bolivia esta clase de situaciones no le ayudan, menos en el reclamo marítimo, pues nos observan como un país que improvisa, reclama y desconoce las formas  con las que se relacionan los Estados.

Somos el hazmerreír continental y  el ridículo no es algo que nos ayuda en el planteamiento marítimo. No se trata de convertir esta manera de ser y de hacer las cosas en burla simplona calificándolas de "evadas", porque es la imagen nacional la que sufre.

Parece que el gobierno considera la conducta provocadora, desafiante y bravucona como algo digno de realzar. Y esto tiene sus raíces en la formación personal de alguien que cree que para ser macho hay que ser atrevido, de esas chiquilladas que muestran al alumno que pega, que copia los exámenes, que hace la burla del profesor, que es el cabecilla de la pandilla el que merece los honores de llamarse líder o jefazo.

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