Fernando Rodriguez MendozaHacedores de cultura
2012-10-01 - 22:12:41
En agosto cumplió 27 años de actividad ininterrumpida una importante institución cruceña como es Chaplin Show. No puede entenderse a Chaplin Show como un simple lugar de espectáculos y de divertimiento. Chaplin Show, además de esa básica intención de dar un espectáculo tipo ‘café concert’ en esos largos años de casi tres décadas, ha tenido intervención fundamental en la formación de nuevas generaciones de actores y cada uno de ellos ha aportado al desarrollo cultural de Santa Cruz.
En los más de 1.400 fines de semana de actividad, Chaplin Show fue entregando a la población cruceña mensajes críticos sin rebajarse al nivel del insulto o la fácil adjetivación, pues en este tipo de actividad es muy fácil caer en la tentación de incursionar en lo ordinario; en cambio, mantenerse vigentes con espectáculos de humor, paradójicamente serios, que creaban opinión, crítica y criterio sobre diferentes aspectos de la vida regional y nacional, es un logro merecedor del reconocimiento justo y no dejar pasar anecdóticamente un aniversario como cualquier otro.
La formación de nuevas generaciones de actores es muestra suficiente de que se ha hecho algo bien por el desarrollo cultural de Santa Cruz y del país, puesto que en un medio tan superficial y frívolo se lanzaron a actividades creativas de teatro, puestas de escena de diferentes matices dramáticos, musicales, infantiles, entre otros.
Cualquier institución que permanezca en el tiempo y que, además, vaya creciendo sin entumecerse en la fama debe tener una base muy sólida que sustente la creación de algo que día a día vaya aportando a un aspecto tan especial y necesario como es la cultura, tan venida a menos–como cita Vargas Llosa- por una “cultura de masas cuya intención es divertir y dar placer, posibilitar una evasión fácil y accesible para todos, sin formación alguna, sin referentes culturales concretos y eruditos”.
Chaplin Show ahora vale por sí misma y tiene tres pilares valiosos que han creado esta institución y son merecedores de dar nombre y apellido a los éxitos conseguidos, Adolfo Mier, Ernesto Ferrante y Hugo Daza. Sin esos pilares no hubiera sido posible construir esta obra cultural y menos se hubiera conseguido irradiar su influencia más allá de ser simplemente una alternativa de espectáculo de humor para convertirse en lo que son, creadores de cultura, formadores de generaciones de actores y con una sana critica de influencia en muchos aspectos de la vida cotidiana política y social de la región y del país.
Ojalá nuestro país pudiera cambiar ese molde de permanente destrucción de sus instituciones que no le permite consolidarse para tener crecimiento sostenido con instituciones fuertes, sólidas y permanentes y que una obra como Chaplin Show no sea una de esas instituciones que confirman la regla y sea ejemplo para que se le imite y se forme este tipo de hacedores de cultura en todo el territorio nacional.
