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"La Pajcha": santuario de la paraba frentirroja

A sólo 40 kilómetros de Samaipata, sobre el serpenteante camino a Postrervalle, entre escarpados valles y colinas y en una de las cumbres más elevadas de la ruta, aparece una profunda quebrada que encierra uno de los saltos de agua más bellos del Subandino.

Ubicada justamente en el límite de las provincias Florida y Vallegrande, esta cascada denominada “La Pajcha” da origen a un estanque de aguas mansas y cristalinas en invierno y a turbias e inquietas corrientes en época de lluvias.
 
Los farallones de la garganta rocosa, eternamente bañados por la brisa húmeda que se levanta de la cascada de treinta metros de altura, están cubiertos de musgo, helechos y bromelias. Y allí, en los intersticios más inaccesibles de la roca, centenares de bulliciosas parabas, denominadas vulgarmente “frentirrojas”, anidan cada atardecer para pasar la noche en una inusitada invasión de aves que, al caer el sol, inundan de vida, sonidos y movimiento de alas este solitario paraje.
 
El bosque de arrayanes, cedro, tipa y otras especies forestales del ecosistema valluno, que abundan en la quebrada, se extiende denso y siempre verde, gracias a la permanente humedad del estanque que forma el río San Juan al lanzar sus aguas por la cascada.

Texto y Fotos: Jorge Orías Herrera
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